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músculo

Definición

Los músculos son órganos de los animales vertebrados y la gran mayoría de invertebrados formados de tejido fibroso y contráctil, cuya función principal es contraerse y relajarse (la característica más destacada)  para producir movimientos. Todo músculo posee además las propiedades de irritabilidad o excitabilidad (capacidad de respuesta ante estímulos), conductividad (hacer que se propaguen los estímulos), y, por supuesto, elasticidad o cualidad de retornar a la forma y tamaño original después de elongarse, que permite la contracción y el relajamiento.

músculo, de mŭsculus, ratoncito

Músculo es una palabra muy antigua, que procede del latín mŭsculus, un diminutivo de mūs, mūris, que significa ‘ratón’; más el sufijo o terminación diminutiva -culo, como en las palabras ‘ventrículo’ y forúnculo; derivado del latín -culum, el acusativo del masculino -culus y del neutro -culum -ulum.

Como en las viejos términos: nummulus (moneda pequeña), offensiuncula (pequeña dificultad o tropiezo), olusculum (legumbre pequeña), regulus (hijo del rey, reyezuelo, rey de una pequeña comarca), reiculus (algo de desecho, despreciable). Y en palabras del castellano: animálculo (pequeño animal), montículo (pequeña elevación del terreno), molécula (mínima porción de materia que conserva sus propiedades químicas), homúnculo (de homunculus, ‘hombre pequeño’). 
Mūs, mūris significa, además de: a) ‘rata, ratón’, además b) ‘musaraña o la rata de Armenia’; c)mus marinus’, cierto tipo de crustáceo (Plinio); d) mus urbanus (ratón casero). A veces era también un término injurioso o insultante, o bien una palabra de adulación o apapacho  (en Marco Valerio Marcial).

¿Por qué pequeño ratón?

Mŭsculus significa ´pequeño ratón’, debido a que los antiguos anatomistas romanos, y la gente en general, encontraron analogías entre algunos músculos (o divisiones de carne pulposa) cuando se contraen y se mueven debajo de la piel, simulando el movimiento de un ratoncito, por ejemplo el bíceps braquial de la región anterior del brazo y el gastrocnemio o músculos gemelos de la pantorrilla. 

Pero no sólo los romanos encontraron esa imaginaria semejanza, pues los griegos también tenían, en primer lugar el término μῦς, genitivo μῦός  (mys, nyos) que significa ‘ratón’ y se documenta primero en la antigua parodia atribuida por algunos a Homero (c. VIII a. C.), llamada Batrachomyomachia o la batalla de las ranas y los ratones, un trivial altercado por la posesión de la tierra y el agua. Mys también significó ‘cierto tipo de ballena de gran tamaño’, ‘una clase de molusco de mar o quizá un crustáceo’. Pero Hipócrates (siglos V-IV a. de C.) usa el vocablo con el significado de “músculo del cuerpo”, por el mismo motivo que los romanos.

Posible relación indoeuropea de la palabra músculo

Algunas fuentes han dicho que la voz latina mus, muris (ratón) procede del griego mys, myos (ratón, músculo), pero lo cierto es que no es así. Lo que sucede es que ambos vocablos se asocian a la raíz indoeuropea *mūs- (ratón), del mismo modo que los términos: muh, musika (sánscrito), mus (hitita y persa), mu-kn (armenio),  (albanés), etc., con el mismo significado.

De visita con el médico

Si vamos al médico con alguna dolencia, tal vez nos diga que debemos aplicarnos 3 inyecciones intramusculares, entonces, está usando una palabra de origen latino (mŭsculus). Pero si nos dice que tenemos un alto riesgo de sufrir un infarto al miocardio, está pronunciando un término de origen griego (mys, myos).

Algunos términos derivados de mŭsculus (músculo)

Intramuscular, muscular, musculatura, musculoaponeurótico, musculocutáneo, músculo, musculoepitelial, musculofrénico, musculoesquelético, musculotendinoso, musculotrópico, muslo, neuromuscular, distrofia muscular, reumatismo muscular, también llamado fibrositis o fibrofascitis.

Palabras que llevan el componente griego mys o mūs, myos (μῦς, genitivo μῦός)

Endomisio, epimisio, mialgia, mioblasto (célula muscular precursora), mioblastoma, miobradia, miocardio, miocarditis, miocele, miocelialgia, miocelitis, mioclono, miocolpitis, miocito, miodistrofia, mioedema, mioepitelioma, miofibrilla, mioglobina, mioglobinuria, miografía, miograma, mioisquemia, miolipoma, miología, miomalacia, mioma, miometritis, mioneural, mioparesia, miopatía, miorelajante, miosuria o miosinuria, miosutura, mioespasmo, miotérmico, miotomía, perimisio.

Miocardio (del griego mys, músculo’ y kardia, ‘corazón), el músculo que constituye la mayor parte de la masa del corazón y que bombea la sangre a todo el cuerpo. 

Miología (de mys, ‘músculo’ y -logos, logía, ‘estudio o tratado’), el estudio científico de los músculos y el conjunto de conocimientos relacionados con ellos.

Las células o unidades que forman el tejido muscular se llaman miocitos (de mys, μῦς,  ‘músculo y κύτος, kytos, célula’) o fibras musculares.

Clasificación histológica de los músculos

Sin entrar en detalles histológicos, anatómicos, fisiológicos y bioquímicos, existen tres tipos de músculos en el cuerpo humano y de los vertebrados, que se diferencian por su estructura histológica:

1- Estriados, esqueléticos o voluntarios.

Cubren todo el esqueleto, en el humano representan entre el 40-50% del peso corporal; no hay un número fijo, pero se acepta que son entre 650-700. La inmensa mayoría son pares (buccinador, esternocleidomastoideo, recto abdominal, pectoral mayor, bíceps, deltoides, psoas mayor, glúteo mayor, gastrocnemio, braquioradial, sartorio). Son los que posibilitan los movimientos voluntarios, que están bajo el control de la conciencia. También hay músculos estriados en la lengua, faringe y la región superior del esófago.

Se llaman estriados porque sus fibras muestran estriaciones transversales, de bandas claras y oscuras. Las células son multinucleadas y el citoplasma o sarcoplasma contiene numerosas miofibrillas. La membrana celular se llama sarcolema. Las fibras musculares se agrupan formando haces llamados fasciculi (fascículos, del singular fascicŭlus, ‘hacecillo’ ), rodeados por una vaina llamada perimysium (perimisio). Las fibras dentro del fascículo están rodeadas por una estructura reticular o el endomysium (endomisio)   

El tejido muscular estriado es el que se conoce como ‘carne’ (del latín căro, genitivo carnis, ‘carne’), un alimento especialmente rico en proteínas, y que se obtiene de especies como cerdos, bovinos, ovejas, cabras, conejos, ciervos; así como de muchas aves domésticas y silvestres. 

Vista frontal de los músculos esqueléticos mayores. Autor: Mikael Häggström. Häggström, Mikael (2014). «Medical gallery of Mikael Häggström 2014«. WikiJournal of Medicine 1 (2). DOI:10.15347/wjm/2014.008ISSN 2002-4436.
 Public Domain.

2- Lisos o involuntarios.

Formados por células fusiformes no estriadas con sólo un núcleo central. Pueden medir entre 20-500 micras, y están relacionados con estructuras viscerales como estómago, intestino, vejiga y ductos urinarios y genitales, vesícula biliar, pasajes respiratorios, vasos sanguíneos (excepto capilares, que en promedio tienen un diámetro de unas 8 micras), paredes del útero, etc. Efectúan funciones involuntarias, como la peristalsis, dilatar y contraer la pupila, hacer que cambie la forma del cristalino.

Estos músculos se llaman involuntarios porque no están bajo el control de la conciencia, como los estriados. Las células de los músculos lisos usualmente se organizan en capas, pero pueden encontrarse como unidades aisladas en tejidos conectivos.

3- Músculo cardiaco

El miocardio es el tejido múscular involuntario principal del corazón de los vertebrados, formado por fibras alargadas, estriadas y con un (a veces dos) solo núcleo, que integran una red continua o syncytium (sincitio, del griego syn, ‘junto’, ‘unido’ y kytos, ‘célula’) cuya contracción obedece a señales eléctricas. A intervalos, bandas prominentes, idénticas a las del músculo estriado voluntario, cruzan las fibras musculares. Las fibras de Purkinje son un sistema especializado en conducir los impulsos del músculo cardiaco o miocardio.

Algunos datos de interés sobre el trabajo del corazón

El corazón, que apenas pesa unos 250-300 gramos, origina sus propios latidos, en un humano adulto normal, entre 60-80 por minuto; pero la frecuencia puede cambiar, debido a la influencia de los centros cardiacos de la médula oblonga (la porción inferior del tallo cerebral, arriba del foramen magnum del agujero occipital), que además regula la respiración, la presión arterial y otros reflejos como la tos, el estornudo, la deglución y el vómito. Además, otros factores como las emociones, las drogas, el ejercicio, el reposo y el sueño tienen una marcada influencia sobre el ritmo cardiaco.

Para tener una idea del admirable trabajo que realiza el corazón, baste decir, por ejemplo, que en un adulto sano en reposo bombea unos 5 litros de sangre por minuto (unos 70 ml por latido, 7160 litros cada 24 horas), pero esta cantidad puede llegar hasta 20 litros (1200 por hora) durante un ejercicio intenso. Si consideramos un promedio de 70 latidos por minuto, nuestro corazón lo hace a razón de 4200 por hora, 100 800 por día, 36’ 792 000 por año, y si una persona muere a los 75 años, entonces su corazón latió 2’759 400 000 ¡2759,4 millones de veces! antes del último aliento de vida. Por lo tanto, mi corazón ha latido hasta ahora, unas 2723 millones de veces ¿Cuánto más?

Los músculos en los invertebrados

Aunque la palabra latina músculo (mŭsculus) procede de la observación del movimiento de ciertos músculos humanos, con el desarrollo de la zoología, el término pasó a denominar los tejidos contráctiles del resto de los animales vertebrados y la mayoría de los los invertebrados. Sólo las esponjas (espongiarios o poríferos) no poseen estructuras musculares. Pero ya desde los celentéreos (hidras, corales, anémonas, medusas) pueden reconocerse fibras contráctiles primitivamente organizadas en unidades musculares discretas o separadas. Así que, por ejemplo, nemátodos, platelmintos, anélidos, artrópodos (insectos, arañas, ácaros, escorpiones, ciempiés), equinodermos, peces, reptiles, aves y mamíferos somos animales con músculos de diverso grado de complejidad.  

En insectos

Los insectos son los artrópodos más abundantes (alrededor de un millón de especies) y los únicos invertebrados capaces de volar. La cantidad de músculos de un insecto puede oscilar entre cientos hasta varios miles. Un saltamontes o chapulín tiene unos 900, una oruga (larva de lepidóptero) entre 3000-4000. Los músculos generalmente se extienden de un esclerito a otro, pero también pueden insertarse a prominencias especiales que se proyectan interiormente desde la cutícula. El tentorium o armazón cefálico contiene músculos que controlan principalmente el movimiento de las antenas y las piezas bucales. El tórax es ocupado en gran parte por los músculos (estrictamente aerobios) que agitan las alas y controlan el vuelo, y representan en promedio un 20% de su peso corporal (Oldroyd Harold, 2002).

El vuelo de los insectos 

El vuelo se da en insectos tan primitivos como los odonatos (libélulas) y los efemerópteros (moscas de mayo o cachipollas), hasta los más evolucionados, por ejemplo, dípteros (moscas, mosquitos, tábanos), himenópteros (abejas, avispas) y lepidópteros. Durante el vuelo de estos animales, la frecuencia con la que las alas son batidas por los músculos presenta una asombrosa e increíble variación: desde unas 1000-1050 por segundo en varias especies de mosquitos (dípteros), hasta el suave (5 por segundo) y silencioso vuelo de algunas mariposas de la familia Papilionidae. Las moscas domésticas unas 200 / segundo. 

Lecturas recomendadas: 

Junqueira Luís Carlos & José Carneiro. 2005. Basic Histology. Pp. 182-197. U. S. A. Edición impresa.

Oldroyd Harold. British Museum (Natural History), London. Insect. Encyclopedia Americana. 2020. Vol 15. pp 196-208. U. S. A. Edición impresa.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 27 de diciembre de 2021.

Categoría: ciencia, cultismos

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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