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montaña, majestuosa e imperturbable. Montana

el mundo de las montañas

Una montaña es una porción de la superficie terrestre más o menos aislada que se eleva sobre el área de la región circundante. Por lo general la altura decrece en etapas con transición en colinas cada vez más bajas y dispersas. Pero en algunos casos el cambio altitudinal es extremadamente rápido, como en la hermosa montaña del Gran Teton al noroeste de Wyoming y sureste de Idaho, Estados Unidos, que he visitado y admirado dos veces. Los volcanes, como el Kilimanjaro de África, el Chimborazo de Ecuador y el Popocatépetl de México, son también montañas.

Las montañas son elevaciones mayores que las colinas. En la mayoría de los casos, una montaña debe tener más de 300 m de alto sobre el terreno circundante e incluir dos zonas climáticas, sobre todo las que sobrepasan los 1000 m, pues la temperatura del aire baja más o menos 1 °C cada 150 m de altura, y en la zona intertropical, cada 180 m. En cambio, una colina no sobrepasa dicha altura y suele tener una configuración no escarpada.

Créditos: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Alpamayo.jpg

Montañas submarinas

Existen miles de montañas sumergidas bajo las aguas del mar. Casi todas son volcanes inactivos que sobrepasan los mil metros de altura sobre el fondo marino, pero no sobresalen de la superficie del agua, pues entonces forman islas.

Montaña también significa acumulación de cosas. ‘Una montaña de basura’. ‘Tenemos una montaña de problemas’. ‘Vi sobre el escritorio una montaña de papeles’.

File:Grand Teton in Winter-NPS.jpg
Montaña Grand Teton. Wyoming, U. S. A. Una impresionante vista invernal. Fuente: Grand Teton National Park Photo Galleries (web archive). Autor: NPS. Imagen de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Grand_Teton_in_Winter-NPS.jpg

Etimología de ‘montaña’ 

‘Montaña’ es un término que deriva del español antiguo montanna, del latín vulgar *montania,  *montanea, femenino del bajo latín *montaneus (montaña, lugar montañoso) a su vez del adjetivo en latín clásico montānus, a, um que significa ‘relacionado o propio de las montañas’, ‘situado entre montañas’, por ejemplo, en la expresión loca montana (atestiguada en el escritor romano Livio), que se traduce ‘regiones o lugares montañosos; de locus, ‘lugar’, ‘paraje’.

Montānus deriva a su vez de mons, genitivo montis (monte, montaña, cualquier prominencia, una masa enorme). La expresión montes et maria polliceri del historiador romano Salustio (siglo I a. C.) significa “promete montes y maravillas”; o también montes auri polliceri, “prometer montañas de oro”, “hacer grandes promesas”. Y es que mons también quiere decir por metonimia, ‘un gran número de cosas’, ‘una gran masa’, ‘bestia de montaña’ (en poesía). En el vocablo montānus, se agrega a mons el sufijo latino adjetival -ānus, que conlleva la idea de ‘relación’ ‘cualidad’ o ‘ser originario o natural de’, como en los términos: ‘urbano’, ‘mexicano’, ‘colombiano’, ‘peruano’, ‘ecuatoriano’, ‘romano’. Entonces, montānus es “lo relacionado o lo propio (-anus) de los montes o montañas (mont-, mons, montis)”.

Montana, U.S.A.

El estado de Montana, Estados Unidos (Treasure State), lleva este nombre de la palabra española «montaña», «montañoso» o montānus en latín, es decir, lugar montañoso, porque en su región occidental (más o menos 2/5 de su territorio), se localiza parte de la cordillera de las montañas Rocallosas o Rocosas, que la atraviesa de noroeste a sureste. Montana, con casi 381 000 km² de extensión territorial, fue primero explorada por franceses en el año 1742. En 1803 la región oriental del estado se convirtió en territorio estadounidense por la compra de Luisiana. En 1846, la región noroccidental (muy montañosa), también se convirtió en territorio a través del tratado de Oregón con Inglaterra. El 8 de noviembre de 1889 se convirtió en el Estado 41 de U.S.A.

Términos de la antigüedad derivados de mons, montis

Montānĭcŭlus: ‘diminutivo de montānus’.

Montānĭōsus: ‘montañoso’.

Montānus: ‘apodo romano’. Así llamaban Curtius Montanus, un orador y poeta del siglo I d. C., quien fue criticado por Juvenal (ss. I-II d. C.), quien lo llamó ‘declamador de mala muerte’. Probablemente Curtius nació en alguna región montañosa del Imperio. Quién sabe.

Montesĭāni, ōrum: ‘idólatras de las montañas’.

Montĭcellus: otro diminutivo, o sea, ‘una colina’.

Montĭcŏla: ‘habitante de los montes’; igual que arborícola (de los árboles) o rupícola (de las rocas).

Montīnus: ‘dios de las montañas’. Según los romanos, el que vigilaba las montañas. Atestiguado en escritos del retórico pagano Arnobio de Sicca (255-327 d. C.).

Origen indoeuropeo de mons, montis, montānus

Estos términos se asocian a la raíz indoeuropea *men- 2, Pokorny *men‑ 726, 2. *menth‑ 732 (sobresalir, proyectarse), relacionada también con los términos latinos: mentum (barbilla, de donde procede la palabra ‘mentón’); minae (puntos que se proyectan, una amenaza); –minēre (proyectarse, amenazar), etc. Palabras de uso común como eminente, inminente, prominente, promontorio, monte, montaña, piedemonte, montanha en portugués y otras, derivan también de esta raíz.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

¿Cómo se forman las montañas?

Las montañas se forman (orogénesis) de tres principales maneras, aunque cada uno de estos procesos ocurren como resultado del movimiento de enormes placas tectónicas que provocan la elevación de la corteza terrestre. 

1- La mayoría de las montañas son plegamientos formados donde las placas se empujan unas a otras, haciendo que las rocas se proyecten hacia arriba; como sucedió en los montes Himalaya, la cordillera más alta del mundo, cuando el subcontinente Indio, que hace unos 80-84 millones de años comenzó a desplazarse hacia el norte, hasta que colisionó con las tierras de Asia y, con la intensa presión, provocó el proceso de orogénesis que culminó hace unos 40-50 millones.

2- Otras montañas son volcanes que se forman con frecuencia a lo largo de los límites entre las placas tectónicas, por sucesivas erupciones de lava y deyecciones.

3- Otras son macizos montañosos que se forman cuando un enorme bloque de tierra es elevado entre dos fallas, como resultado de la compresión o tensión en la corteza terrestre. Como las montañas Rocosas de Norteamérica, que terminaron de formarse hace unos 80-55 millones de años, pero el inicio de su formación se remonta hasta hace unos 600 millones, durante el Neoproterozoico.   

Edad de las montañas

Las cadenas montañosas más grandes del mundo han sido formadas durante un número de periodos de orogénesis, cuya edad varía desde los tiempos del Precámbrico al Cenozoico. Las más altas surgieron durante el Mesozoico (hace 225-65 millones de años) y el Cenozoico (65 millones de años hasta nuestros días). Las más recientes son los Alpes, Himalaya, parte de los Andes y las Montañas Rocosas. Las más antiguas son los Montes Laurentinos cerca de Quebec, algunos de Ontario, región centro-occidental de Australia, el Escudo Brasileño, El Escudo de Angara, En Rusia, que se formaron durante el Precámbrico, hace unos 540 millones de años o más. 

De modo que las espectaculares montañas son formaciones tan antiguas, que su edad se cuenta en millones de años, por eso durante el transcurso de nuestra existencia tan limitada, las vemos majestuosas e imperturbables ¡pero sin duda cambian!

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 8 de octubre de 2022.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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