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ciudad

Definición

Una ciudad es un centro de población importante, que en la antigüedad tenía mayores privilegios o preeminencias que las villas; una población urbana, en contraposición a la rural o propia del campo; el Ayuntamiento de cualquier ciudad. Y un ciudadano, con el sufijo latino de procedencia o pertenencia -anus, -inus (como en las voces mexicano, australiano, colombiano y veracruzano), es la persona que tiene derecho por nacimiento o naturalización a la protección de un Estado. Existe una forma anticuada (en español arcaico o medieval) de ‘ciudad’, que es ‘cibdad’, çibdad

Etimología

La palabra ‘ciudad’ procede del latín cīvĭtās, ātis, (su acusativo singular, cīvitātem), que significa en origen, ‘el conjunto de todos los ciudadanos’ ‘tener la cualidad de ciudadano’ ‘la ciudad’, ‘una comunidad organizada’, ‘el Estado’, ‘la actividad política’, ‘el arte de gobernar’.

Cīvĭtās, ātis, proviene a su vez de cīvis, con el significado de ‘ciudadano’, ‘compatriota’, ‘conciudadano’. Más -tat, -tad (castellanizado como -dad), un sufijo que expresa ‘condición’ y/o ‘cualidad’, por ejemplo en: maldad, bondad, amistad, seriedad, equidad, hermandad, suciedad, normalidad, sobriedad, serenidad, sociedad, etc.

Algunos derivados de  cīvis: 

Cīvĭtātŭla, (de civita), ‘pequeña ciudad’; el verbo  cīvĭto, -are, ‘habitar o residir en una ciudad’; cīvĭcus, ‘civil’, ‘miembro de las personas que viven en la ciudad’; cīvīlis, ‘lo perteneciente a una ciudad, o a sus moradores’; también con el significado de ‘cortés’, ‘civil’, ‘atento’, ‘apreciado por el pueblo’.

Expresiones latinas con cīvis y sus derivados:

Civica corona, ‘una corona cívica que se otorgaba al que había preservado la vida a un ciudadano en una batalla.

Civis meus, ‘de la misma ciudad que yo’.

Civem adscisere, ‘otorgar el derecho de ciudadanía’.

Origen indoeuropeo

Según Pokorny, Cīvĭtās, cīvis, etc., se vinculan a la raíz indoeuropea *k̂ei-1- y sus derivados o variantes k̂oi-to-; k̂ei-mo-; k̂oi-mo-; k̂ei-uo-, k̂i-u̯o-, que se cree, han originado palabras con las ideas de: ‘estar situado’, ‘asentarse’, ‘encontrarse’, ‘campamento’, ‘madriguera’, ‘casa’, ‘finca’, etc. Tal vez de allí derive el supuesto término protoitálico *keiwi- (sociedad); hīwan (‘miembros de una familia’), en inglés antiguo; śivá (‘favorable’), en sánscrito; keitai (‘estar situado’), etc.

Antecedentes históricos y algunas consideraciones

De seguro, no fue accidental que los primeros asentamientos humanos se hayan encontrado en valles subtropicales naturalmente ricos en agua y suelos fértiles, cercanos al Nilo (África); en Mesopotamia (tierra entre los ríos Tigris y Éufrates); el río Indo (Pakistán, India, China); el Amarillo o Huang He (China); en Creta (isla griega al sur del mar Egeo), etc. Tales regiones proveían un ambiente favorable, que hacían propicia la vida en comunidad: clima y suelos adecuados para la vida vegetal y animal; un suministro adecuado de agua; materiales disponibles para construir refugios y el fácil acceso hacia otras comunidades. Aunque el hombre, con su ingenio, ha sido capaz de aprovechar cualquier entorno. Allí está el ejemplo del pueblo esquimal de la tundra boreal, o los que viven en el Sahara o en el Gobi.

Algunos han sugerido que varios desarrollos pre-urbanos, posibilitaron el surgimiento de la tecnología y ciertas formas de organización, que marcaron el preludio del nacimiento de las primeras ciudades, o asentamientos humanos permanentes. Asimismo, deben haber influido elementos psicológicos, como el reconocimiento de la vida grupal, como manera más ventajosa que la existencia en aislamiento. La vida grupal proveyó las bases para el respeto por el derecho de los otros miembros y de sus vidas, su propiedad, y sus valores familiares. Las creencias en la magia, lo sobrenatural y en los dioses, también coadyuvaron a la cohesión social.

Primeras ciudades

Hacia el año 8000 a. C., en el periodo Neolítico, el hombre logró algunos asentamientos relativamente fijos. Pero por unos 5000 años, eran villas de existencia pasajera, debido a que el suelo, por lo primitivo de su uso agrícola, agotaba sus recursos, y el pueblo entero tenía que mudarse a otro sitio. La evolución de la villa Neolítica a una ciudad tomó al menos unos 1500 años (En el Viejo Mundo, de 5000-3500 a. C.). 

Hacia el año 3500 a. C., o varios siglos antes, las poblaciones urbanas se fueron distinguiendo por su escritura, su crecimiento tecnológico, especialmente el uso de metales, controles sociales, organización política; así como coincidencia emocional, a través de creencias religiosas, simbolizadas en templos  y murallas. Tales lugares existieron en las costas sumerias (en Mesopotamia), como en Ur, y en el valle del Indo, en Mohenjo-daro (en el Parkistán de hoy), durante el milenio III a. de C., y más o menos por la misma época, aparecieron en el valle del Nilo.

Proliferaron ciudades a través de rutas comerciales, desde el Turkestán al mar Caspio, y después hacia el golfo Pérsico y al este del Mediterráneo.

En América, es probable que Cholula, Puebla, México sea la ciudad más antigua de todo el continente, pues su edad se remonta al año 500 a. C.

Relación parcial de ciudades antiguas

Sin la pretensión de ser exhaustivo ni preciso, hago un listado de las ciudades que tradicionalmente se precian de ser muy antiguas:

Jericó, considerada por algunos como la más antigua del mundo. Ubicada en el valle del río Jordán, al este de Jerusalén. Probablemente con una edad de 10 000 años.

Biblos, Líbano, considerada por algunos como la ciudad fenicia más antigua. Con poblamiento desde aproximadamente el año 7500 a. C.

Damasco, capital de Siria, ubicada al suroeste del país, con asentamientos desde el año 6300 a. C.

Plovdiv, en Bulgaria, al oeste del mar Negro, donde se han encontrado vestigios de asentamientos humanos desde el año 5500 a. C.

Alepo, Siria, con restos de asentamientos humanos hacia el año 5000 a. C., en la ribera del río Queiq.

Benares, en la orilla del río Ganges, en India, donde se han encontrado evidencias de que estuvo poblada al menos desde el año 1800 a. C.

Revisando estos datos, puede verse que se trata de ciudades mucho más viejas que Roma, según la tradición, fundada el año 753 a. C.*, aunque hay vestigios de presencia humana desde el año ― 12 000. Y Atenas, que fue una polis o ciudad-estado desde el siglo ― VII. Pero el área ha sido poblada al menos desde la segunda mitad del milenio ― IV. Menciono estas ciudades, porque simbolizan gran parte del origen de nuestra cultura occidental.

*El historiador romano Marco Terencio Varrón (116-27 a.C.) propuso la fecha 21 de abril del año 753 a. C., como el día preciso de la fundación de Roma, supuestamente basado en viejas tradiciones griegas y romanas. Pero lo cierto es que algunas fuentes ubican dicho evento entre los años 754-728. ¡Quién sabe!

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 10 de noviembre de 2020.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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