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Quimera, extraño monstruo mitológico

Quimera, monstruo que vomita fuego

  • En la mitología griega, Quimera (en antiguo griego Chimaira, latinizado Chĭmæra) era un extraño monstruo híbrido —femenino— que exhalaba fuego, cuya parte anterior de su cuerpo (cabeza y cuello) tenía el aspecto de un león, con una cabeza de cabra en el lomo y un dragón o serpiente en la cola. Causaba devastación en Caria y Licia en la costa de Asia Menor (ahora Turquía), hasta que el héroe Belerofontes (Bellerophon), montado en el caballo mágico alado Pegaso, la mató, liberando al reino de Yóbates.
  • Ahora la palabra quimera se aplica para referirse a una fantástica idea, producto de la imaginación más caprichosa. Un sueño irrealizable, una utopía. Cualquier monstruo imaginario compuesto de partes incongruentes. Aprensión, sospecha infundada de que algo malo está por venir.
  • En sentido figurado, y ya casi en desuso, quimera significa pendencia, riña o contienda, que fue el primer significado que le dio la RAE en 1780. Me imagino que esto obedece al fiero enfrentamiento entre la Quimera y el héroe Belofontes, que debe contarse en algún pasaje del mito.
  • En biología, una quimera es un  individuo o un órgano que posee tejidos de distinta constitución genética; especialmente en plantas, que puede deberse a ciertas mutaciones, o por un injerto natural o artificial entre dos individuos diferentes. Quimera es también un raro pez cartilaginoso quimeriforme de la familia quiméridos (Chimaera monstrosa), que vive en el Mediterráneo y el Atlántico Norte  

¿Cuál es el origen de la palabra quimera? 

Quimera proviene del latín clásico Chĭmæra, “monstruo fabuloso”: ‘flammam volvens ore Chimera’, “La Quimera que vomita fuego”. Los poetas romanos del siglo —I Tito Lucrecio Caro y Albio Tibulo así la describen. En el siglo I d. C., Plinio el Viejo dice que es el nombre de un volcán  de Licia. 

El mítico nombre ‘Chĭmæra’ lo tomó el latín del griego Χίμαιρα (Chímaira), “un monstruo hembra de Licia (Asia Menor) —quizá la personificación del invierno, tormentas y otras fuerzas destructivas— que vomitaba fuego, con cabeza de león, cola de serpiente y cuerpo de cabra”, a la que dio muerte Bellerophon (Βελλεροφῶν) o Bellerophontes (Βελλεροφόντης), según se narra en la Ilíada. Hesíodo, en su Teogonía (c. siglos VIII-VII a. C.), en cambio dice que Chímaira tiene tres cabezas: de león, cabra y serpiente, que era hija de Tifón (Τυφών, Typhôn) y de Equidna (Ἔχιδνα, Ekhidna).

Después, Estrabón (ss. I a. C.-I d. C.) usa el nombre mítico para referirse a un volcán en el monte Crago (Κράγος en antiguo griego), en Licia, ahora Turquía. Supuestamente, según algunas leyendas muy antiguas, la Quimera nació en esa montaña, próxima a Fasélide, en la que vivían leones en su cumbre, cabras en su parte media y serpientes venenosas en su base (Century Dictionary. Vol. 2 p 961).

Quimera, la cabra y el invierno

Χίμαιρα originalmente significó para los griegos “una cabra joven que ha vivido apenas un invierno” (latín capra, el macho cabrío caper). Desde la Ilíada de Homero y la Teogonía de Hesíodo, χίμαιρα (chímaira) significó “cabra” (el macho era χῐμᾰρος, chimaros), especialmente mencionada como una ofrenda a la diosa de los cazadores Artemisa (Ἄρτεμις Ἀγροτέρα), antes de las batallas

Finalmente, χίμαιρα proviene de χεῖμα (cheima), “invierno”, “tiempo invernal”, “frío intenso”, “el invierno como una estación del año” (χείματος ὤρη en Hesíodo), y equivalente al latín hiems, hiemis, “invierno”, “frío”, “mal tiempo”, “tormenta invernal”.

Probable origen indoeuropeo

La raíz indoeuropea *ĝhei-2 (invierno, nieve) se relaciona con los antiguos vocablos griegos: χίμαιρα, χεῖμα, χειμάδιον (cabaña para pasar el invierno), χειμάζω (exponerse al frío, pasar los rigores del invierno), χείμαρος (carámbano, pedazo de hielo). En latín hiem (invierno) e hibernus, del probable término *ĝheimerianos (tempestuoso, invernal).

En avéstico zyā̊ (invierno); hitita gi-im-ma-an-za (invierno); checo zima; nórdico antiguo gymbr (cordero de un año); en inglés gimmer (principalmente en Escocia, una oveja de un año, una amiga en inglés coloquial británico) y muchos otros.

Algo sobre Belerofontes

Belerofontes fue un héroe griego mitológico que sufrió el destierro por haber matado accidentalmente a un hombre en Corinto, su lugar de nacimiento. Al abandonar su tierra, fue bien recibido en Tirinto, donde Proteo reinaba. Pero los problemas surgieron cuando Estenebea, la mujer del rey, se enamora perdidamente de Belerofontes, quien rechazó sus insinuaciones, y en venganza, la reina lo acusó de intentar enamorarla.

Al creer tal infamia, Proteo decidió correrlo y enviarlo a Licia, territorio minorasiático gobernado por el rey Yóbates, quien recibió una carta cerrada donde le ordenaban matarlo, pero en vez de ejecutarlo, decidió enviar a Belerofontes a que fuera a matar a la terrible Quimera, de seguro sabiendo que le esperaba la muerte, por la inmensa peligrosidad de este monstruo.

Belerofontes y el caballo Pegaso

Belerofonte encontró a Pegaso —que, según una versión del mito, nació de la sangre que derramó la gorgona Medusa, cuando la decapitó Perseo— bebiendo en el manantial de Peirene, en Corinto, y lo domó con una brida de oro que le dio Atenea. Subió al cielo montado en el caballo divino y se abalanzó sobre la Quimera, entró en un fiero combate contra la bestia, que mató con flechas y una lanza, salvando al reino de Yóbates de la inminente amenaza que significaba.

File:Bellerophon killing Chimaera (mosaic from Rhodes).jpg
Un mosaico helenístico (c. 300–270 a. C.). Belerofonte matando a Quimera. Museo arqueológico de Rodas. Autor: TobyJ. Imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bellerophon_killing_Chimaera_(mosaic_from_Rhodes).jpg

Esta hazaña llenó de orgullo al héroe y tiempo después quiso volar hasta el monte Olimpo (el lugar prohibido a los mortales, donde moraban los grandes dioses), pero eso enfureció a Zeus y, como venganza, mandó un tábano para que picara a Pegaso a la mitad del camino, así que el caballo respingó con tanta violencia, que mandó al jinete por los aires, hasta que cayó al suelo y murió. Pegaso participó como corcel de otros héroes en hazañas portentosas. Finalmente Zeus envió este hermoso caballo al cielo en forma de constelación, al norte del ecuador celeste. Advierto nuevamente que hay variantes del mito según el autor

Chimaera en biología

Los biólogos han aprovechado este término para bautizar ciertos animales y plantas, ya sea por su raro aspecto o porque prefieren climas invernales: género Chimaera del orden Chimaeriformes, peces cartilaginosos de raro aspecto. Chimaphila, género de plantas perennes que prefieren climas fríos. Chimaera, género de insectos lepidópteros, etc.  

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 15 de febrero de 2023.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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