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autopsia-necropsia, sinopsis

¿Qué es una autopsia?

Autopsia es la inspección, disección y examen anatómico de un cadáver, para descubrir o determinar la causa de la muerte, o el daño hecho por una enfermedad. También se conoce como examen post mortem.

En sentido figurado significa además, un análisis crítico detallado de algún libro, una obra o algún hecho. Ejemplo, ‘La autopsia de un crimen’. En psicología se aplica el término ‘autopsia’, desde los años 1960s, para referirse a los intentos para determinar los factores emocionales causantes de un suicidio.

Dicho de otro modo: “Autopsia es una observación ocular personal, una inspección, un examen. Específicamente en anatomía y patología, ‘la disección e inspección de un cadáver por fuera y por dentro’ para descubrir la causa de la muerte, o el sitio y carácter de la enfermedad que dio origen al deceso.

Post mortem

La expresión post mortem está formada por los términos latinos: post (‘después de’, ‘a continuación’) y mortem (acusativo de mors, ‘la muerte’). Es decir, ‘lo sucedido después de la muerte’.

Sala de disecciones, Universidad de Helsinki en 1928. Fuente: Museo de la Ciudad de Helsinki. Autor: Eric Sundström. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Helsingin_yliopiston_dissektiosali.jpg

Autopsia-necropsia

Los términos autopsia y necropsia son sinónimos. Sin embargo, ‘autopsia’ se utiliza preferentemente para referirse al examen de un cadáver humano, mientras que necropsia se emplea más en medicina veterinaria. Así que lo habitual es decir: “se practicó la autopsia al cadáver de la joven que se ahogó en el río”; “El veterinario hizo la necropsia al cerdo que murió ayer”. Pero insisto en que ambos términos se usan en el caso de cadáveres humanos. Obviamente, tratándose de animales, creo más propio «necropsia». (véase su uso en veterinaria)

El vocablo ‘autopsia’ procede directamente del griego antiguo, pues ya existía desde aquellos días, aunque no precisamente con el sentido actual. En cambio, ‘necropsia’ es un neologismo acuñado durante la primera mitad del siglo XIX.

Origen de la palabra ‘autopsia’

Autopsia (aut- + -opsia) procede del griego antiguo αὐτοψία (autopsía, ‘autopsia’ en latín renacentista), ‘acción de ver por los propios ojos’ (atestiguado en escritos de Dioscórides, siglo I d. C.), derivado de αὔτοπτος (autoptos), ‘mostrado o revelado por uno mismo’.

Como puede verse, en aquellos tiempos no tenía la connotación de examinar o ver un cadáver como ahora. Y es que muchas veces las palabras van cambiando de significado con el transcurrir de los siglos.

El vocablo está registrado en francés: autopsie (año 1573) con su significado antiguo. Probablemente en los años 1660s ya se emplea con el sentido actual. En 1678 utiliza el término (autopsy) el teólogo y filósofo inglés Ralph Cudworth (1617-1688), cuando comenta que «Los intentos cartesianos para resolver o explicar el mecanismo del movimiento del corazón… parecen refutados en las autopsias y experimentos» (OED). En español se dice sobre las autopsias de los cadáveres hasta el año 1790.

Los diccionarios españoles 

El diccionario español de Esteban de Terreros y Pando de 1786 dice: “Autopsia, evidencia ocular, la memoria, que representa las cosas, como se vieron mucho antes”.

El diccionario de Vicente Salvá de 1846 por fin dice: «Autopsia. inspección facultativa del cadáver de una persona, de ordinario para averiguar las causas y época de su muerte»

El de Ramón Domínguez (1853), anota: “inspección, observación por sí mismo de uno mismo”. Esencialmente igual que su significado antiguo. Nótese que no hace referencia a la observación de cadáveres.

La RAE de 1869 ya recoge el término como sustantivo femenino: “la inspección facultativa de un cadáver”. En 1884 anota su etimología y agrega claramente: “examen anatómico de un cadáver”. En realidad, su significado actual en español data de la segunda mitad del siglo XVIII (hacia 1790) pero, como acabo de mencionarlo, los diccionarios del castellano le dan ese sentido hasta el XIX.

Componentes de la palabra αὐτοψία

  • El término αὐτός (autós), ‘uno mismo’, ‘que actúa por sí mismo’, como en las viejas palabras αὐτόδηλος (autódelos), ‘que se manifiesta por sí mismo’ y αὐτοδίδακτος (autodidaktos), ‘que aprende por sí mismo’. En la actualidad existen innumerables palabras con autós: automóvil, automotriz, autolavado, autónomo, autótrofo, autodidacta, autorretrato, autógeno, autoestima, autolisis, autoinmune, autógama, autogol, autocrítica, autoengaño, autorrobo, autoayuda, autosecuestro, autoempleo, autosoma, autocracia y muchas más.
  • El vocablo ὄψις (ópsis), ‘la visión o apariencia de una persona o cosa’, ‘su aspecto’; también, ‘una visión o aparición’ (en Heródoto); ‘los órganos de la vista’. Su equivalente latino es conspectus, ‘vista’, ‘acción de ver’, ‘examen’, ‘percepción’, ‘apariencia’, ‘aspecto’. Término relacionado con el adjetivo ‘conspicuo, «lo muy visible». Por ejemplo ‘flores conspicuas e inconspicuas’.

Con ὄψις se han acuñado algunos neologismos médicos, por ejemplo: acromatopsia, biopsia, disopsia, poliopsia y, por supuesto, ‘necropsia’.

LA PALABRA ‘SINOPSIS’

Sinopsis (exposición general de una materia o asunto, resumen), lleva también este componente, pero se documenta desde la antigüedad griega como σύνοψις (sýnopsis), ‘una vista general, con los ojos o con la mente’ (Platón); ‘una tabla de contenidos’, ‘un esbozo’. De συν- (syn-), ‘con-’, ‘junto’, como en las voces: sinartrosis, sincitio, sindactilia, sindicato, singamia, sinergia, sintaxis, síntesis,  y ὄψις (ópsis) ‘vista’.

Acuñación del término ‘necropsia’

Necropsia es un neologismo decimonónico propuesto por el médico M. Vaidy de la Universidad de Lille, norte de Francia, quien en su tiempo afirmó: “se selecciona un término para expresar la inspección de un cadáver, que sea eufónico (que se oiga bien), como nécropsia, nécroscopique (disecciones cadavéricas, el método necroscópico), que pueden usarse según convenga”. El texto en inglés puede leerse en un pie de página aquí, en The London Medical and Physical Journal. Vol 43 (enero-junio 1820). 

Vaidy dijo además que: «propuso νεκροψία (nekropsía) en griego científico, ya que en la Antigüedad no existía la palabra. Término compuesto por νεκρός (nekrós), ‘cadáver’, más el verbo σκοπέω (skopeo), ‘ver’, «contemplar»; derivado de σκοπός (skopós), ‘observador’. O de manera más simple, νεκρός cadáver‘ más y ὄψις (ópsis) ‘vista’, la visión o lo que se ve de alguna cosa’.

El término νεκρός también está presente en las antiguas palabras griegas: νεκροστολέω (nekrostoléo), ‘transportar muertos’, y νεκροφάγος (nekrophágos), comedor de carroña o cadáveres; de donde el término ‘necrofagia’.

El diccionario español de Domínguez (año 1853) dice: «Necropsia. Autopsia de un cadáver».

Términos de uso común derivados de νεκρός

Hay muchas otros vocablos con el componente griego νεκρός. Aquí algunos: necrobacilosis, Necrobia (género de insectos coleópteros), necrobiosis, necrolatría (adoración de los muertos), necrológico, necromancia, necrofilia (atracción hacia los cadáveres, especialmente erótica), necrofobia (exagerado temor a los muertos), necrópolis (cementerio), necrosis (muerte de tejidos), necrospermia (condición en la que los espermatozoides están muertos o inmóviles en el semen), etc.

Vínculos indoeuropeos 

Nekrós se asocia a la raíz indoeuropea (IE) *nek̂- (muerte, cadáver). En cambio,  ὄψις (ópsis) es palabra asociada a la raíz IE *okʷ- (ver, ojo).

Necropsia en francés e inglés       

En francés nécropsie, año 1826, el médico Pierre F. Bretonneau (3 de abril de 1778- 7 de febrero de 1862) menciona la palabra en su obra Les immflamations du tissu muqueux et en particulier de la diphtérite (Las inflamaciones de tejidos mucosos y en particular de la difteria). Bretonneau realizó centenares de necropsias desde que tenía 37 años. Se cuenta que a veces iba a los cementerios a desenterrar cadáveres que habían muerto de difteria. En inglés (necropsy) se documenta desde 1842.

Autopsia frente a necropsia

Como ya lo mencioné, autopsia es el vocablo preferido para referirse a la disección y observación de cadáveres humanos. En cambio, ‘necropsia’ se utiliza preferentemente para denominar a las autopsias de los animales. Es muy probable que se deba a que en ‘autopsia’, está el componente aut-, autos (uno mismo), de manera que puede concebirse como llevando implícita la idea de ‘verse uno mismo’, algo así como un procedimiento que consiste en abrir un cuerpo muerto de un miembro de nuestra especie (Homo sapiens L. 1758), como si al ver su interior, el patólogo estuviera mirándose a él mismo. Y muy en el fondo sabe que acaso, el día que muera, van a hacer lo mismo con sus restos mortales. Si esta suposición es válida, entonces se puede pensar en una especie de “auto-autopsia”, algo así como practicársela uno mismo… antes de morir.

Culturas antiguas

Los antiguos egipcios no estudiaban los cadáveres con la finalidad de explicar las causas de la muerte, ya que más bien se trataba de maniobras con fines religiosos o de momificación, hechas desde hace unos 5000 años. Los griegos, romanos e hindúes más bien cremaban (incineraban) a sus muertos sin examinarlos. Pero los médicos alejandrinos Herófilo de Calcedonia y Erasístrato realizaron centenares de disecciones de cadáveres humanos, con el propósito de estudiar las enfermedades. Los romanos, chinos y musulmsnes consideraban un tabú abrir el cuerpo de un difunto, prohibición que se mantuvo durante todo el Medievo.

El gran Médico Galeno del siglo II d. C., de origen griego, pero que ejerció la medicina en Roma, sólo pudo hacer disecciones en animales, por prohibiciones legales de su tiempo.

La autopsia en el bajo Medioevo y el Renacimiento

En el siglo XIII, el emperador Federico II dio la orden para que el cuerpo de dos criminales ejecutados se entregaran cada dos años a las escuelas de medicina, una de las cuales estaba en Salerno, Italia, para lo que se llamaba una “Anatomía Pública”, a la que se obligaba asistir a todos los médicos.

Se sabe además que la primera autopsia forense, en la que se trataba de investigar la muerte para determinar la existencia de una ‘culpa’ (se entiende algún homicidio), fue una solicitada por un magistrado de Bolonia en el año 1302 (en el inicio del siglo XIV).  

Con la llegada del Renacimiento (ss. XV-XVI) resurge el interés por la anatomía, y con ello se incrementa el número de disecciones. Vesalio en su De Humani Corporis Fabrica (Trabajos sobre el Cuerpo Humano) de 1543 hace la distinción entre lo normal y lo anormal, por ejemplo, un vaso con aneurisma y otro sin él. Leonardo da Vinci y su coetáneo Miguel Ángel disecaron también decenas de cuerpos.

Antonio di Paolo Benivieni

El médico florentino del siglo XV Antonio di Paolo Benivieni  (3 de noviembre de 1443–1502) realizó 15 autopsias, concretamente, para determinar las causas de la muerte, logrando encontrar una correlación significativa entre algunos hallazgos post mortem y los síntomas que previamente presentaba el difunto. Estaba en marcha el desarrollo de la medicina forense y la práctica generalizada de las autopsias. 

Théophile Bonet

Théophile Bonet, de Ginebra (1620-89), recopiló en la literatura las observaciones realizadas en 3000 autopsias. Varios observadores definieron entonces muchas entidades clínicas y patológicas específicas, abriendo así la puerta a la práctica moderna.

Giovanni Morgagni

La autopsia alcanzó plena madurez con el anatomista italiano Giovanni Morgagni (25 de febrero de 1682 – 6 de diciembre de 1771), a quien, con justicia, se considera el padre de la patología moderna. En 1761 describió lo que podía verse en el cuerpo a simple vista, en su voluminosa obra “Sobre los Sitios y Causas de las Enfermedades a través de la Investigación Anatómica”, en la que minuciosamente comparó los síntoma, y observaciones de unos 700 casos. Así, en la obra de Morgagni el estudio del paciente sustituyó al estudio de los libros.

Otros personajes

Hubo, por supuesto, muchos otros anatomistas y patólogos más, por ejemplo: el austriaco Karl von Rokitansky (1804-1878), quien realizó algo más de 30 000 autopsias. La anatomista y fisióloga francesa Marie F.X. Bichat (1771-1802) destacó el papel de los diferentes sistemas y tejidos en el estudio de la enfermedad. Rudolf Virchow (1821-1902), un médico, patólogo, historiador y antropólogo alemán, introdujo la doctrina celular y sostuvo la idea de que los cambios en las células son la base de la comprensión de la enfermedad.

Finalidad de las autopsias

Las autopsias se realizan con fines médico-legales o para investigación anatomopatológica. De una manera muy general, se practican cuando se necesita obtener alguna de las siguientes informaciones.

  • Precisar la identidad del fallecido.
  • Dictaminar si la muerte fue natural o provocada por el mismo difunto (suicidio), por otra(s) persona(s), es decir, homicidio, por algún accidente, siniestro o desastre.
  • Causa y extensión de las lesiones en el cadáver; comenzando por el exterior, marcas en la piel, contusiones, arañazos, magulladuras, laceraciones, equimosis, huellas de violencia, señales de agresión sexual o de tortura; revisión del ano, la cavidad bucal, el conducto auditivo, etc. Y el aspecto de los órganos internos durante la disección, incluyendo estudios de microscopía, detección de sustancias, contenido gástrico, inspección del encéfalo.
  • Determinar la forma de la muerte ¡Hay tantas! Cito algunas de manera absolutamente desordenada: por enfermedades terminales, trastornos metabólicos agudos, septicemia, infarto, envenenamiento, fulguración, sobredosis de algún fármaco o droga psicoactiva, herida de bala, o por arma blanca, hemorragia masiva, quemaduras, fractura de cráneo, asfixia, ahogamiento, ahorcamiento, agresión sexual, atropellamiento, aplastamiento masivo, estallamiento de vísceras, ictus, muerte súbita cardíaca, inanición, deshidratación. En fin, hay muchas formas de morir, algunas inimaginables, pero sólo una de nacer.
  • El tiempo o intervalo post mortem, es decir, determinar cuánto tiempo ha transcurrido desde el momento de la muerte. Aquí es muy útil la entomología forense: si el cuerpo ha estado expuesto a los insectos, según el tipo que se encuentre en el cadáver, podrá ser ese intervalo. 

Las autopsias con propósitos anatomopatológicos son muy útiles en el avance del conocimiento científico. Para su realización se suele necesitar la autorización de los familiares, que el deceso esté legalmente comprobado y que se practique por médicos oficiales y expertos en la materia.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 27 de abril de 2022.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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