¿Qué es la dermatología?
La dermatología es la rama de la medicina que trata de la estructura y fisiología de la piel y sus anexos*, así como el diagnóstico y tratamiento de sus enfermedades, de las que se han descrito unas 4000 diferentes. Más o menos entre un 20-22% de las consultas médicas del mundo se deben a problemas dermatológicos. Y es que muchos padecimientos de la piel son conocidos desde siempre, ya que pueden verse con facilidad por todos. En cambio otros, como la hipertensión, la litiasis renal o la gastritis no se ven.
*Los anexos de la piel son: las uñas, el pelo, los folículos pilosos, las glándulas sudoríparas y las sebáceas.
Origen del término ‘dermatología’
El primer registro de la palabra ‘dermatología’ se encuentra en francés como (dermologie) en el Dictionnaire Portatif de Médecine, d’ Anatomie, de Chirurgie, de Pharmacie, de Chimie, d’ Histoire Naturelle, de Botanique Et de Physique… (Diccionario portable, de Medicina, de Anatomía, de Cirugía, de Farmacia, de Química, de Historia Natural, de Botánica y de Física… del lexicógrafo Jean Francois Lavoisien) publicado en 1764. Pero poco tiempo después ya se documenta como dermatologie.
En inglés (dermology), se documenta el año 1819. Aparece en castellano en el diccionario de 1825 de Núñez de Taboada también bajo la forma ‘dermología’ y dice: “parte de la anatomía que estudia la piel y el cutis”. En 1853, el diccionario de Ramón Domínguez ya recoge el vocablo ‘dermatología’: “tratado sobre la piel”. De cualquier manera, muy probablemente el término fue acuñado en Europa hacia la primera mitad del siglo XVII.
Componentes de la palabra
Primero aparece dermología, después dermatología, un neologismo compuesto por los antiguos elementos griegos:
El sustantivo δέρμα (dérma), genitivo δέρμᾰτος (dermatos), diminutivo δέρμᾰτιον que significa ‘la piel’, ‘el cuero’, de δέρω (déro) y su infinitivo δέρειν (dérein), ‘desollar’, ‘despellejar’.
El sufijo -logía, del griego -λογία, ‘estudio’, ‘tratado’, de λόγος, ‘explicación’, ‘discurso’, ‘narrativa’, nombre verbal de λέγω (légō), ‘yo digo’, ‘yo converso’. La mayoría de las ciencias tienen en su nombre este componente: acarología, citología, edafología, entomología, histología, fisiología, geología, herpetología, limnología, malacología, mastozoología, meteorología, microbiología, sismología, virología, zoología…
δέρμα (dérma)
El término δέρμα (dérma), en origen, ‘la piel de las bestias’ (latín pellis), se documenta desde los himnos homéricos. En la Ilíada aparece δερμα λέοντος = derma léontos, “la piel de un león para un manto”. Sólo raramente aparece δέρμα en esta obra con el significado de “piel de hombre” (equivalente a cutis en latín). Dérma también se usó para referirse a ‘la concha de una tortuga’, ‘la corteza de los árboles’ y ‘la piel de los frutos’ o epicarpio.
Raíz IE *der-
Los vocablos griegos δέρμα, δέρμᾰτος, δέρμᾰτιον, δορός (bolsa de cuero) y otros, se vinculan a la raíz indoeuropea *der- (cortar, desollar, con derivados sobre ‘piel’ y ‘cuero’. Pokorny y 4. der‑ 206).
La única palabra en latín ligada a esta raíz que aparece en el Gaffiot (p. 558), es drappus, que significa ‘pedazo de tela’ ‘trapo’, de donde derivan nuestros términos ‘trapo’, el utensilio de limpieza ‘trapeador’, el verbo ‘trapear’ y casi seguro, ‘esparadrapo’. Un análisis detallado sobre esta raíz PIE se puede leer aquí.
Neologismos que llevan la raíz δέρμα, δέρμᾰτος
Dermacentor, del griego kentéo = κεντέω (aguijonear): género de garrapatas que atacan a mamíferos y al hombre.
Dermanyssus, de nyssein = νύσσειν (pinchar, picar): familia Dermanyssidae, ácaros que parasitan a las aves.
Dermaptera (Dermápteros), de ptéron = πτέρον (ala): orden de insectos con alas coriáceas.
Dermatografía: descripción anatómica de la piel.
Dermatólogo: médico especializado en dermatología.
Dermoabrasión, del latín abrasio (acción de rapar): procedimiento usado para rejuvenecer la piel.
Dermatitis, con sufijo -itis que indica inflamación: inflamación de la piel, con erupción, prurito y enrojecimiento.
Dermatobia: género de dípteros familia Oestridae (éstridos) de América Tropical, cuyas larvas infestan a humanos y ganado. Los huevecillos son transportados por ciertos mosquitos.
Deramtocele, dermatodinia o dermalgia, dermatocalasis, dermatofibroma, dermatoide o dermoide, dermatomelasma, dermatoneurosis, dermatopatía, dermatofobia, dermatofitosis, dermatometría, dermatosclerosis o dermosclerosis, dermonecrosis, dermostenosis, dermis, epidermis, hipodermis, intradérmico, etc.
UN POCO DE HISTORIA
En primer lugar, la palabra dermatología no existía desde aquellos tiempos que nos remontan a los famosos papiros, sobre todo, el de Ebers (el cuarto y el más extenso escrito tal vez en Tebas hacia los años 1530-35 a. C.), y el de Edwin Smith (c. 1500 a. C.) en los que se han encontrado algunas referencias (lavado de heridas, aplicación de hierbas, métodos para rejuvenecer la piel, cosmetología) sobre la curación de la piel en la época de los faraones.
Durante unos 2000 años, un periodo que empieza desde el tiempo de Hipócrates de Cos (siglo V a. C.), hasta nuestro tiempo, la dermatología ha evolucionado profundamente.
- Hipócrates propone la primera clasificación de las enfermedades cutáneas, en Corpus Hippocraticum.
- Durante el tiempo de los romanos, se le dio gran importancia al aseo y cuidado de la piel. Los baños con agua caliente y fría eran muy provechosos para la salud. Aulo Cornelio Celso (25 a. C.-50 d. C.) fue un médico que dedicó un apartado para la piel en su obra De medicina, describiendo unos 40 tratamientos.
- Luego los médicos árabes y bizantinos mantuvieron el interés por estas enfermedades, ocasionadas por traumatismos, quemaduras, ectoparásitos, problemas circulatorios, cáncer, envejecimiento, alergias, productos irritantes, exposición excesiva al sol. Pero sin duda, el mayor desarrollo se dio a partir del Renacimiento, y los siglos XVIII-XX, gracias a los formidables avances de la microscopía y muchas técnicas de diagnóstico y curación.
La Edad Media
Durante el Medievo se dio un estancamiento general en todas las ramas del saber. Las obras médicas y sus traducciones, estuvieron custodiadas por la Iglesia Católica. Las pésimas condiciones de salud para la población en general propiciaron la aparición de muchas enfermedades, incluidas las dermatológicas. Nada más respecto a la lepra, se calcula que alrededor del 5% de la población europea la padecía en ese prolongado periodo medieval. Es como si en una ciudad de 100 000 habitantes hubiera 5000 personas afectadas. Sin duda, una incidencia muy elevada, ya que en nuestros días se estima que hay unos 12 millones de leprosos en todo el mundo, una proporción 25 veces menor.
Renacimiento
A partir del siglo XIV comienza el crecimiento acelerado de la dermatología. Sólo citaré algunos hechos y personajes sobresalientes:
Hyeronimus Mercurialis (1530-1606) escribe en 1572 De morbis cutaneis, et omnibus corporis humani excrementis tractatus locupletissimi… (Un profuso tratado sobre las enfermedades de la piel y sobre todos los excrementos del cuerpo humano). Una obra considerada pionera en textos sobre enfermedades de la piel.
Durante los siglos XVIII-XIX la dermatología fue una subdivisión de la medicina interna. Ahora no, pues se considera que, junto a la neurología, son especialidades independientes. Y en realidad mucho debe su avance a las investigaciones sobre la sífilis, ya que este padecimiento ―cuyo origen es discutible, pero parece que fue llevado de América a Europa desde el siglo XVI― tan estudiado durante siglos, cursa con síntomas dermatológicos muy evidentes.
Siglos XIX-XX
Destaca el dermatólogo austriaco Ferdinand von Hebra (1816-1880), quien se distinguió por enfatizar el examen microscópico de las lesiones cutáneas. Asimismo, en la década de los años 1930s, los trabajos de Stephen Rothman (10 de septiembre de 1894 – 1 de septiembre de 1963), médico de origen húngaro, y profesor emérito de la Universidad de Chicago, posibilitó el surgimiento de tratamientos más complejos y eficaces.
En fin, Los dermatólogos han adquirido la capacidad de controlar las enfermedades fúngicas (causadas por hongos) de la piel, reconocer y tratar los cánceres en su fase temprana, controlar las enfermedades cutáneas potencialmente mortales del pénfigo y el lupus eritematoso, aliviar la psoriasis; así como trastornos alérgicos, los causados por ectoparásitos, etc. (https://www.britannica.com/science/dermatology).
¡Hay tantas cosas que agregar! Pero…
Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 31 de julio de 2022.