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oro, dorar, dorado, crisálida

Oro, dorar, dorado, tres palabras con un origen latino común

El o. es un elemento químico metálico dúctil, maleable (el más maleable de todos los metales) y amarillo que existe principalmente en forma libre y —por compartir este rasgo— junto con la plata y el platino forman el grupo de los “metales nobles”. Usado especialmente en la acuñación de monedas y en joyería. A veces se usa el término con un sentido figurado o poético: Rizos de o., corazón de o., Edad de Oro en la que los hombres vivían muy felices; la Época de Oro del cine o la música. 

El oro, la plata y el cobre son los metales que tradicionalmente se han utilizado desde la Antigüedad en la acuñación de monedas. Debido a que el o. no se corroe ni se decolora, ha sido valorado por el hombre desde tiempos prehistóricos, y ha sido muy importante porque pudo obtenerse en forma pura (es en sumo grado inactivo), sin técnicas complicadas de separación.

Bateo o lavado de oro. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:GA_gold_panning.png

Aunque es imposible saber desde cuando la humanidad descubrió este , desde los últimos tiempos de la Edad de Piedra (c. V-IV a. C.) se producían placas de oro con propósitos ornamentales. Las antiguas minas de o. (al menos hace unos 4500 años) de Egipto se encontraban en Nubia, por eso lo llamaban nub. Este precioso metal siempre ha simbolizado el poder, la riqueza y la belleza.

El símbolo químico del o. es Au (del latín aurum). Número atómico 79; peso atómico 196,967; densidad a 20°C 19,32 g/cm³; punto de fusión 1063°C; punto de ebullición 2966°C; radioisótopos 37. Se localiza en el grupo 11 periodo 6 de la tabla periódica.

Origen de la palabra “oro”

“Oro” procede del latín clásico aurum (genitivo singular, auri) ‘oro’, ‘objetos hechos este metal, como monedas, vajillas’, joyas’; en sentido figurado, ‘riqueza’, ‘tener mucho dinero’: Auri sacra fames (Virgilio) “maldita sed de oro”; auri venas invenire (Cicerón) “trabajar las venas de oro”. montes auri (Tertuliano) “montañas de oro”. libare auro (Virgilio) “hacer las libaciones con las copas de oro”. Los alquimistas de la Edad Media asociaban al oro con el Sol, uno de los siete astros que podían ver a simple vista: Sol, Luna, Mercurio Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

Algunas palabras en latín derivadas de aurum

Aurārĭus, a, um: “de oro”; “orfebre” o el que trabaja el oro; auraria statera (balanza para pesar oro o monedas); aurulentŭs (que tiene el color del oro); aurūgĭnōsus o aurīgĭnōsus (ictérico, que tiene la piel y los ojos amarillentos); aurĭfĕra (aurum + fero,  ferre, ‘producir’, ‘llevar’) aurifera arbor (árbol que produce manzanas de oro o doradas como en el jardín de las Hespérides de la diosa Hera).

Dorado, dorar

Dorado es un adjetivo que significa ‘que tiene un color parecido al oro’; hablando de un periodo de tiempo, ‘una época esplendorosa, estupenda o feliz’. Los días dorados o de mi juventud, que nunca jamás volverán. El tiempo dorado del cine. También, ‘conjunto de adornos de latón (amarillentos)’. Mobiliario con dorados.

La leyenda de El Dorado se refiere a una ciudad de oro legendaria en el Virreinato de Nueva Granada, en el norte de Sudamérica y Panamá.

Este adjetivo (dorado) viene del latín tardío dĕaurātus, participio pasado del verbo dĕauro, deaurāre, ‘dorar’ ‘cubrir con oro, pintar color oro algo’. El sol me dora la piel. Y ahora también significa ‘Freír o asar un alimento hasta que tome un color dorado’. Me gusta el pescado bien dorado. Para que el pollo frito tenga un buen sabor, es necesario que se dore bien. 

El verbo dĕauro, deaurāre se forma con de- + aurare (dorar), a su vez de aurum, ‘oro’. De- es un prefijo latino ‘de pertenencia o de cualidad’, ‘que indica causa u origen’, a veces también ‘alejamiento’, ‘disminución’; asociado a la raíz indoeuropea *de- un radical propio de demostrativos.

Vínculos indoeuropeos de aurum

El término latino aurum se vincula a la raíz indoeuropea *au̯es-, *awes (sol, brillo), también asociada al antiguo griego ήως = éos (amanecer), de donde el término “Eoceno”, época del Cenozoico así llamada porque fue como el amanecer de las formas de vida más reciente. También se relacionan con esta raíz IE los vocablos latinos auraria (mina de oro), aurora (aurora, amanecer), auster (el sur), auroro, aurare (brillar como la aurora), y todos los términos arriba citados.

Palabras como aurora, Australia, Austria, Australopithecus, Australasia, austral, eosinófilo, eoceno y otras, se relacionan con esta misma raíz.

χρῡσός  (chrūsós o chrysós)

Los antiguos griegos llamaron, desde tiempos homéricos, χρῡσός, khrūsós o chrysós (chrysos en latín clásico) al oro o al color dorado, y en poesía, ‘cualquier cosa muy estimada o preciosa’. Un término no indoeuropeo, tal vez del griego micénico 𐀓𐀬𐀰 (ku-ru-so), a su vez de un probable origen semítico, cognado con el hebreo chārūts y hara en arameo, etc.

De χρῡσός deriva χρῡσαλλίς, ίδος (chrysallis, idis en latín clásico) color dorado, la envoltura de una crisálida o pupa de mariposa, por sus doradas tonalidades.

Como ya arriba se mencionó, el oro se conoce desde la prehistoria, sobre todo, porque puede encontrarse en forma de pepitas en el lecho de corrientes de agua. Los arqueólogos encontraron una máscara de oro, con un peso de unos 10 kg, en la tumba (en el Valle de los Reyes) de Tutankamón, quien murió hacia el año 1323 antes de nuestra era. 

Tutankamón se entronizó en el poder a la edad de nueve años, y reinó unos 10 años, pues murió como a los veinte, por causas muy discutibles. Recordemos el famoso tesoro de Tutankamón, entre otras cosas (alimento, vestimenta, equipo de caza), se encuentra la máscara recién mencionada.

Asimismo, las tumbas de la realeza de la antigua ciudad de Ur (c. 3800-2000 a. C.) contenían objetos de oro.

Máscara funeraria del faraón Tutankamón, dinastía XVIII. Autor Roland Unger. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:CairoEgMuseumTaaMaskMostlyPhotographed.jpg

Las primeras monedas de oro 

La acuñación de monedas de oro por parte del Estado, se inició en Lidia (Asia Menor, en la península que sobresale entre el Mediterráneo, al sur; el Egeo al oeste y el mar Muerto hacia el norte), durante el siglo VII a. C., muchas veces con un valor nominal superior al que intrínsecamente tenían como metal.

La Edad de Oro

Tan preciado es el oro, que simboliza tiempos gloriosos:

El antiguo poeta griego Hesíodo mencionó La Edad de Oro —en su obra “Los Trabajos y los Días” (c. siglo VIII a. C.)— para describir con añoranza un tiempo de un lejano pasado, considerado más luminoso y civilizado, cuando la gente vivía feliz y rodeada de abundancia. Aunque no precisa fechas, probablemente se refería a las épocas de la civilización minoica (c. 3000-1100 a. C.) y micénica (1400-1100 a. C.).

También han usado la expresión Edad de Oro, al tiempo en el que una nación o Estado alcanza el clímax de su desarrollo, especialmente en arte, ciencia, arquitectura y literatura. Por ejemplo, muchos consideran que Grecia Antigua alcanzó esa edad: “Χρυσός Αιώνας του Περικλή” = Chrysós aiónas toû Periklé ‘La época de Pericles, de cuya cronología no hay un acuerdo unánime, pero más o menos entre 475-430 a. C., tal vez unos tres siglos posteriores a Homero y Hesíodo. Tiempo en el que Atenas prosperó notablemente en escultura, arquitectura y teatro.  

Algo semejante sucedió en Roma (27 a. C.-14 d. C.); España en literatura (todo el siglo XVI); en Francia (1640-1740) durante el reinado de Luis XIV y Luis XV; la Civilización Maya (siglos III-IX d. C.).

El oro en la naturaleza

El oro se encuentra en bajas proporciones en las rocas ígneas o volcánicas. Abunda en la corteza terrestre en una proporción aproximada de 0,005 partes por millón (5 miligramos por tonelada de roca), casi siempre en su estado original no combinado, y sólo en cierta proporción unido al telurio, el selenio y bismuto. 

Las reservas totales de oro en la Tierra se estiman en unas 50 000 toneladas, y se sabe que este elemento químico es abundante en el universo y tiene su origen en varios procesos estelares, es decir, relacionados con las estrellas. Hay oro en los océanos y en el Sol.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 2 de enero de 2023.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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