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escalofrío, calofrío

¿Qué es un escalofrío?

Un escalofrío es una sensación de frío, generalmente súbita y violenta. Usualmente acompañada de rápidas e intensas contracciones musculares involuntarias (temblor, tiriteo), con paroxismos de estremecimiento y castañeo de dientes. Puede deberse al inicio de la fiebre causada por una infección, mordedura de algunas serpientes, paludismo, a una reacción de hipersensibilidad a ciertas drogas, a una transfusión sanguínea, exposición a temperaturas frías, alteraciones neuroendocrinas en los centros termorreguladores del hipotálamo, etc. Sentí un leve escalofrío al abrir la ventana. La enfermedad comienza con escalofríos seguidos de fiebre alta.

También una sensación de desagrado por la presencia de algo indeseable o que causa horror. Quedó paralizado ante aquella escena escalofriante, dantesca, horrorosa.

El término “escalofrío” se documenta en español desde el siglo XVII

La palabra “escalofrío» se registra en español desde principios del siglo XVII. Deriva de su forma antigua calofrío (desde el siglo XV), una voz compuesta de la raíz de “calor” y “frío” (calor, -oris + frigidus), de donde cale y frige, que puede interpretarse como “caliéntate” y “enfríate”; debido a que cuando alguien tiene escalofríos por fiebre, tiembla porque siente frío, aunque en realidad su cuerpo está más caliente de lo normal.

Escalofrío: es- más -calofrío 

La voz escalofrío se compone del prefijo es-, del latín ex– que en este caso tiene función intensificadora como en los vocablos “esforzar” y “estremecer”, más -calofrío, su forma arcaica.. 

Escalofrío-calofrío en los diccionarios españoles

Primero fue calofrío y luego escalofrío 

Calofrío aparece en el diccionario de Juan Palet español-francés de 1604. La RAE de 1729 dice: Calofrío. “El acometimiento breve y repetido que hace el frío en el que está mal dispuesto (entiéndase el enfermo), el cual, resistido del calor natural, huye y vuelve: Lo que se experimenta más en el principio del frío, que precede a la calentura intermitente. Es voz compuesta de calor y frío, y se usa regularmente en plural calofríos, aunque el vulgo dice escalofríos. Latín «algor praecursor febris» (frío precursor de la fiebre). Desde entonces tuve unos bostezos y calofríos, que pronosticaron mi enfermedad.

Algor en latín significa “frío”, “muy frío”.

Praecursor “el que va adelante”, “precursor”, “el indicio de algo”.

Febris fiebre”.

Por lo tanto, el calofrío es “frío precursor de la fiebre”.

En cambio, “escalofrío» aparece en la RAE de 1732 y dice: “Escalofrío, lo mismo que calofrío”. Y la edición de 1791: “Indisposición del cuerpo en que a un mismo tiempo se siente algún frío y calor extraño”.

¿Qué sucede en el cuerpo cuando se origina un escalofrío previo a la fiebre?

Un escalofrío es una manifestación de un proceso fisiopatológico subyacente, que no voy a explicar a detalle, pero vale la pena hacer algunas consideraciones.

Homeostasis, un equilibrio dinámico

El cuerpo de todos los organismos se mantiene en un equilibrio dinámico que en biología se llama homeostasis (literalmente “estabilidad mediante la autorregulación”), de manera que se conservan —con algunas variaciones normales— ciertas condiciones en equilibrio o armonía, que permiten el mantenimiento de la salud y la vida. Por ejemplo, en el cuerpo humano: presión arterial 120/70; pH del suero sanguíneo 7,4; frecuencia cardíaca 60-85 /minuto, temperatura corporal alrededor de los 37 °C, la cual se eleva cuando nos da fiebre o calentura, y es en estos casos cuando se producen muchas veces los escalofríos, nuncios de la fiebre que viene. Veamos.

En el hipotálamo se encuentra el centro regulador de la temperatura corporal

La temperatura del cuerpo está regulada por un centro termorregulador que se encuentra en el hipotálamo. Pero cuando hay destrucción de tejidos, ciertos procesos inflamatorios, deshidratación, infecciones por bacterias (pirógenos exógenos), virus u otros organismos, el cuerpo reacciona cambiando súbitamente el punto de ajuste del control termorregulador del hipotálamo, del nivel habitual a un punto más alto, digamos de 37 a 39,5 °C. Es como si uno le subiera el ajuste al calentador de agua porque se va a bañar.

Pero el cuerpo necesita subir su temperatura y eso le toma de 2 a 3 horas 

Sin embargo, al cuerpo le toma unas 2-3 horas alcanzar el nuevo punto de ajuste, debido a que la temperatura de la sangre es ahora menor que el nuevo punto de 39,5 °C. Así que se inicia una respuesta compensatoria para tratar de nivelar la temperatura. Por eso, durante este período, suceden las contracciones musculares (temblores, castañeo de dientes) que generan calor, de modo que la persona experimenta escalofríos y siente frío, aunque su temperatura pueda estar ya por arriba de la normal. Asimismo, la piel se hace más fría debido a la vasoconstricción que ahorra calor.

El escalofrío puede seguir hasta que la temperatura corporal alcance el punto de ajuste de 39,4, cuando los escalofríos desaparecen y la persona ya no siente frío. Ahora bien, mientras que el factor (agentes infecciosos, toxinas…) que mantiene el punto de ajuste elevado continúe, la temperatura corporal es regulada de una manera normal, pero ajustada al nivel alto, es decir, el enfermo permanece afiebrado. Cuando el punto de ajuste baja, porque la infección ha cedido, entonces el cuerpo reacciona y comienza la sudoración como medio para bajar la fiebre y se recupera la temperatura normal de 37 °C.

La fiebre es una respuesta defensiva del cuerpo

La fiebre o calentura es benéfica (mientras no sea muy alta) porque, entre otras cosas, mata muchos microorganismos y tiene efectos adversos sobre su reproducción. También baja los niveles sanguíneos de zinc, cobre y hierro que son necesarios para la replicación bacteriana. Asimismo, el cuerpo, en lugar de “quemar” o consumir glucosa, cambia su metabolismo y consume lípidos y proteínas, privando a las bacterias de su fuente alimenticia. Es por eso que la supresión de la fiebre —si no es muy alta, que pueda causar daño neuronal o convulsiones— por medio de fármacos antipiréticos o febrífugos (aspirina, paracetamol) debe ser evaluada por el médico.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 9 de enero de 2025.

fatal, fatalidad, fatalismo, Parcas, Moiras

Definición de fatal, fatalidad y fatalismo

  • Fatal (adjetivo). Destinado, ineludible, inevitable, desgraciado, infeliz, aciago, desgraciado, mortífero, lamentable, funesto. Un acontecimiento considerado como accidental o contingente o a veces fortuito, imprevisto pero de consecuencias funestas, mortales. Que sucede porque así tenía que ser. Fatal implica la inevitable o ineludible —no sujeta a la mera probabilidad— ocurrencia de muerte o desastre
  • Fatalidad (sustantivo). Desdicha, desgracia, desventura, infortunio. Lo que sucede independientemente de las circunstancias, porque está dicho que ocurrirá, con la idea de que es un designio de los dioses o de seres superiores. Necesidad, con el sentido de aquello a lo que no puede uno resistirse. Evento causado por el destino. Una altísima probabilidad de que algo termine en un desastre. Muerte causada por un hecho desastroso, como un accidente, una guerra, un sismo, un huracán.

“Fatalidad” se forma con el adjetivo “fatal” más el sufijo  de cualidad -idad (del latín -tas, -ātis) formador de sustantivos abstractos a partir de adjetivos, como en barbaridad, naturalidad, brutalidad, efectividad, liviandad, conformidad y muchos más.  

  • Fatalismo (sustantivo). Creencia o doctrina según la cual se acepta que todos los eventos son determinados por el destino y, por lo tanto, son inevitables. El destino de cada persona —y de la humanidad—  está determinado de antemano, con independencia de lo que haga, deje de hacer o desee.  

En “fatalismo” encontramos el adjetivo «fatal» más el sufijo nominal (formador de sustantivos) -ismo del latín  -ismus, y este del gr. -ισμός –ismós. En este caso indica creencia o doctrina como en comunismo, creacionismo, cristianismo, platonismo, marxismo, budismo, etc. Aunque puede indicar otras cosas, por ejemplo: Tendencia, actitud (egocentrismo); proceso patológico (raquitismo, reumatismo); actividad recreativa o deportiva (ciclismo, alpinismo), etc. 

Etimología de “fatal”

El origen del término «fatal» se remonta a las creencias romanas relacionadas con los dioses y sus designios, los oráculos, que eran considerados como absolutamente inevitables, incontenibles, fatales. Ahora fatal conserva cierta idea de lo inevitable, aciago, funesto, desgraciado, infeliz.

“Fatal” deriva del latín clásico fātālis (μοιραιος “moiraios” en griego antiguo que más abajo menciono), adjetivo que significa: relativo o marcado por el hado o el destino, funesto, pernicioso, mortal; de fātum (hado, oráculo, fuerza irresistible y misteriosa, declaración profética, presagio, mala suerte, percance, marcado por el destino, la respuesta que daba un dios, aquello que ordenan las divinidades; también calamidad, desgracia, ruina, muerte). Fātum es el participio pasado del verbo for y su infinitivo fāri (hacer saber, pero con sentido adivinatorio; decir, hablar, profetizar, predecir), porque “fatal” era lo que decían los dioses que tendría que suceder de manera forzosa, ineludible, incontenible.

Nexos indoeuropeos de fātālis, fātum y el verbo, fāri

Estos términos se asocian a la hipotética raíz indoeuropea *bhā- (hablar) que Pokorny tiene en la página 105, raíz también relacionada con los términos latinos fábula (conversación, relato, charla); el verbo fabulari (hablar, conversar); fabulosus (abundante en mitos); el adjetivo infans, –antis (que todavía no habla); φωνή = phōnē en griego antiguo: “sonido, sonido de la voz humana y de los animales”, que dio palabras como afonía, afónico, fonógrafo, fonética, teléforno, micrófono y otras.

Fatal, fate en inglés tienen la misma etimología que fatal en español

En inglés existen, con igual etimología, el adjetivo “fatal” (inevitable, funesto, fatal, ominoso, profético) y el sustantivo “fate” que significa destino, hado, sino; también muerte, ruina, destrucción. Las Fata, Fatae, plural de fātum o Parcae (Parcas) eran, en la mitología romana, las tres deidades, viejas hermanas, Cloto (Kloto), Láquesis (Lakhesisi, Lachesis) y Átropos, que se encargaban de determinar el destino o la vida de cada quien, hasta su muerte. Nada más que el inglés tomó fatal, fate del francés medio, hablado entre los siglos XIV-XVI.

Las parcas romanas y las moiras griegas decidían la fatalidad inescapable 

Este trío de deidades romanas (Parcae) fue tomada de las deidades griegas Moirae o Μοίρᾱς = Moírās (Clotho, Lachesis y Atropos, hijas de Nix —la Noche—, o de Zeus y Temis), mencionadas por Hesíodo: tres mujeres viejas, feas, inflexibles y a veces lisiadas; de μοῖρα = moîra, “destino, porción”, lo que a cada quien le pertenece vivir en esta vida. Las Μοίρᾱς fueron mencionadas por Homero en sus poesías épicas del siglo VIII a. C. Concretamente Μοίρᾱ (Moira) era la diosa griega del destino, la que daba o repartía a cada quien la parte de lo bueno y lo malo que le tocaba vivir.

 εἱμαρμένη, μοῖρα

Al fātum romano, los griegos lo llamaban εἱμαρμένη = eimarméne o también μοῖρα = moira ‘una parte, en oposición del todo’, que también significaba destino fatal, tiempo natural marcado para morir de cada persona —todavía se oye decir, “murió porque ya le tocaba—; parte o lo que a cada quien le toca vivir. También predestinación de los astros, más o menos lo que dice la astrología con sus horóscopos

El karma no es lo fatal o la fatalidad

Como el karma del hinduismo, budismo y sijismo está determinado por decisiones y acciones que una persona elige en su vida previa, entonces no se considera como algo fatal determinado por dioses o fuerzas misteriosas y ocultas, sino una consecuencia de nuestras acciones previas, en vidas pasadas. 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 9 de enero de 2025.

calentura, calenturiento

«Calentura» es sinónimo de fiebre

Calentura (fiebre, pirexia, hipertermia) es un fenómeno morboso o patológico que consiste en la elevación de la  temperatura corporal por encima de las variaciones diarias normales. No se considera propiamente una enfermedad, sino una reacción del cuerpo que nos dice que algo anda mal. Varios factores determinan las pequeñas variaciones de temperatura del cuerpo humano, por ejemplo, según el ciclo circadiano, es más elevada en la tarde que en la mañana. Expresados en grados centígrados (°C) son: Axilar, 35,7-37,2. Oral, 36,2-37,6. Rectal, 36,4-38,2; si se excede el valor máximo, se considera fiebre. 

La medición en la cavidad bucal puede dar lecturas erróneas si la persona acaba de tomar sustancias frías o ha respirado por la boca. La temperatura corporal es ajustada por centros termorreguladores que se encuentran en el hipotálamo —el termostato del cuerpo— que mantiene un balance entre la producción y la pérdida de calor.

Una calentura mayor a 40, 6 °C puede producir un estrés en el corazón y otros órganos. Si excede los 42,2 °C puede ocasionar la muerte, aunque se tiene constancia de algunas personas que han sobrevivido a valores de hasta 44,5 °C. Cuando tenía unos 16 años me enfermé de fiebre tifoidea y tuve calentura de hasta 40,8 grados celsius. Comencé a tener alteraciones en la percepción del espacio. Pero un médico me inyectó metamizol y me prescribió cloranfenicol oral… y ¡adiós tifoidea!

Calentura también significa “excitación sexual” y al que se excita con facilidad lo llaman “calenturiento”. Hace siglos llamaban calentura a una especie de delirio con alucinaciones y propensión a la fuga, que a veces padecían los marineros en regiones tropicales.

sufijo -ento, -enta, -iento

En el vocablo «calenturiento» vemos el sufijo -ento, -enta —suele ser más común la forma -iento— que indica condición o estado físico, como en las voces hambriento, sediento, grasiento, sangriento, calentamiento.

Etimología del término «calentura»

Calentura deriva del verbo calentar, y éste del adjetivo «caliente», a su vez del latín calens, genitivo calentis (estar caliente), participio activo del verbo călĕo, calēre, ‘estar caliente’, ‘abrasarse’, ‘arder’, y en sentido figurado, ‘estar animado’, ‘excitado’, ‘entusiasmarse’. No debe confundirse abrasar, abrasarse (quemarse, arder), con abrazar (estrechar entre los brazos).

Todos los vocablos arriba citados, se vinculan, según Pokorny, a la raíz indoeuropea *‌‌kelə-1. Pokorny 1. *k̑el‑ 551 (American Heritage Dictionary on line) con el significado de ‘tibio’, también asociada a las voces latinas călōrĭfĭcus, ‘calorífico y călŏr, ōris, ‘calor’ (Gaffiot p. 247). Palabras como calor, caluroso, caloría, calentura, calorimetría, calofrío, escalofrío, se relacionan con esta misma raíz.

calent- más el sufijo latino -ura

En el término calentura encontramos el componente calent- de calens, calentis (estar caliente, más el sufijo -ura (latín -ūra) que forma sustantivos derivados de verbos (calentar) o de adjetivos (caliente), como en: hermosura, negrura, amargura, locura, frescura, blancura, ternura, etc.

Calentura-fiebre

Fiebre viene del latín febris. En cambio, calentura no tiene un término concreto de origen en el latín de la antigüedad, aunque sí hay cierta alusión al vocablo que nos sugiere cierta vinculación entre ellos. Por ejemplo: Calere febre (Juvenal) «tener calentura». Milites calentes caede (Lucrecio) «los soldados enerdecidos con la matanza».

Tanto fiebre como calentura son términos que ya aparecen en el diccionario de Nebrija de 1495. La RAE de 1729 dice: Calentura. «Destemplanza en la sangre por calor extraño». «Viene del latino Calor. Latín Febris«. Y agrega:

Una calentura osada

me trahe* con grande inquietud.

Como vos, tengais salud,

lo demás no importa nada.

*Trahe es la forma antigua del verbo traer. Viene del latín traho, trahere: «traer hacia sí», «seducir», «atraer».

DATOS COMPLEMENTARIOS

¿Qué puede causar la calentura?

Se considera calentura leve si la temperatura bucal es de 37,2-38 °C, moderada (38-40 °C) o intensa (hiperpirexia), mayor a 42 °C, que puede producir inconsciencia y lesiones encefálicas irreversibles, por lo que se considera una urgencia o emergencia médica

Una amplia variedad de desórdenes pueden causar calentura. Infecciones como amigdalitis, fiebre tifoidea, influenza, mononucleosis infecciosa de origen viral, paludismo, dengue, neumonía bacteriana, choque séptico, peritonitis, bacteriemia y muchas más. Excepto en casos de infecciones muy severas, temperaturas mayores a los 40 grados raramente ocurren. Pero la fiebre puede también ser causada por daños a otros tejidos corporales, y es común en muchos tipos de tumores, sobre todo, linfomas y algunos cánceres como de estómago, páncreas, pulmón y riñón. En accidentes cerebrovasculares, alteraciones de los mecanismos inmunológicos normales, por ejemplo, en enfermedades del colágeno. También en trastornos metabólicos como la gota, y además puede acompañar a los ataques cardíacos, tal vez por daño al miocardio.

Así mismo, ciertos daños o enfermedades cerebrales, especialmente en los centros termorreguladores (el hipotálamo) y también el hipertiroidismo y su forma aguda, tormenta tiroidea, y otras enfermedades en las que la producción de calor corporal se incrementa. O cuando se consumen fármacos que aumentan el metabolismo.

La más drástica elevación de la temperatura corporal sucede en el golpe de calor —que afecta especialmente a niños y ancianos— y que puede dañar al cerebro, al corazón, los músculos y los riñones; en el que los mecanismos de enfriamiento fallan súbitamente, cesando la sudoración y el flujo sanguíneo a la piel disminuye. Este es el caso en el que temperaturas de hasta 43,3-44,4 °C tienden a ocurrir, y aunque la piel se siente fría, la temperatura interior del cuerpo es muy elevada, y se corre el riesgo de muerte.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 6 de enero de 2025.

fiebre, febril, afebril, febrícula

Definiciones de fiebre, febrícula, febril, afebril

Fiebre

Fiebre es un fenómeno morboso o patológico que consiste en la elevación de la  temperatura corporal por encima de las variaciones diarias normales. No se considera propiamente una enfermedad, sino una reacción del cuerpo que nos dice que algo anda mal. Varios factores determinan las pequeñas variaciones de temperatura del cuerpo humano, por ejemplo, según el ciclo circadiano, es más elevada en la tarde que en la mañana. Expresados en grados centígrados (°C) son: Axilar, 35,7-37,2. Oral, 36,2-37,6. Rectal, 36,4-38,2; si se excede el valor máximo, se considera fiebre. 

La medición en la cavidad bucal puede dar lecturas erróneas si la persona acaba de tomar sustancias frías o ha respirado por la boca. La temperatura corporal es ajustada por centros termorreguladores que se encuentran en el hipotálamo —el termostato del cuerpo—, que mantiene un balance entre la producción y la pérdida de calor.

Una fiebre mayor a 40, 6 °C puede producir un estrés en el corazón y otros órganos. Si excede los 42,2 °C puede ocasionar la muerte, aunque se tiene constancia de algunas personas que han sobrevivido a valores de hasta 44,5 °C. Cuando tenía unos 16 años me enfermé de fiebre tifoidea y  tuve calentura de hasta 40,8 grados celsius. Comencé a tener alteraciones en la percepción del espacio. Pero un médico me inyectó metamizol y me prescribió cloranfenicol oral… y ¡adiós tifoidea!

Fiebre es también cualquier enfermedad cuyo síntoma prominente es la fiebre como: Fiebre tifoidea, f. amarilla, f. de Texas (piroplasmosis en ganado bovino), f. aftosa, f. hemorrágica, f. escarlata o escarlatina, f. Ébola, f. de las Montañas Rocosas, f. puerperal, f. del Nilo Occidental, f. de Malta o brucelosis.

Así mismo, «fiebre» es un estado de excitación, entusiasmo desbordante hacia cierta cosa: Fiebre del Oro. 

Febril

Febril es un adjetivo que significa “que tiene fiebre”, “relacionado con la f.”. También “apasionado”, “ardiente”, “impetuoso”, “inquieto”, “vehemente”. La preparación de la fiesta se volvió una actividad febril.

Afebril

Afebril (adjetivo): Que no tiene fiebre. Con el prefijo a- o an- ante vocal, que indica privación, carencia, falta o negación; del griego ἀ- (a-), ἀν- (an-), como en los términos analgesia, anaerobio, acéfalo (sin cabeza), ápodo (sin patas), áptero (sin alas, como los piojos y las pulgas), anodino, anónfalo (sin ombligo), anoesia (idiotez), anodontia (ausencia congénita de dientes), anodino del griego ἀνώδυνος (sedante, que suprime el dolor, como la morfina y la hioscina).

En febril y afebril encontramos el sufijo -il, del latín -īlis, formador de adjetivos que indican pertenencia o relación. Por ejemplo en varonil, estudiantil, infantil, pastoril, gentil, pueril. 

Febrícula  

Fĕbrĭcŭla significa desde la antigüedad romana “febrícula”, «fiebre ligera». Un término aún usado en medicina para denominar a una f. ligera, generalmente sufrida por las tardes, una calenturita, entre 37-38 °C. A veces el resfriado común cursa con febrícula. Este término está atestiguado en latín renacentista desde el siglo XVI, pero ya existía desde el latín clásico, hacia los siglos I a. C.-I d. C.), en Epistulae ad Atticum de Cicerón: Cartas a Titus Pomponius Atticus.

Fĕbrĭcŭla es término formado de fĕbris (acusativo singular fĕbrem) más el sufijo latino –cula, –culam que forma diminutivos: Fĕbrĭcŭla es, entonces, «fiebre (fĕbris) ligera (-cula)».

SINÓNIMOS DE “FIEBRE”

Calentura, pirexia, hiperpirexia, hipertermia

A la fiebre también la llaman calentura, un término latino que explico en esta entrada. Pirexia e hipertermia son también sinónimos de “fiebre”, neologismos compuestos por elementos tomados del griego antiguo. La palabra hiperpirexia, también de origen griego, se usa para denominar una fiebre excepcionalmente elevada, mayor a los 41ºC o también para nombrar a una fiebre alta no infecciosa.

Etimología de “fiebre”

“Fiebre” es un término documentado en español desde la primera mitad del siglo XIII. Proviene del latín fĕbris (raíz febr-, de bhar- “estar caliente”) y su acusativo singular februm, que desde el latín clásico ya significaba “fiebre”. Con otro sentido (tropo) llegó a significar “tormento”, “suplicio”, “fuente de malestar”.

Divinidad romana Febris

Los romanos tenían a la diosa Febris que se encargaba de alejar la fiebre de los enfermos. Tenía tres santuarios o templos en Roma. El principal y más antiguo se encontraba sobre el Palatino, cerca del Vēlābrum, un barrio donde tenían sus puestos de venta los fruteros y aceiteros. Algo así como un tianguis (del náhuatl tianquiztli) en México.

Algunas expresiones de la antigüedad con febris

  • Febris hœrens (médico romano Celso) “fiebre tenaz”.
  • Febris frigus “el frío de la fiebre”, “el escalofrío”.
  • Febre corripi (Plinio el Viejo) “tener un acceso de fiebre”. Del verbo corripio, corripere, “apoderarse de”. Por ejmplo corripi dolore, morbo “ser atacado por una enfermedad”.

Fever en inglés

Fever en inglés significa “fiebre”. Se documenta como sustantivo desde el siglo XII. Deriva del inglés antiguo (siglos VIII-XII) fēfer, también del latín febris.

Fĕbris y fever se asocian a la raíz indoeuropea *dhegʷh- (calentar, quemar).

Fĕbris proviene del proto itálico (lenguaje no atestiguado precursor del latín) *fexw-ri~, a su vez del protoindoeuropeo *dʰegʷʰ-ri-s- (ardiente, abrasador), una variante de *dhegʷh-  (quemar, calentar), cognado o morfológicamente emparentado con otros términos latinos como: foveo, fovere (calentar, animar); fomentum (fomento, cataplasma); fomes (fomes, yesca); foculum (calentador); favilla (paveza, chispa); favonius (viento céfiro del oeste). En griego antiguo τέφρᾱ = téphra (ceniza); de donde el nombre botánico Tephrosia, un género de plantas leguminosas con más de 600 especies, así llamado por la apariencia cenicienta de su follaje.

DATOS COMPLEMENTARIOS

¿Qué puede causar la fiebre?

Se considera fiebre leve si la temperatura bucal es de 37,2-38 °C, moderada (38-40 °C) o intensa (hiperpirexia), mayor a 42 °C, que puede producir inconsciencia y lesiones encefálicas irreversibles, por lo que se considera una urgencia o emergencia médica. 

Una amplia variedad de desórdenes pueden causar fiebre. Infecciones como amigdalitis, fiebre tifoidea, influenza, mononucleosis infecciosa de origen viral, paludismo, dengue, neumonía bacteriana, choque séptico, peritonitis, bacteriemia y muchas más. Excepto en casos de infecciones muy severas, temperaturas mayores a los 40 grados raramente ocurren. Pero la fiebre puede también ser causada por daños a otros tejidos corporales, y es común en muchos tipos de tumores, sobre todo, linfomas y algunos cánceres como de estómago, páncreas, pulmón y riñón. En accidentes cerebrovasculares, alteraciones de los mecanismos inmunológicos normales, por ejemplo, en enfermedades del colágeno. También en trastornos metabólicos como la gota, y además puede acompañar a los ataques cardíacos, tal vez por daño al miocardio.

Así mismo, ciertos daños o enfermedades cerebrales, especialmente en los centros termorreguladores (el hipotálamo) y también el hipertiroidismo y su forma aguda, tormenta tiroidea, y otras enfermedades en las que la producción de calor corporal se incrementa. O cuando se consumen fármacos que aumentan el metabolismo.

La más drástica elevación de la temperatura corporal sucede en el golpe de calor —que afecta especialmente a niños y ancianos— y que puede dañar al cerebro, al corazón, los músculos y los riñones; en el que los mecanismos de enfriamiento fallan súbitamente, cesando la sudoración y el flujo sanguíneo a la piel disminuye. Este es el caso en el que temperaturas de hasta 43,3-44,4 °C tienden a ocurrir, y aunque la piel se siente fría, la temperatura interior del cuerpo es muy elevada, y se corre el riesgo de muerte.

La fiebre es una respuesta defensiva del cuerpo contra agentes infecciosos

La fiebre o calentura es benéfica (mientras no sea muy alta) porque, entre otras cosas, mata muchos microorganismos y tiene efectos adversos sobre su reproducción. La fiebre también baja los niveles sanguíneos de zinc, cobre y hierro que son necesarios para la replicación bacteriana. Asimismo, el cuerpo, en lugar de “quemar” o consumir glucosa, cambia su metabolismo y consume lípidos y proteínas, privando a las bacterias de su fuente alimenticia. Es por eso que la supresión de la fiebre —si no es muy alta, que pueda causar daño neuronal o convulsiones— por medio de fármacos antipiréticos o febrífugos (aspirina, paracetamol) debe ser evaluada por el médico.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 5 de enero de 2025.

Cupido, concupiscencia, codicia

Cupido, el dios romano del amor

Cupido es el dios romano o latino del amor, hijo de la diosa Venus y del dios Marte. Los romanos adoptaron este mito de Eros (Ἔρος o Ἔρως), un dios griego muy antiguo (ya mencionado por Hesíodo hacia el siglo VII a. C.) del amor y el deseo sexual, hijo de Afrodita (Venus romana) y de Ares (Marte romano). Aunque algunos dicen que Eros nació del  χάος = cháos (véase la entrada “caos”). Otra versión dice que Cupido es hijo de Venus, pero engendrado por Mercurio, el mensajero de los dioses.

Cupido fue representado como un niño  desnudo muy bonito (querubín, serafín) pero lujurioso. Armado con una aljaba llena de flechas colmadas de deseo. A veces se considera como un personaje amenazador, que hace planes funestos, como lanzar sus flechas a personas que jamás se unirían. Sin embargo, en general, era visto como una deidad benéfica por dar ventura a las parejas

En la mitología romana, Cupido (del verbo cupio, cupere, ‘desear, interesarse por’, ‘querer’), también era conocido como Amor (de ămŏr, ōris, ‘deseo, amor, afecto’), página 116.

Concupiscencia

La palabra “concupiscencia” es un sustantivo femenino que significa “deseo de bienes o placeres materiales”, pero muy especialmente de placer sexual. 

Concupiscencia es un cultismo que viene del latín tardío concŭpiscentĭa, que en origen significa avaricia, avidez, deseo de posesiones, apetito; pero el cristianismo luego tomó el término para referirse de manera especial al deseo sexual o carnal exagerado, pecaminoso. Concŭpiscentĭa deriva del verbo (en latín clásico) concŭpīsco, concupiscĕre que quiere decir “desear intensamente, con pasión”. Plinio el Viejo usó el término en sentido metafórico: Faba aquas in flore maxime concupiscit (El haba pide riego cuando está en flor).

Concupiscĕre es verbo formado por el prefijo latino con- que suele indicar totalidad, pero en este caso tiene función intensificadora, más el verbo cupĕre (desear, anhelar) que más abajo explicaré. Así que concupiscĕre es desear (-cupere) intensamente (con-).

Origen del término Cupido

Cupido es nombre que deriva del latín preclásico y clásico cŭpīdo, cupidĭnis que significa antojo, ambición, deseo, pasión amorosa. Cupido aquae (comediógrafo Plauto) “sed”, “deseo de agua”. C. gloriae (historiador romano Salustio) “amor a la gloria”. Differor cupidine ejus (Plauto) “me abraso (con el sentido de encenderse de pasión) en amor”. 

El cŭpītŏr es el apasionado, el deseoso. Cŭpĭntĕr es un adverbio que significa “apasionadamente” y está documentado en escritos del poeta romano Quinto Ennio y también de Plauto, ambos de los siglos III-II antes de Cristo. Cŭpīdĭnĕus es lo perteneciente al dios Cupido; también “bello como Cupido”.

Cŭpīdo deriva del adjetivo cŭpĭdus, a, um

Cŭpīdo es un derivado del adjetivo cŭpĭdus, a, um: “deseoso”, “que desea intensamente”, “apasionado”,  a su vez del verbo cŭpĭo, cupĕre: “desear”, “anhelar”, “interesarse por algo”, “hervir de deseo”. En Cŭpīdo interviene el elemento cup- del verbo cupere recién citado más el sufijo formador de sustantivos -ido (como en “libido”, es decir, todas las energías instintivas y de deseos derivadas del Id o el Ello según la teoría psicoanalítica.

Probable origen indoeuropeo de Cupido, concupiscencia, concupiscente y codicia

Según De Vaan, estos términos probablemente proceden del proto itálico (lengua hablada hace unos 3000 años) *kup-i~, *kup-ei- “deseo”, “ganas” relacionada con la raíz indoeuropea *ku̯ǝp- o *kwep- (humear, agitarse con violencia, hervir).

También relacionada con el latín concŭpiscentĭa (concupiscencia), concŭpĕre (desear ardientemente) y su participio concŭpĭens, -entis (ávido de ser el más importante); así como *cupiditia, de cupidĭtas, cupiditātis, de donde deriva el vocablo  “codicia” (ambición, deseo intenso) 

Y en antiguo griego καπνός (kapnós) en griego, que en origen significa “humo”, pero ya en griego científico médico “dióxido de carbono”, como en acapnia, “deficiencia dióxido de carbono en los tejidos”; neologismo de los años 1910s con el sentido de que el humo contiene este gas.

Un extracto de “La historia de Cupido y Psique” contada por el escritor romano Lucio Apuleyo (siglo II d. C.), nacido en Numidia, África  en su obra Las Metamorfosis o el Asno de Oro

Las Metamorfosis es una historia de aventuras que contiene elementos de mito, magia, sátira y romance, sobre todo la Historia de Cupido y Psique.

Venus sentía celos por la belleza de Psique

Venus, la madre de Cupida era la diosa de la belleza y del amor, indescriptiblemente bella, pero sabía de una mujer también preciosa llamada Psique —ψυχή (psyché) en griego antiguo—, de la que ella sentía unos celos que la carcomían. Por eso ordena a su hijo Cupido que use una de sus flechas para que se enamore de un monstruo, pero, accidentalmente, Cupido se hiere con su propia flecha y cuando ve a Psique queda prendado de su belleza y se enamora perdidamente de ella.

El padre de Psique —un mortal— consulta al oráculo de Apolo quien le augura que Psique será raptada por una especie de dragón y parirá una descendencia monstruosa. Asustado su padre, la abandona en un peñasco para que el monstruo se la lleve. Luego el viento del oeste la lleva a una casa de oro —el palacio oculto de Eros o Cupido—, en la que morará sola, donde por las noches oscuras acude un monstruo y la posee, sin que ella lo pueda ver y se va al rayar el alba. Ese monstruo que no se deja ver es, ni más ni menos, Cupido. Y de tanta visita y noches voluptuosas sucede lo esperable ¡queda embarazada!

Cupido huye y abandona a Psique

Aunque Cupido le prohíbe verlo a la cara, cierta noche Psique —aconsejada por sus hermanas— enciende una lámpara para ver a su marido mientras duerme y, para su sorpresa, ve a un hombre bellísimo, pero Cupido despierta, huye y la abandona. 

Después Psique, ya sola, llora por su amor perdido y vaga por el mundo en su búsqueda. Venus se da cuenta y se alegra de ello, la golpea y se burla de ella y le asigna tareas muy difíciles, hasta que, por cansancio, cae inconsciente y Cupido es quien la encuentra, la despierta y enternecido, le ruega a Júpiter (el dios supremo de los romanos), que permita a él y a su amada Psique vivir por siempre en paz, petición que Júpiter concede, y le dice a Venus que deje en santa paz a los amantes vivir amándose para siempre jamás. 

Para rematar, a Psique le dan ambrosía (del griego antiguo ἀμβροσία, ambrosía “manjar de los dioses”) para que adquiera inmortalidad. Y bueno, todos los dioses festejan la unión de Psique y Cupido con un gran tragantón. Del intenso amor entre Cupido y Psique nace una hija llamada Vŏlŭpta o Vŏlŭpia, la diosa romana del deleite “del latín vŏluptās, voluptatis, “placer”, “deleite” a su vez de vŏlŭp “agradablemente, con gusto, de una forma placentera” (https://hannahfielding.net/psyche-and-cupid/). 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 31 de diciembre de 2024.

Lucio, Luciano, Lucía, Lucinda

Lucio viene del latín arcaico Lucius

Lucio en latín arcaico, peclásico y clásico era Lucius y proviene de lux, lucis (luz). Un nombre de pila o praenomen (también apellido) muy antiguo y de gran popularidad entre los romanos. Por lo tanto, Lucio puede significar “el luminoso” o tal vez “el que brilla por su blancura”. Resulta difícil saberlo con certeza, pero probablemente el nombre se usó para nombrar a niños muy brillantes o sobresalientes en algo, o a lo mejor por ser de tez muy clara. Quién sabe.

Dos reyes etruscos gobernaron Roma en su época monárquica, Lucius Tarquinius Priscus, entre 616-579 a. C. y Lucius Tarquinius Superbus entre 534-509 a. C. 

Lucio Anneo Seneca

Asimismo, Lucius Annaeus Seneca o Séneca el Joven fue un orador, filósofo y escritor romano que floreció en el siglo I d. C. También Lucio I (siglo III) y Lucio II (siglo XII) fueron papas de la Igrasia Católica. 

Lucius (Lucio) es también un nombre bíblico neotestamentario que se cita en Hechos 13:1 (“en Antioquía estaban profetas y maestros: Bernabé, Simón, Lucio de Cirene”)  y en Romanos 16:21 (“Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón…”).

Λούκιος (Loúkios) en antiguo griego

Los antiguos griegos tenían el nombre masculino Λούκιος (Loúkios, tomado de Lucius romano), pero derivado de la voz griega λευκός (leukós) que significa blanco, luminoso, brillante, de donde los términos leucemia y leucocito. Lux y leukós se relacionan con la raíz indoeuropea *leuk- (luz, luminoso). Hay una antigua obra griega de autor desconocido (¿Pseudo Lucian?) que se llama  Λούκιος ἢ ὄνος = Loúkios e onos que se traduce «Lucio o el asno»

Otros derivados de Lucius

Luciano es un nombre masculino. Lucía es la forma femenina de Lucius. Luz (Nuestra Señora de la Luz). Lucila o Lucilla (en latín, el diminutivo de Lucía).

Luciano

Luciano ya existía en latín como Lucianus. El personaje griego Λουκιανός (Lukianós) de Samosata, Siria (c. 130-200), primero fue escultor y luego escritor satírico. Probablemente murió en Egipto. Luciano de Antioquía (¿240-312?) fue un santo martirizado en Nicomedia (Bitinia), bajo Maximino Daia (emperador romano entre 305-313). Luciano tal vez fue decapitado o muerto por inanición. 

Lucía

Santa Lucía de Siracusa. Artista Domenico Beccafumi  (–1551). https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Saint_Lucy_by_Domenico_di_Pace_Beccafumi.jpg

Lucía se interpreta literalmente como “la luminosa”. “Santa Lucía (c. 281-304) fue una mártir de Siracusa durante la persecución de Diocleciano. Según la tradición, se dice que durante el terrible martirio, le sacaron los ojos, por eso se considera patrona de los ciegos y de los enfermos de la vista. 

La leyenda dice que Lucía había dedicado su virginidad a Dios, pero su madre Eutiquia quería casarla con un joven pagano, ante lo cual se negó. Por eso fue castigada por el gobernador Pascasio, que dio la orden de quitarle los ojos. Para sorpresa de todos, antes de ser enterrada vieron que de manera milagrosa de nuevo los tenía, y muy hermosos. Bueno, pero hay otras versiones. Aquí pueden leer más. 

Lucinda

Lucinda —derivado de lux, luz—fue un personaje femenino creado por Cervantes en el capítulo XXIV de la segunda parte del Quijote de 1605, originalmente escrito Luscinda (Fernando González Olle). Tuve una tía materna llamada Lucinda, un verdadero ser de luz que nació en mayo de 1912 y murió en agosto del 2000 q. e. p. d. 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 25 de diciembre de 2024.

Simón, simonía

Origen del nombre Simón

El nombre de persona Simón proviene del latín Sĭmōn o también Sīmōn, referido sobre todo a personas judías durante la antigüedad romana. Este nombre tiene origen hebreo, de donde pasó al griego antiguo. Los griegos lo citan con sentido no religioso al menos desde el siglo VI a. C.

En griego el nombre bíblico era Συμεών (Sumeón, Simeón); tomado del hebreo tשִׁמְעוֹן (Shimʿon) que significa “capaz de oír”, “oyente”, a su vez del verbo שָׁמַע (shamá’,) “escuchar”, “estar a la escucha”, “oír”. Entonces Simeón es “el que escucha o es escuchado por Dios” 

En el Antiguo Testamento, Simeón fue hijo de Jacob y Lea y antepasado de una de las tribus de Israel. En Génesis 29:33 se demuestra que Simeón significa “escuchar”, “oír”, pues dice: “Concibió (Lea) otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: por cuanto oyó Jehová que yo era menospreciada, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón”. 

En el Nuevo Testamento, Simeón fue el judío devoto que proclamó el Nunc Dimittis mientras sostenía al niño Jesús en sus brazos. Por eso también se llama el Cántico de Simeón, más completo Nunc dimittis servum tuum, Domine: «Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra… en Lucas 2. 29-32. Y es que en Jerusalén vivía un hombre justo y piadoso llamado Simeón, que esperaba la consolación de Israel. Y el Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de que viese al Ungido del Señor, o sea a Cristo, ese niño que sostenía en sus brazos (Lucas. 2. 22-28).

Σίμων, el nombre de un ser demoníaco en la mitología griega

Σίμων (Símon) era —según ciertas versiones del mito— también el nombre de uno de los Telchines (Τελχίνες) o malignos en la mitología griega. Cuatro misteriosos dioses marinos nativos de las islas de Ceos y de Rodas. Tal vez este nombre viene del griego  σιμός (simós) que significa ‘chato’, ‘nariz plana’ que luego pasó al latín como simus y por último al español “simio”, por tener estos primates plana su nariz.

OTROS PERSONAJES DE LA ANTIGÜEDAD CON EL NOMBRE DE SIMÓN

  • Simón Pedro o San Pedro. Uno de los 12 apóstoles de Jesucristo, cuyo nombre original era Simón, pero después Jesucristo lo llamó Pedro. Nacido en Betsaida y de oficio pescador en el lago de Tiberíades. Junto con su hermano Andrés, así como con Juan y Santiago, fue testigo de grandes proezas, como la resurrección de la hija de Jairo y la agonía en el huerto de los olivos.

Simón Pedro (Pedro) cae en prisión bajo la persecución de Lucio Domicio Nerón y, según Eusebio de Cesárea, lo empalaron o lo crucificaron de cabeza el 29 de junio del año 67 d. C., porque él así lo pidió, pues no se sentía digno de morir como su maestro Jesús. Finalmente muere en la colina del Vaticano. Por eso es “San Pedro, apóstol de la ciudad de Roma”. Ese mismo día, Pablo es decapitado en la vía Ostiense.

San Pedro. Pintura de El Greco. c. 1605-1610. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:El_Greco_-Saint_Peter-_WGA10621.jpg?uselang=es#Licencia

  • Simon magus. Simón El Mago. Era un mago de Samaria que ofreció dinero a San Pedro para comprarle la gracia de hacer milagros. En Hechos 8:9 se lee “Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en esa ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande”. 

Simonía 

El término simonía (crimen que consiste en traficar en cosas espirituales) deriva del nombre Simón el Mago. Así que si un sacerdote hace cobros excesivos por algunos sacramentos como el bautismo, la confirmación, el matrimonio, etc., está cometiendo simonía.

  • Simón de Cirene, discípulo de Cristo. Hombre que ayudó a Jesús a cargar con la cruz, citado en los Evangelios de Marcos, Mateo y Lucas.
  • Simón el leproso fue visitado por Jesús. Citado en Mateo 26:6 y en Marcos 14:3. 
  • Simón el cananista (Zelote). En Mateo, Marcos y Hechos.

En escritos griegos no bíblicos de la antigüedad

  • Simón de Atenas era un zapatero con el que Sócrates gustaba permanecer y distraerse, por su notable sagacidad. Fue el primer discípulo de Sócrates, quien trató de registrar sus diálogos sobre virtud, justicia, poesía, música y honor.
  • Simónides de Ceos (Σιμωνίδης ὁ Κεῖος), 556-467 a. C. Poeta griego nacido en Ceos que residió en Tesalia, Atenas y Siracusa. Citado por Cicerón y Quintiliano. Maestro de ética. Famoso por ser constructor de epigramas y epitafios. Creador del canto del duelo o treno. Fue uno de los precursores de la sofística.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 24 de diciembre de 2024.

sartén, freír

definición de «sartén»

Sartén es un sustantivo femenino (la sartén), que en algunas regiones de España y América también se usa en género femenino (la sartén). Es un recipiente de cocina poco hondo, generalmente metálico, circular, poco hondo y con mango largo, que sirve principalmente para freír. 

Sartén de acero inoxidable. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pfanne_(Edelstahl).jpg

Tener la sartén por el mango

Tener la sartén por el mango es una locución verbal coloquial que significa “ser dueño de la situación y poder decidir, mandar o imponer su voluntad sobre los demás”. Debido a que cuando algo se está cocinando en una (o un) sartén, el recipiente está muy caliente y no se puede agarrar con tanta facilidad. En cambio, si lo tomamos por el mango, podemos manipularlo con facilidad porque no está tan caliente, y nos permite decidir cómo freír el alimento. 

Clavum tenere

En latín “tener la sartén por el mango” es clavum tenere (tener el timón), y es que clavus, clavum significa “el timón de una nave”. Cicerón escribió en Pro Sestio: clavum imperii tenere “tener el poder sobre el timón”.

“Sartén se usa en femenino y en masculino

El género predominante de “sartén” en España es el femenino o la forma culta, ya que deriva del femenino sartāgo. En cambio, en América existen ambos géneros, pero  predomina el masculino (usa el sartén para freír la carne). Sartenada (lo que se fríe dentro del sartén o lo que cabe en él) y sartenazo (golpe dado con la sartén) son términos derivados.

Origen del vocablo patrimonial “sartén”

El término “sartén” procede del latín clásico, posclásico y tardío sartāgo, y su genitivo singular sartagĭnis, cuyo significado original era “mezcla de porciones”, referido a los platillos que se cocinaban de cosas divididas en trozos. Pero luego sartāgo termina significando al recipiente donde se cocinaban. 

En la formación de la voz “sartén” —que se documenta en español desde el siglo XIII—, la letra oclusiva sonora intervocálica ‘g’ de sartāgo se debilitó gradualmente y luego desapareció.(véase).

Sartago loquendi es una frase latina que significa “mezcolanza”, “batiburrillo”, “revoltijo”, pero referido a hablar sobre varias cosas, en las Sátiras de Aulo Persio Flacco (siglo I d. C.), quien murió a los 28 años bajo el reinado de Nerón. 

Sartāgo deriva del verbo sarcīre

El vocablo sartāgo, sartagĭnis deriva a su vez del verbo latino sarcĭo, sarcīre (remendar, componer, zurcir, coser, restablecer, restaurar, reparar) de donde derivan voces como sastre, resarcir y sartorio (el músculo del muslo). S. detrimentum (Julio César) “reparar un daño”. Estos términos se asocian a la raíz indoeuropea *serk- (remendar, reparar, hacer algo uniendo pedazos).

“Freír” del verbo frigĕre 

Frixōrĭum es un término que Plinio el Viejo (siglo I d. C.) usó con idéntico significado que sartāgo. Del verbo frīgo y el presente infinitivo frigĕre (freír, tostar, asar). Este vocablo es muy antiguo, y quizá tenga un origen onomatopéyico, imitando o recordando el sonido que hace el alimento al freírse. Aunque también se ha propuesto un nexo con la raíz indoeuropea *bher-6 (freír, cocinar, tostar), también asociada con las palabras griegas: φρύ̄γω (phrugo o phrygo) “tostar”, “asar”, “resecar”; φρῡκτός (phryktós) “asado a las brasas”; φρύ̄γανον (phryganon) “aridez”; φρύ̄γετρον (phrygetron) “contenedor de madera para tostar cebada”. 

El adjetivo “frito” (comida frita) viene del latín frictus, participio de frīgo, frigĕre que acabo de mencionar.

 frīgo (freír, tostar) frīgĕo (estar frío)

No confundir con el verbo frīgĕo, -ēre (“quedar o estar frío”) que trato en la entrada “frío”. También, en sentido figurado, frīgĕo se usó con el significado de “estar entumecido sin vida” o “estar muerto de frío”.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 23 de diciembre de 2024.

estación astronómica y meteorológica

Significados del sustantivo “estación”

Son muy diversos los significados de “estación”, pero todos nos remiten a la idea de “permanecer inmóvil”, “detenerse”, “estado de reposo”. Sólo menciono algunos:

  • Cada una de las cuatro partes en las que se divide el año. Primavera, verano, otoño e invierno.
  • Cierta época o temporada del año. La estación de lluvias. La estación de estiaje debida a la sequía.
  • Lugar donde regularmente hacen parada los autobuses, trenes, el metro, para el ascenso y descenso de pasajeros o mercancías. La estación del metro Nativitas de Ciudad de México.
  • Cada uno de los parajes en los que se hace alto en un paseo, viaje o recorrido.
  • Emisora o estación para transmitir señales de radio o televisión —significado que comenzó a tener desde los años 1920s—. La estación de radio más antigua de México es la XEB, «La B Grande de México». Yo la escuchaba desde que apenas era un niño de unos 10 años.
  • En religión. Altar, cruz o representación de la la Pasión de Jesucristo en el camino del vía crucis. El vía crucis tiene catorce estaciones.
  • Centro o conjunto de instalaciones para ciertas actividades. Estación de policía, de bomberos, meteorológica —desde la primera mitad del siglo XIX—; estación espacial.
  • Manera determinada de mantenerse de pie que toma una persona. Por ejemplo, estación bípeda.
  • Partida de gente emplazada.

Las cuatro estaciones. Autor Alfons Macha 1897. Library of Congress. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Four_Seasons_by_Alfons_Mucha,_circa_1897.jpg

EL TÉRMINO “ESTACIÓN” DERIVA DEL LATÍN

“Estación” proviene del latín clásico stătĭo, ōnis (raíz stit-) que significa inmovilidad, detención, estado de reposo, estancia, plaza pública. Campamento, cuartel. Rada, puerto o bahía donde los barcos permanecen al abrigo de los vientos. Residencia, mansión. Escuela (porque ahí permanecía el alumno para ser enseñado). Parada en un camino cualquiera en donde había posadas o postas con caballerías cada 2-3 leguas (unos 11-16 km) para que los correos y otras correrías fueran relevados más o menos cada 2-3 horas. Cuerpo de guardia. Cierto lugar público donde estar (como ahora las plazas). Paraje donde se conversaba.

Stătĭo, ōnis procede a su vez de stătŭs*, ōnis (parado, estacionado, inmóvil), el participio del verbo sto, stare que quiere decir: permanecer, detenerse, estar de pie en oposición a caminar, estar sentado o acostado. También: permanecer en cierta ciudad, estar listo para una batalla, permanecer un barco anclado, esperar un siervo una orden, etc. A propósito, el verbo “estar” viene de sto, stare

*Statu quo (singular y plural, por eso es incorrecto status quo) es una locución latina nominal masculina muy frecuente, que literalmente significa “en el estado en que” y expresa “el estado en que se encuentran determinadas cosas”. Quo es el ablativo de qui (que, cual, quien): “hasta qué punto”. ¿Quo animo? ¿Con qué intención? Statu quo ante bellum “en el estado que se encontraban las cosas antes de la guerra”.

Derivados de sto, stare

Stătĭonālis. Estacionario.

Stătĭōnārĭus. Estacionario, relativo al puesto de guardia.

Stătīva, -ōrum. Campamento, cuartel.

Stătīvus. Estacionario, que está estacionado.

Stator. De sistor, sto, stare. Epíteto o sobrenombre de Júpiter porque sostiene, protege y defiende.

Statumen. Soporte, sostén, soporte.

Statuminare. Sostener, apuntalar.

Statim (adverbio). A paso firme, constante, que sostiene el paso.

Nexos indoeuropeos

Todos estos términos y muchos otros se asocian a la raíz indoeuropea *sta- indoeuropea *sta- (permanecer de pie), raíz muy prolífica, que agrupa derivados en latín, griego y muchas otras lenguas, y de la que depende una gran familia de palabras que tienen en común más o menos la idea de ‘permanecer’, ‘sobrevivir’, ‘subsistir, por ejemplo, instalación, existencia, estandarizar, institución, instituto, establo, establecer, instituir, obstetricia (literalmente estar enfrente de la parturienta de pie, a la espera del parto), Instagram, epistemología, estatua, instante, prostituta, superstición, instaurar, instantáneo, solsticio (sol aparentemente inmóvil), metástasis (cambiar el lugar donde están las células cancerosas), restaurar, restaurante, histología, histograma, estado, estatua (estar sin moverse) y muchas más.

De *stā- deriva una gran familia de palabras, que tienen en común, más o menos la idea de ‘permanecer’, ‘sobrevivir’, subsistir’, por ejemplo: consistencia, constitución, establo (lugar donde los animales permanecen), estable (que permanece sin cambios), estadística, estatua (estar o permanecer sin moverse), existir, insistir, instante, institución, obstetricia (literalmente estar enfrente de pie, a la espera del parto), persistencia, restaurante, restaurar, solsticio (el sol que se encuentra aparentemente inmóvil), subsistir, etc.

Expresiones latinas con statio

  • Statio rerum (Vitruvio). “Situación, estado en que las cosas se encuentran”.
  • Statio vitae (Cicerón). “El puesto de la vida de cada uno”, “lo que a cada quien le toca hacer a través de su existencia”.
  • Stationes siderum (Plinio). “Estaciones de los astros”. A través de los siglos, statio, stationis, primero se usó para referirse a los solsticios —de solstitium— (cuando aparentemente el sol se detiene e invierte la dirección de su desplazamiento norte-sur, sur-norte en el cielo, o sea, el de invierno y el de verano boreal). Después statio, -onis se usó para hablar de los equinoccios (noche igual que el día) y finalmente, a las cuatro estaciones astronómicas del año, es decir, primavera, verano, otoño e invierno.
  • Statio equorum, también jumentorum. (Ulpiano del siglo III d. C.). “La caballeriza”.
  • Sexta principatus statio (historiador romano Tácito). “Sexto año del reinado”.

LAS ESTACIONES ASTRONÓMICAS

Estación astronómica  —no confundir con las estaciones meteorológicas donde se registran variables meteorológicas— es cada uno de los cuatro períodos que comprende el año solar (365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, o 365,2422 días terrestres, por eso el año bisiesto de cada 4 años). Cada estación dura alrededor de tres meses, y su inicio corresponde al paso del Sol por los equinoccios (cuando cruza el ecuador celeste) o cuando se encuentra sobre cada trópico celeste (23° 27′ norte o sur). En el momento de escribir esta nota, el Sol está justo sobre el trópico de Cáncer, es el solsticio de invierno boreal y comienza nuestra estación invernal.    

Las estaciones astronómicas varían un poco en su duración

La estación astronómica es el tiempo que pasa (alrededor de tres meses) entre un solsticio y un equinoccio, por ejemplo, entre el solsticio de Capricornio en diciembre y el equinoccio del 21 de marzo. Los intervalos de estas estaciones son:

Solsticio de diciembre-equinoccio de marzo: 88,99 días
Equinoccio de marzo-solsticio de junio: 92,76 días
Solsticio de junio-equinoccio de septiembre: 93,65 días
Equinoccio de septiembre-solsticio de diciembre: 89,84 días. 

De esto podemos colegir que la estación más larga es el verano boreal o invierno austral. La más corta es el invierno boreal o verano austral, con una diferencia máxima de 4,66 días o 111,84 horas, es decir, 6710 minutos.

 ¿Por qué estas diferencias?

Sin tantos detalles, las diferentes estaciones se deben a las distintas posiciones que ocupa la Tierra en su revolución anual alrededor del Sol, y a que el plano de la eclíptica está inclinado con respecto al plano ecuatorial en un ángulo de 23° 27′.

Debido a que la órbita terrestre es elíptica (no circular), de la que el Sol ocupa uno de sus focos, la Tierra no se mueve con velocidad uniforme —con una media de 107 200 km/h—, sino de acuerdo a la ley de las áreas o Segunda Ley de Kepler, según la cual, “en tiempos iguales, las áreas barridas por el planeta son iguales”. Por eso, durante el perihelio (cuando la Tierra está más cerca del Sol, alrededor del 3 de enero de cada año), crece su velocidad de traslación, alcanzando unos 110 700 km/h; en cambio, durante el afelio, cuando se aleja del Sol, con una máxima distancia hacia el 4 de julio, se mueve con mayor lentitud, unos 103 536 km/h. Una diferencia de 7164 km/h.  

Por eso, el invierno boreal (o el verano austral) es la estación astronómica más corta del año, ya que nos lleva menos días llegar del solsticio de diciembre al equinoccio de marzo. Por eso también el Sol permanece cada año unos 7 días y 16 horas más en el hemisferio norte que en el sur.

La duración de las estaciones astronómicas van cambiando a través de los milenios

Sin embargo, estos tiempos varían a través de los siglos y milenios debido al fenómeno de la precesión de los equinoccios (con un ciclo de unos 25 765 años), lo que también hace que ahora los signos y las constelaciones del Zodíaco no coincidan, y que cada signo está en la constelación que le precedía en la época de Hiparco (siglo II a. C.). Por ejemplo, Aries, primero del Zodíaco, ahora coincide con la constelación de los peces (véase mi artículo “Zodíaco”). Y la estrella polar estaba, cuando Hiparco, a 12° del polo norte y ahora a solamente 1° 15’, y su menor distancia estará hacia el año 2605 ¿Quién lo verá? 

Según estimaciones astronómicas, el invierno boreal o el verano del sur, comenzaron a ser la estación más corta pasado el año 1246, y alcanzará una duración mínima de 88,71 días allá por el año 3500 ¡Dentro de 1475 años!, y dejará de ser la más corta hasta el 6430 (según datos de Tierra-Cielo 21 de diciembre de 2024).

Estaciones meteorológicas

Desde el punto de vista climatológico, la palabra estación se refiere a las condiciones meteorológicas prevalecientes en cierto período del año, generalmente asociadas, pero no coincidentes, a las estaciones astronómicas recién mencionadas, por ello, se las conoce con frecuencia como “estaciones meteorológicas». 

Así, por ejemplo, para los astrónomos, la estación del invierno en el norte comienza el 21 de diciembre, día del solsticio de Capricornio, mientras que el 1 de diciembre —cuando se intensifican las bajas temperaturas en las latitudes al norte del ecuador, especialmente en la región subtropical y templada—, comienza el invierno según el criterio meteorológico. Así mismo, el 1 de marzo (para los climatólogos) comienza la primavera; el 1 de junio el verano y el 1 de septiembre el otoño. También se habla de la estación de lluvias, del estiaje o de la sequía, etc.

Estas diferentes estaciones meteorológicas no tienen el mismo significado en todo el planeta. Por ejemplo —sin más explicaciones—, en la región ecuatorial, se dice que se tienen “dos veranos”. El contraste entre las estaciones se va incrementando en la medida que aumenta la latitud. No es lo mismo la diferencia entre el verano y el invierno en Puerto Vallarta, México que en Moscú, Rusia o en Kiruna, Suecia.  

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 21 de diciembre de 2024.

absurdo, absurda; absurdidad

¿Que significa la palabra absurdo?

Absurdo es un adjetivo que significa: «Claramente contrario a la razón o la verdad»; engañoso, inexacto, irracional como para ser irrisorio o ridículo; incoherente, disparatado, demencial, descabellado; antónimo de sensato, lógico, racional. Dicho de una cosa, que carece de lógica, que no tiene fundamento y, por lo tanto, resulta imposible según criterios determinados. Referido a una persona, que procede contrario a lo esperable, sin lógica, dados los antecedentes.

Durante tiempos muy antiguos, se consideraba un absurdo que la Tierra fuera redonda. Pero el conocimiento del mundo ha cambiado sustancialmente.

Reducción al absurdo 

Reductio ad absurdum en latín. En lógica, “es un razonamiento que consiste en seguir un argumento hasta colegir o deducir de él una consecuencia que resulta contradictoria con la hipótesis inicial para demostrar que esta última es falsa”. O también “razonamiento por el que se rechaza una afirmación, mostrando que conduce a una falsedad o a una contradicción”.

Etimología del término “absurdo”

Absurdo (adjetivo) es un cultismo que viene del adjetivo latino absurdus, a, um que significa discordante, falso, inoportuno, inadecuado, incongruente, inconsistente, ilógico, sinsentido. El adverbio absurdē significa “de manera absurda”.

También

  • Hablando de sonidos: Fuera de tono, que da un sonido no armonioso, desagradable, molesto: Vox absona et absurda “voz disonante y absurda” (Cicerón).
  • Tratándose de personas y cosas: Incoherente, irracional, sinsentido, ridículo, irrisorio, tonto: Homo absurdus “un hombre inepto, bueno para nada”. En latín

En latín

A- El adverbio absurdē significa “de manera absurda”.

B- Absurdum (sustantivo), un absurdo, un disparate, es el singular neutro de absurdus. 

En español

C- Absurdidad (sustantivo femenino) es un sinsentido; la cualidad de absurdo. Este término deriva del latín tardío absurdĭtas, absurditātis “desvarío”, “despropósito”, “dislate”, “incoherencia”. Hablando con honestidad, no recuerdo haber oído ni utilizado este sustantivo.

Constituyentes del término absurdus

Absurdus es un vocablo formado por el prefijo latino ab-*, abs-, a- que indica fuera o separado de, desde, privación. Más surdus (adjetivo) que quiere decir «sordo»; «sordo a cualquier cosa»; sin querer oír, indiferente, silencioso, desatento (como a veces decimos, “a palabras necias oídos sordos”) o que sencillamente no comprende. Surdus timori “que no es capaz o no quiere pelear”. Del verbo timere, «temer».

*En el caso de absurdus, el prefijo ab- más bien lleva función intensificadora. Por lo tanto, absurdus es algo notablemente (ab-) incomprensible, disonante, o que no suena bien, que carece de coherencia (surdus).

Nexo indoeuropeo de surdus

El vocablo surdus está relacionado con la raíz indoeuropea *su̯er- (susurrar, hablar entre dientes) en Pokorny 1049. También asociada a la voz latina susurrus (susurro, ruido confuso, plática en secreto); el adverbio susurratim (en voz baja); susurrare (susurrar, producir un suave ruido, como el agua que corre suavemente en un arroyo); susurronis (calumniador, murmurador). Surdeo, surdere (ser sordo); surdescere (ensordecer); surditas, atis (la sordera), etc

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 18 de diciembre de 2024.