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ceniza(o), ceniciento(a), incinerar, acendrado

DEFINICIÓN DE CENIZA, CENIZO

  • La ceniza es el polvo gris que queda luego de que algo es consumido por el fuego. Sólo quedaron cenizas de la fogata. El viento se llevó las cenizas, nada quedó. Te ruego que cuando fumes no tires la ceniza en la alfombra. Ceniza volcánica.
  • Lo que queda de un cadáver después de haber sido incinerado o cremado. En la iglesia guardan las cenizas del abuelo. La cremación consiste en someter al cadáver a unos 800-1200°C durante unos 60-120 minutos, hasta que sólo quedan unos 1500-2000 g de cenizas. 
  • Como locución verbal: ‘reducir o convertir algo a cenizas’. Es decir, “destruir o arruinar algo por completo”. Con tu respuesta redujiste a cenizas mis esperanzas.

Cenizo 

Cenizo es ‘el color de la ceniza’. Tintes para el cabello color cenizo.

En términos coloquiales: 

  • ‘Persona que trae mala suerte’. Ni te le acerques, es un cenizo. 
  • ‘Un aguafiestas, un gruñón, malhumorado’. En inglés, el killjoy (el que mata la alegría) o spoilsport (el que arruina el juego)

Me imagino que eso de “el que trae la mala suerte”, “aguafiestas”, “arruinar”, se debe al color gris de la ceniza, que bien puede evocar cosas tristes o carentes de vivacidad.

Etimología de ‘ceniza’

Ceniza (sustantivo atestiguado desde el siglo XIII) deriva del término no documentado del bajo latín *cinisia, del latín clásico (siglos I a. C.-I d. C.) cĭnis, genitivo cinĕris, “la ceniza”, como en la frase cinis extinctus (Suetonio ss. I-II d. C.) “cenizas frías”. Porque la ceniza o cenizas, cuando todavía ardía el fuego se llamaban făvīlla, ae y favilla nigrans, era el hollín. De făvīlla proviene la palabra «favila» que designa a las pavesas o partículas encendidas que saltan de una fogata y al apagarse se convierten en ceniza; o bien a la ceniza que se encuentra en una fogata activa.  

Como entre los romanos se acostumbraba mucho la cremación o incineración de los muertos, cĭnis también se usó con el sentido de “sepulcro”, “la pira”, “la muerte”, “las cenizas de un muerto”. Por eso post cineris (en escritos Marco Valerio Marcial, poeta romano) significa “después de la muerte”.

INCINERAR

‘Incinerar es un verbo transitivo que significa “reducir algo —especialmente un cadáver— a cenizas”. Es sinónimo de ‘cremar’, del verbo latino cremo, cremare (quemar, destruir algo mediante el fuego). Cuando yo muera, no quiero que me incineren, no vaya a ser que hasta el alma me chamusquen. El cuerpo de su padre será cremado por la tarde.

Origen de ‘incinerar’

El verbo incinerar proviene del latín medieval incinerare (quemar, consumir por las llamas), a su vez del latín tardío incĭnĕro, incinerăre con el mismo significado.

Componentes de ‘incinerar’  

1- De in-, prefijo latino que en este caso indica “hacia adentro” como en las palabras inmersión e introducir (hacer que algo se meta en otra cosa). Más cĭnis, “ceniza”, como en ‘cenicero’, ‘Cenicienta’ y ‘cenicilla’, y -ar, la terminación de los verbos de la primera conjugación (cantar, robar, mandar).

2- El verbo incinerăre está documentado en la obra De medicina ex animalibus, escrita por el médico romano Sexto Plácito (Sex Papyriensis Placitus) del siglo IV, donde recomienda remedios verdaderamente fantasiosos.

Recomiendo al lector que lea la entrada «urna, cremar» en este mismo sitio.

ACENDRADO

‘Acendrado’ es un adjetivo que significa “fuerte, puro, intenso”, especialmente referido a sentimientos o cualidades. Siempre ejercí mi función de profesor con acendrado entusiasmo. 

¿De donde proviene el vocablo ‘acendrado’?

‘Acendrado’ es el participio del verbo acendrar (depurar, limpiar los metales preciosos, como la plata, en la cendra con el uso del fuego), del español arcaico cendrar (depurar, limpiar) de cendra (pasta de ceniza de huesos bien lavada para limpiar metales), que a su vez procede del radical latino -ciner-, cĭnis (ceniza). El verbo cinerāre significa hacer o reducir algo a ceniza.

En acendrado y acendrar está el prefijo a- que en este caso indica (tiene otras funciones) ‘completamente’, ‘algo que se hace cabalmente’, como en la palabra “abrumar”. 

Así que “acendrado” es aquello que está completamente (a-) limpio y puro (cendra, cendrar).

La Cenicienta

La Cenicienta es un cuento escrito en 1697 por el francés Charles Perrault. Trata de una pobre niña muy noble, pero que vivía en casa, donde hacía los trabajos más duros del hogar. De seguro Perrault eligió ese nombre al imaginar al personaje: una niña mal vestida, desaliñada, quizá llena de ceniza cuando tenía que limpiar la chimenea.

En el término Cenicienta se encuentra: Cenic- de ‘ceniza’ (cinis) y el sufijo o terminación -ienta, -iento, que genera adjetivos, indicando “que tiene”, “abundancia”, “condición”. Por ejemplo, avariento, sangriento, sediento, hambriento, grasiento, mugriento; del latín -entus, por ejemplo, en la palabra attentus (cuidadoso, atento).

Luz cenicienta

Durante los primeros días anteriores (en la madrugada) y posteriores (al anochecer) del novilunio (Luna nueva o neomenia, del griego νεομηνία, νεομηνίας, literalmente el primer día del mes), la Luna está cerca de la conjunción y se ve como una “uñita”, un huso brillante, que es la angosta región de la cara visible que en esos momentos está siendo iluminada directamente por el Sol. En cambio, simultáneamente, casi toda la cara lunar oculta —que nunca vemos desde la Tierra— está recibiendo directamente la luz solar.

En esa etapa —próxima al novilunio—, en el resto del disco lunar puede verse una iluminación muy tenue color ceniza, o “luz cenicienta”; es la reflexión —desde la Tierra— de la luz solar por la superficie de nuestro planeta

El color tenue o ceniciento de la luz reflejada por la Tierra (con una superficie mucho mayor que la lunar) se explica, porque pierde intensidad al atravesar dos veces nuestra atmósfera. Primero de la Tierra a la Luna y luego de la Luna a la Tierra, tal y como la percibimos con nuestros ojos.

La luz cenicienta va desapareciendo conforme la Luna nueva avanza hacia su cuarto creciente. 

En conclusión, primero nuestro planeta es bañado por la luz solar, cuyo reflejo viaja hasta la Luna, produciendo la “luz tenue” que luego llega a nuestros ojos con ese color ceniciento. En total unos 150 760 000 km.: Sol-Tierra   Tierra-Luna   Luna-Tierra. Proceso que dura unos 503 segundos. 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 12 de septiembre de 2023. 

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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