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semana, hebdómada, siete días consecutivos

La palabra ‘semana’ es un sustantivo femenino que significa:

Un periodo de siete días naturales consecutivos, especialmente, el que inicia el lunes y termina el domingo. El lunes es mi mejor día, porque puedo leer hasta muy tarde. Aunque, por ejemplo, los diccionarios anglosajones dicen que comienza el domingo y termina el sábado. Pero también una semana puede ser cualquier espacio de siete días consecutivos. Mi tratamiento durará una semana, del jueves 2 al jueves 9 de agosto.

Es menos común, pero el vocablo ‘semana’ también se usa para referirse a un periodo septenario (del latín septenarius, ‘que contiene siete’, ‘un grupo de siete’) de tiempo, es decir, siete días (una semana), meses, años o siglos. Entonces puede hablarse de un septenario de años o de siglos, o sea, siete años o siete siglos.

La locución adverbial “entre semana” significa ‘en cualquier día de la semana, menos sábado y domingo. Las visitas siempre son entre semana. 

La Semana Santa es la última de la cuaresma, desde el domingo de ramos hasta la Resurrección (pascua) gloriosa de nuestro Señor Jesucristo. También se llama Hebdómada Mayor.

Numeralia

La semana tiene 168 horas. Cada mes tiene en promedio 4,348 semanas. En un año hay 52,178 semanas, para fines prácticos, 52.

Hebdómada

Hebdómada —término de poco uso— es un cultismo que proviene del latín hebdŏmăda que significa ‘semana’, ‘septenario’, ‘semana de años’, o sea, ‘siete años’. De donde deriva el adverbio ‘hebdomadariamente’ (semanalmente) y el adjetivo ‘hebdomadario’ (semanal).

Hebdŏmăda es un préstamo del griego antiguo ἑβδομάς = hebdomas, que significa: ‘el número siete’; ‘un número de siete’ (siete caballos, siete piedras); ‘un tiempo o período de siete días’; ‘una semana’ en los aforismos hipocráticos; siete años (Aristóteles); ‘los 7 días críticos de una enfermedad. A su vez de ἑπτά = heptá, ‘siete’ (septem en latín), un número místico o misterioso desde tiempos de Homero. Vocablos asociados a la raíz indoeuropea septm̥- (siete).

Las antiguas palabras: ἑβδομαδικος hebdomadikos (séptimo, semanalmente); ἑβδομαῖος hebdomaios (en el séptimo día, que sucede cada siete días); ἑβδομάκις hebdomakis (siete veces); ἑβδομύομαι hebdomuomai (recibir un niño su nombre a los siete días de edad, como se acostumbraba entre los griegos); ἑβδομᾱγετης hebdomagetes (epíteto de Apolo, a quien los espartanos ofrecían sacrificios el séptimo día de cada mes), etc.., son derivados de ἑβδομάς.

Origen de la palabra ‘semana 

La palabra ‘semana’ proviene del español arcaico setmana, del latín tardío septimāna*, “semana”, con la raíz sept-, ‘siete’, (atestiguado en escritos de San Jerónimo del siglo IV y el Código Teodosiano del s. V). Septimāna es el femenino del adjetivo septimānus (que se refiere al séptimo elemento de una serie, con el sufijo -anus que indica relación), un derivado de septimus (sétimo o séptimo), finalmente de septem que significa ‘siete’.

*Es muy importante señalar que la palabra septimāna era originalmente aplicado, en los antiguos cómputos romanos, al día de las Nonas (nōna, plural nōnae), los días 7 de marzo, mayo, julio y octubre, en cuyo caso se llamaban Nonae Septimanes. Pero en los demás meses caían el día 5 de cada mes. Como lo dice Varrón: Nonarum aliae quintanae, aliae septimae “las nonas en unos meses son a cinco, en otros a siete” o también nonae Februariae, Decembres, “nonas de febrero, septiembre, etc. Gaffiot p. 1037)

El uso del término septem podemos verlo en las siguientes expresiones y palabras de la antigüedad:

  • Septem sapiēntes (Cicerón) ‘Los siete sabios de Grecia’.
  • Di quibus septem placuēre colles (Horacio) ‘Los dioses defensores de las siete colinas de Roma.
  • Septem menses sunt quum… (Plauto) ‘Ya hace siete meses que…’
  • Septem Stellae (Séneca) ‘La Osa Mayor, constelación (sabemos que es un asterismo) formada por un grupo de siete estrellas’.
  • Septēmber (Varrón) ‘El mes de septiembre (porque antes era el séptimo mes del año, ahora es el noveno).
  • Septentrio, septentriones ‘El septentrion; el viento del norte; la Osa Mayor’, por las siete estrellas más visibles; el norte.
  • Septimānus, a, um ‘Lo relacionado con el siete’, ‘Los soldados de la séptima legión’.

Así como septimāna son ‘siete días’; Septēmber era el ‘séptimo mes’; septentrio, septentriones eran las ‘siete estrellas más visibles de la Osa Mayor o Ursa Major; Septem sapiēntes los siete sabios de Grecia. 

Flavio Valerio Constantino

El emperador romano del siglo IV, Flavio Valerio Constantino (¿274-337?), fue quien declaró al cristianismo como religión oficial del Imperio en el año 324, y además introdujo la semana de 7 días, con el domingo como día de reposo.

INFORMACIÓN ADICIONAL

De una manera muy general, y sin entrar en detalles, los días se determinaron por el movimiento de rotación de la Tierra; los meses, por las lunaciones, y los años por el tiempo que tarda el Sol en volver a ocupar el mismo lugar con respecto a las estrellas, lo que se llama revolución sideral, cada 365,26 días, o año trópico. Por eso cada cuatro años su duración es de 366 días, un año bisiesto, al que se añade un día al mes de febrero. 

La semana, como una forma de contabilizar el curso de los días, tiene un origen muy lejano, tal vez unos 4000 o más años. Sin embargo, no siempre ha comprendido el mismo intervalo de tiempo en todas las civilizaciones.

Nos vemos dentro de ocho días

Por ejemplo, períodos de ocho días fueron usados para actividades civiles en los tiempos de la Antigua Roma; lo que explica que aún muchos decimos: «nos vemos dentro de ocho días», cuando en realidad se trata sólo de los 7 días que tiene la semana. Como cuando dos personas conversan sobre cierto tema el jueves 10 de marzo y acuerdan volver a reunirse el próximo jueves 17, dentro de «ocho días».

Del mismo modo, cuando se trata de dos semanas, digamos del 2 al 16 de septiembre, decimos «15 días», debido una especie de redondeo que hacemos al saber que el mes tiene aproximadamente 30 días y, también por redondeo, 4 semanas, aunque, en realidad, como ya lo señalé, son 4,348 semanas (cada mes).

La noción de ‘semana’ se originó probablemente en Mesopotamia

Las semanas de siete días fueron adoptadas en tiempos precristianos en el occidente de Asia, y entre egipcios y hebreos. Su duración —de siete días— tiene relación con las fases lunares, que se suceden más o menos cada 7,38 días (10 627 minutos o 177,12 horas), no exactamente siete, pero nos dá una buena señal de que los antiguos se basaron en eso para comenzar a tener la noción de “semana”; aunque, por supuesto, la palabra —en latín, mucho menos en español— aún no existía. 

La semana se menciona desde el libro bíblico del Génesis

El significado bíblico de un periodo de siete días se origina en el libro del Génesis, escrito probablemente a principios del milenio I a. C. Aunque no sabemos si los días allí mencionados eran de 24 horas o más, lo cierto es que en G. 2:2 dice claramente “…Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo”. De donde viene la costumbre de dedicar un día a la semana al descanso. En 29:27 del mismo libro se menciona por vez primera la palabra “semana”, primero en hebreo (shavua, shâbûa, el séptimo día o sábado, cuando Dios descansó, por eso muchos consideran al sábado como el último día de una semana), luego en griego (ἑβδομάς)  y después en latín (septimāna ).

Las fases lunares 

Como ya previamente se insinuó, la relación astronómica de la semana de 7 días se remonta a la muy antigua práctica de calcular las fechas de acuerdo a las fases lunares. Dado que la revolución sinódica de la luna (lunación o tiempo transcurrido entre dos novilunios o dos plenilunios), es de 29 días, 12 horas y 44 minutos (29,52 días), es razonable deducir que se utilizó como una indicación visual para determinar la duración de un mes. 

Para determinar un período de tiempo más corto —entre el mes y el día— resultó natural dividir el tiempo entre dos lunaciones (mes lunar) en cuatro períodos de 7 días cada uno, que comenzaron con las principales fases de la luna. Sin embargo, la longitud del año se calculó por el aparente movimiento del Sol entre las estrellas, pero la no coincidencia entre los cálculos lunares de las semanas y los meses, según el año solar, ocasionó discrepancias que fueron eliminadas —no completamente— con el nuevo calendario solar juliano del año 46 a. C.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 30 de marzo de 2023.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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