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morfina, el más importante alcaloide del opio

Principales propiedades de la morfina

La morfina, 7,8-Didehydro-4,5-epoxy- 17-methyl-morphinan-3,6-diol (C17H19NO3 ) es el más importante alcaloide del opio, en forma de cristales amargos e incoloros. Es un narcótico porque posee propiedades sedantes y analgésicas. Se usa en forma de sales solubles, como clorhidrato o sulfato. En dosis moderadas, obnubila los sentidos, alivia el dolor e induce a un sueño profundo, pero a dosis excesivas, causa estupor, coma y convulciones.  La heroína es un derivado que tiene entre 1,5-2 veces más potencia. Ambas sustancias son fuertemente adictivas y un gran problema en la lucha contra las adicciones.

Etimología del término ‘morfina’

La palabra morfina es un neologismo derivado del latín Morpheus, ‘hijo del sueño y de la noche’, en la obra épica Metamorphoseis (μεταμόρφωσις, ‘una transformación’ en griego) 11, 365 de Ovidio. Μορφεύς, Morpheús, era el dios del sueño y sus imágenes, literalmente “el que reproduce las formas en el durmiente”, de μορφή = morphé, ‘forma’ (latín forma), ‘figura’, ‘apariencia’ una palabra muy común en escritos antiguos, sobre todo después de Homero y Hesíodo. 

Morfeo (Μορφεύς ) en la mitología griega

Morfeo (Μορφεύς) era hijo de Hypnos = Ὑπνος (Somnus, Sopor en latín), a su vez hijo de Nyx = Νυξ (Nox en latín, la diosa de la noche). Hypnos vivía en el inframundo, el reino de Hades, y nunca veía el sol. A veces Hera (Ἡρη) le pedía a Hypnos dormir a su esposo Zeus (Ζευς), para poder dañar a su hijo Hércules, pero con frecuencia se negaba para no provocar su ira.

Morfeo era el líder de los Ονειρος, Ονειροι = Oneiros, Oneroi (Somnium, Somnia) en latín, que eran ángeles alados o daimones, vigilantes del sueño.

Palabras derivadas de μορφή (morphé)

Con la palabra μορφή se han acuñado infinidad de neologismos: alomorfo, amorfo, antropomorfo, dimorfismo, morfema, morfina, morfogénesis, morfología, morfometría, pleomorfismo, polimorfismo, zoomorfo. En cambio, metamorfosis no es un neologismo, porque ya existía desde la antigüedad: μεταμόρφωσις = metamórfosis, “transformación”; mĕtămorphōsis, “cambio de forma” en latín clásico.

Acuñación del término ‘morfina’

El farmacéutico alemán, pionero en la química de los alcaloides, Friedrich Wilhelm Adam Sertürner (1783-1841), cuyos trabajos llevaron a transformar a la química farmacéutica con carácter de alquimia, a la ciencia de la farmacología, fue el que aisló la morfina del opio en 1804-1805, cuando apenas tenía entre 21-22 años de edad. Sus trabajos, que pronto los dio a conocer, eran sobre un agente inductor del sueño, que había aislado del opio (latín opĭum, del griego antiguo ὄπιον = opion), un extracto con varios alcaloides con efectos somníferos, analgésicos y astringentes, usados al menos hace unos 5000 años) de la planta adormidera (del verbo latino addormīre, ‘dormirse’, ‘adormecerse’, por sus efectos somníferos) o Papaver somniferum. L, 1853. No confundir con la amapola, Papaver rhoeas. L, 1753., con efectos somníferos más suaves.

Después de probar sus efectos en animales, otras personas y en él mismo, publicó en 1813 un trabajo en el que llama al extracto Morphium en alemán (por la divinidad griega del sueño ya citada); de donde pasa al francés ‘morphine’ ese mismo año.

El término ‘morfina’ en los diccionarios españoles

El diccionario español de Ramón Joaquín Domíngez de 1853, dice elegantemente: Morfina s. f. Química. “Álcali vegetal, amargo, fusible al fuego que da al opio la virtud soporífica (sic) y calmante. Se encuentra en el opio combinada con el ácido mecónico; es sólida, incolora, y cristaliza en pirámides truncadas, transparentes y hermosas”

ALGUNOS DATOS FARMACOLÓGICOS DE LA MORFINA

La morfina es un opiáceo con propiedades analgésicas potentes. Es efectivo contra el dolor intenso, como en los casos de a) infarto agudo del miocardio, b) el cáncer, c) en el pre y postoperatorio, d) en pacientes con quemaduras se utiliza el sulfato de morfina, e) en casos de disnea por edema pulmonar. Está contraindicada en personas que sufren de asma con depresión respiratoria, presión intracraneal elevada, shock. Los principales efectos secundarios son: anorexia, náusea, mareo, vértigo, vómito, estreñimiento, somnolencia, sedación, confusión, retención urinaria, visión borrosa, bradicardia, rubor, etc.

El uso de la morfina conlleva el peligro de la adicción y tolerancia, es decir, cada vez se requieren mayores dosis para lograr los efectos esperados. Debido a que es un poderoso depresor respiratorio, esta droga debe ser retirada, si el paciente tiene una frecuencia respiratoria menor a 12 por minuto (lo normal en adultos oscila entre 16-20).

El uso de la morfina en enfermos terminales

El uso de la morfina se justifica en pacientes terminales, en los que el dolor severo afecta alrededor de la mitad de ellos, por ejemplo, con cáncer terminal, aunque dolores intensos también se producen en enfermos moribundos con otro tipo de patologías. Naturalmente que cada paciente percibe el dolor con diferente intensidad, en función de otros factores, como fatiga, ansiedad, insomnio, depresión. 

LA ADICCIÓN A LA MORFINA Y OTROS OPIÁCEOS 

Los opiáceos son sustancias que se obtienen del opio, una sustancia contenida en la adormidera ya arriba citada, mientras que los opioides son productos sintéticos o semisintéticos  con propiedades semejantes a los primeros. El DLE considera ambos términos prácticamente  como sinónimos, y deja entrever que es más propio el vocablo opiáceo. Ejemplos de opiáceo: morfina (el principal opiáceo), codeína, papaverina y otros. Opioides: buprenorfina, heroína y metadona.

El milenario consumo de opio 

El opio se ha usado ampliamente por miles de años para tratar diversos padecimientos, ya que reduce el dolor físico y emocional (ansiedad, agitación). Sin embargo, los médicos descubrieron que esta droga (fármaco) era adictiva. Cuando la morfina fue aislada a principios del siglo XIX, se descubrió su mayor potencia frente al opio, puesto que era un extracto, y además se consideraba segura en su uso.

El efecto de los opiáceos

Los opioides crean su efecto al deprimir el sistema nervioso central, sobre todo, los que regulan o controlan las emociones. Estas drogas se fijan a los receptores cerebrales que ordinariamente reciben endorfinas (véase), que son neurotransmisores que ayudan a aliviar el dolor y reducen la tensión emocional. Cuando los opiáceos entran en contacto con las neuronas de estos receptores, se producen sensaciones de placer y calma, como si se tratara de las endorfinas (literalmente “morfina producida dentro del cuerpo»).

Síntomas de intoxicación aguda y de la abstinencia 

El consumo de opioides conduce a un alto riesgo de intoxicación, tolerancia, de dependencia física y psicológica, y de muy severas consecuencias negativas económicas y sociales. Así como un riesgo moderado de desarrollar a largo plazo cambios mentales y conductuales negativos.

Los síntomas de una intoxicación aguda (sobredosis) por opioides incluyen: primero, euforia, rubor (piel enrojecida), picor o comezón en la piel (sobre todo con morfina), miosis (pupilas contraídas), somnolencia, respiración profunda y de baja frecuencia, hipotensión (baja presión arterial), bradicardia (baja frecuencia cardiaca) e hipotermia. 

Pasado algún tiempo (según la clase de opiáceo y la dosis), viene el síndrome de abstinencia: ansiedad, intenso deseo por la droga, polipnea o taquipnea (frecuencia respiratoria elevada, mayor a 20 por minuto en el humano adulto), bostezos, sudoración, lagrimeo, rinorrea (secreción nasal), midriasis (dilatación de pupilas), piloerección (piel de gallina), temblores, sacudidas musculares, etc. ¡Un auténtico infierno para el adicto y su familia! 

La adicción a la morfina en la guerra de Secesión de Estados Unidos

Muchos soldados heridos durante la guerra civil estadounidense (1861-1865), recibieron morfina inyectada para paliar sus dolores, pero desarrollaron una dependencia a la que llamaron “la enfermedad del soldado”. En 1898 se logró obtener un derivado al que llamaron heroína, con efectos analgésicos y adictivos más potentes.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 6 de abril de 2023.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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