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Atlas, titán-dios, vértebra cervical, montaña Atlas, libro de mapas

Atlas tiene diversos significados:

A pesar de su semejanza, las palabras «atlas» y «atleta», aunque de origen griego, derivan de distintas raíces. Lése la entrada «atleta«.

1— En la mitología griega, Atlas es un dios-titán obligado por Zeus a cargar los cielos sobre sus hombros como castigo por hacerle la guerra, junto con otros titanes que fueron derrotados por los dioses olímpicos: Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Hefesto, Afrodita, Atenea y otros. Atlas —que simbolizaba la resistencia, el aguante— fue el padre de las Hespérides que guardaban las manzanas de oro. Este mito es tan antiguo que ya Homero (circa siglos IX-VIII a. C.) lo menciona en el poema épico Odisea (latín Odyssea, griego antiguo Ὀδύσσεια, Odysseia).

2 — En anatomía. La primera vértebra cervical (C1) o del cuello que se articula con el hueso occipital y carga —como Atlas al cielo y al mundo— con el peso de nuestra cabeza.

3 — Montañas Atlas. Un sistema montañoso que se extiende en el noroeste de África por unos 2400 km, a través de Marruecos, Argelia y Túnez. En Marruecos es donde están las cumbres más altas. Esta cordillera separa al desierto del Sahara del océano Atlántico y del mar Mediterráneo. El nombre de estas montañas también tuvo su origen en el mito de Atlas que más adelante explicaré.

4 — Atlas. Un libro de mapas o cartas, que puede incluir una región específica (Atlas de la República Mexicana, de África) o el mundo entero, y puede contener información temática sobre clima, geología, vegetación, fauna, población, etc. Así mismo, hay atlas de cosas tan diversas como: aves, flores de la región alpina, piedras preciosas, reptiles, escarabajos, etc.

Escultura de Atlas en un edificio de la calle Collins en Melbourne, Australia. Autor Biatch en.wikipedia. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Atlas_sculpture_on_collins_street_melbourne.jpg

ETIMOLOGÍA DE «ATLAS»

Atlas viene del latín clásico Atlās, (genitivo Atlantĭs): “Titán que tenía al cielo sobre sus espaldas” (Cicerón y Virgilio en la Eneida, siglo I a. C.). Poco después el poeta romano Ovidio (circa 43 a. C.-19 d. C.) llama Atlās al rey de Mauritania petrificado por Perseo según el relato mítico griego. Eso lo cuenta en su Metamorfosis (Metamorphoses del año 8 d. C.).

Atlās es una palabra latina tomada de la mitología griega

Atlās procede del griego homérico Ἄτλας, -αντος (Atlas, Atlantos), nombre además citado por Hesíodo, Esquilo, Heródoto, Apolodoro de Atenas, Higinio, Ovidio, Virgilio, Simónides, Licofrón y otros escritores de la antigüedad. Los principales sentidos con los que aparece Ἄτλας durante la antigüedad griega son:

A — Nombre de un titán-dios que soporta al cielo, considerado como miembro de una de las familias de dioses más antiguas, El titán que lideró la guerra contra Zeus y sus dioses olímpicos. Cuando fue derrotado, Zeus fue el que le impuso el castigo de aguantar por siempre el enorme peso del cielo con todo y sus astros sobre sus hombros y sus manos. 

B — Siglos después, Heródoto de Halicarnaso (siglo V a. C.), geógrafo e historiador, escribe sobre el Monte Atlas en África occidental, considerado como el pilar del cielo, según un mito más tardío que describe a Ἄτλας como rey de Mauritania, región que ahora no coincide con el actual país africano.

C — La primera vértebra del cuello (cervical), que se articula por arriba con el hueso occipital y sostiene el peso de la cabeza (de manera análoga al Atlas que soporta el peso del cielo). Ἄτλας con este sentido anatómico se encuentra en Julius Pollux 2, 132, un lexicógrafo y gramático que floreció a finales del siglo II d. C. En el siglo XVI los anatomistas del Renacimiento retoman el término con el mismo sentido.

El antiguo origen del término Ἄτλας

Se sabe con certeza que Atlas deriva del griego Ἄτλας. Sin embargo, algunos lingüistas opinan que Ἄτλας una palabra pre indoeuropea, originada de lo que llaman “el fondo léxico mediterráneo, que ya existía antes que los indoeuropeos llegaran a Grecia. Pero también se ha propuesto una relación con la raíz protoindoeuropea *tel-1, *telǝ-, *tlē(i)-, *tlā- Pokorny página 1060, con la idea de “soportar”, “cargar sobre sí”, “aguantar”, “sufrir”, que estaría también vinculada con términos como:

En latín, tolero, tolerare (tolerar, sufrir, aguantar); talentum (unidad de peso); tellūs (tierra, región, suelo). En griego antiguo, τᾰ́λαντον = tálanton, balanza, cierto impuesto que se pagaba;  ταλαίπωρος = talaípōros (angustiado, miserable), etc.

Elementos componentes de Ἄτλας

En Ἄτλας se encuentra el prefijo copulativo (que une) ἁ- más el tema o raíz τλα- probablemente del indoeuropeo *tlē(i)-, *tlā- ya citado, como también en los términos τλητός (tletós, “paciente”, “que soporta el sufrimiento”) τλήμων (tlémon, “inalterable”, “que tolera adversidades”).  

Términos antiguos derivados de Ἄτλας  

Ἄτλαντες = Atlantes (plural). Las estatuas colosales de hombres que sirven como columnas para sostener el entablamento o las molduras que coronan un edificio (Vitruvio).

Ἀτλαντικός = Atlantikós, latín Atlanticus, español Atlántico: las columnas de Hércules; el Mar Atlántico. También “lo perteneciente al Monte Atlas en Libia, sobre el cual los cielos eran soportados”. Luego se aplicó al mar cercano a la costa occidental de África, y después a la gran masa oceánica que se encuentra entre Europa y África al este y América al occidente. Al mar Atlántico, Platón lo llama en el Timeo, Ἀτλαντικὸν πέλαγος = Atlantikon pélagos, y Aristóteles (o quizá un tal Posidonio de Apamea del siglo I a. C., apodado “El Atleta”) lo llama Ἀτλαντικὴ θάλασσα = Atlantike thalassa.

Los términos θάλασσα = Thálassa: mar, agua de mar y πέλαγος = pélagos: mar, el mar abierto, son sinónimos. 

Ἄτλαντίς, -ίδος = Atlantís, –ídos. Hija de Atlas (según Hesíodo). Mar del Atlas, Atlántico (Heródoto), una isla fabulosa que según se cuenta se encontraba muy lejos, en el oeste (el Timeo de Platón). 

Ἄτλαγενής = Atlagenés. Hijas de Atlas, de Ἄτλας + γένος (Atlas + génos, “descendencia”). Así llamaban a las Pléyades =  Πλειαδες (un asterismo) porque según una de las versiones del mito, son siete ninfas hijas de Atlas, que Zeus mandó al cielo —en la espalda de Tauro— para salvarlas del lujurioso Orión.

ATLAS, LA PRIMERA VÉRTEBRA CERVICAL QUE SOSTIENE A LA CABEZA Y GIRA ALREDEDOR DE LA SEGUNDA CERVICAL O AXIS

Como ya lo dije antes, la primera vértebra cervical (C1) recibió este nombre desde la antigüedad, por analogía al mito del titán Ἄτλας que carga al mundo sobre su espalda y manos. Por arriba se articula con el hueso occipital y por abajo con la segunda vértebra cervical (C2) que se llama axis, del griego ἄξων áxōn “eje”, porque tiene un proceso llamado odontoides (parecido a un diente) sobre el que gira la primera (atlas) y permite el giro, la extensión y la flexión de la cabeza. Atlas y axis son las únicas vértebras diferentes al resto por la función tan especial que desempeñan. La primera carece de cuerpo vertebral y la segunda presenta su característico proceso odontoides.

  La vértebra atlas vista desde arriba. Henry Gray (1918) Anatomy of the Human Body. Wikipedia.

EL MITO QUE DIO ORIGEN AL NOMBRE DE LOS MONTES ATLAS

No se crea que en la antigüedad llamaban los romanos Mauritania al actual país Mauritania que se encuentra al occidente de Mali en pleno Sahara, sino que reconocían la Mauritania Cesariensis que se encontraba en lo que ahora es el norte de Argelia y a M. Tingitana, ahora norte de Marruecos, en plena cordillera del Atlas, que precisamente tiene ese nombre, porque según tradiciones más tardías narradas por Ovidio en su Metamorfosis 4, 627…, el héroe Perseo (Περσευς, esposo de Andrómeda) llegó con el rey Atlas y le preguntó por un refugio dónde pasar la noche, pero fue rechazado, tras lo cual, utilizando la cabeza de Gorgona (Medusa), lo petrificó transformándolo en la montaña Atlas, sobre la cual reposa eternamente el cielo con todas sus estrellas.

Otras versiones dicen también que Atlas era un rey poderoso y conocedor del movimiento de los astros, y que fue el primero que enseñó astronomía a los hombres, como una herramienta para orientarse en los mares y programar sus labores agrícolas.

El relato inicial sobre Atlas —posterior al mito del titán Ἄτλας — sólo se refiere a una montaña, que se creía estaba sobre el último límite de la Tierra, en el noroeste de África, y el mar que lo rodeaba recibió el nombre de Atlántico o Ἄτλαντίς Θάλασσα = Atlantís Thálassa, que según Heródoto (c. siglo V a. C.) se encuentra más allá de las columnas de Hércules. Pero debe mencionarse que el primero que nombra al Atlántico es el poeta griego Estesícoro (c. siglo VI a. C.) y lo llama Ἀτλαντικῷ πελάγει o Atlantikôi pelágei.

Se muestra la localización geográfica de los Montes Atlas al norte-noroeste de África. Wikipedia.

ALGO MÁS SOBRE ATLAS COMO UNA COLECCIÓN DE MAPAS, CONSTELACIONES, AVES, REPTILES, ETC.

Se considera que el primer atlas moderno fue Theatrum orbis terrarum (1570) de Abraham Ortelius (1527-1598), un geógrafo, cosmógrafo y cartógrafo flamenco. Theatrum en latín significa “teatro”, pero en este caso se aplica en sentido de “el público”, “los espectadores”, porque todo el que lo desee puede ver los mapas, y orbis terrarum se traduce como “globo terráqueo”. Aunque debe aclararse que en aquellos siglos, solo la gente adinerada podía permitirse el lujo de tener un atlas.

Pero el término “atlas” aplicado a estas colecciones de mapas se lo debemos al cartógrafo también flamenco Gerhardus Mercator (1512-1594) quien llamó “Atlas” a su colección de mapas, porque puso la imagen del mítico Atlas soportando la Tierra en el frontispicio de la obra, casi seguro como queriendo decir que esos mapas cargan con todas las ilustraciones de las tierras conocidas. Desde entonces el atlas es sinónimo de libro de mapas. Mercator publicó sus primeros mapas en 1537, hace 487 años.

Según los historiadores, los primeros atlas impresos (publicados en 1477 en Bolonia, recién revolucionada la imprenta) fueron ediciones del texto de Claudio Ptolomeo, un astrónomo, matemático y geógrafo alejandrino del siglo II d. C., que trabajó hacia el año 150 elaborando 27 mapas. Pero para entonces no se aplicaba el nombre de Atlas a esas publicaciones. (Léase en este sitio)

Se diversifican las publicaciones a las que se las llama “Atlas”

Con el decurso (paso del tiempo), comenzaron a publicarse “Atlas” pero con otra temática distinta a los mapas geográficos y celestes. Ahora hay “Atlas” de muchas cosas: de anatomía, dermatología,  piedras preciosas, botánica, flores de bulbo, histórico de México, de la flora andina, plantas de la Medicina Tradicional de México, de hongos, de anfibios y reptiles, de carreteras, religiones del mundo, insectos, mariposas. En fin, casi de cualquier cosa.

Jessús Gerardo Treviño Rodríguez. 23 de agosto de 2024.

Categoría: ciencia, cultismos

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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