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El verbo exorcizar

Exorcizar es echar fuera al demonio de alguien. Practicar un exorcismo. En el Nuevo Testamento: desterrar, alejar un espíritu maligno. Purificar. Espantar al Diablo. Liberar a alguien de la posesión demoníaca.

Su origen

El verbo exorcizar procede del latín tardío y medieval eclesiástico exorcizāre, del griego (también eclesiástico) ἐξορκίζω,  ἐξορκίζειν = exorkizo, exorkizein, ‘exorcizar’, ‘sacar por conjuro un espíritu maligno que se ha posesionado de una persona’; compuesto por el prefijo ἐξ- (ex-), ‘fuera’, ‘fuera de’ más el verbo ὁρκίζω, ὁρκίζειν = horkízo, horkízein, ‘hacer un juramento’, ‘declarar solemnemente’, a su vez de ὅρκιος = orkios ‘lo relacionado con un juramento’; ὅρκος = horkos (desde los tiempos de Homero), ‘la cosa u objeto por el cual uno jura’, ‘el testigo de un juramento’, ‘juramento’, ‘declaración jurada’, en el sentido de afirmar o negar algo poniendo como testigo a Dios o cualquier divinidad. En latín jusjūrandum.

Es importante señalar que en griego clásico —anterior al eclesiástico, no tan influido por la religión—, en lugar de la palabra ἐξορκίζειν se usaba ἔξορκοῡν, ‘jurar una persona’, ‘administrar un juramento’.

Horkos

En la mitología griega, Ὁρκος = Horkos era el espíritu personificado de los juramentos que castigaba a los perjuros, los que juraban en falso. Compañero punitivo de la diosa Diké (Justicia), en griego, Δίκη = Díkê que representaba la justicia. Para los romanos ‘justicia’ era iustĭtĭa o justĭtĭa, de justus, que observa o se comporta de acuerdo al derecho, de jūs el derecho, la justicia. 

Exorcismo

El Exorcismo es el conjuro contra el demonio, mediante un ritual o fórmula mágica que se pronuncia para lograr lo que se pide encarecidamente. Conjuro ordenado por la Iglesia contra el demonio o espíritu maligno. 

Los exorcismos pueden ser ordinarios, referidos a los bautismos solemnes, en los que se sustrae a la criatura (que está manchada por el pecado original) el poder del demonio. En cambio, los exorcismos extraordinarios, tratan de extraer ángeles caídos malévolos, de las personas poseídas por ellos, mediante sal, aceite, agua bendita, y oraciones. 

Conviene también señalar que los exorcismos no sólo se aplican sobre personas poseídas por un espíritu malvado, sino que también se practican a ciertas cosas y casas, que se consideran ser lugares donde habitan demonios o que están embrujadas. Por eso, es común ver este tipo de prácticas en muchos reportajes y narraciones, donde se cuenta de religiosos que, mediante ritos y rezos especiales, alejan los malos espíritus o las malas vibras.

Los exorcismos en el Antiguo Testamento

Sólo una vez se menciona la posesión de un humano en el Antiguo Testamento. I Samuel 16:14 “El espíritu de Jehová se apartó de Saúl (el nombre Saúl proviene del hebreo שָׁאוּל, ‘orado por’), y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová”. Saúl fue el nombre del primer rey de Israel

Origen del término “exorcismo”

Esta palabra deriva del latín tardío (eclesiástico) exorcismus, del griego ἐξορκισμός exorkismós, que primero significó “administrar un juramento”, según escritos del historiador griego Polibio (¿209-122? a. C.). Pero ya en griego eclesiástico, “exorcismo”, con el sentido de “expulsar al demonio mediante conjuros».

San Francisco de Borja realizando un exorcismo con un crucifijo. Francisco Goya, siglo XVIII. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:St._Francis_Borgia_Helping_a_Dying_Impenitent_by_Goya.jpg

Exorcista

Un exorcista es el encargado de practicar los exorcismos. Del latín tardío exorcista (documentado en el Código Justiniano del siglo VI), y este del griego ἐξορκιστής exorkistḗs, con el mismo origen que ‘exorcizar’.

El libro de Hechos del Nuevo Testamento, 19:13 dice: “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús…”. El libro de Hechos —Πράξεις ᾈπόστολον Práxeis Apóstolōn en griego—fue escrito entre los años 60-90 d. C., según se sabe, por Lucas, discípulo de San Pablo, el único no judío de los que escribieron el N. T. 

En otros libros del Nuevo Testamento también se cuentan posesiones demoníacas, por ejemplo, en Mateo 8:28-32 y Lucas 6:18.

CONSIDERACIONES ADICIONALES SOBRE EL EXORCISMO 

La práctica de los exorcismos (las acciones de exorcizar) es un hecho real. Probablemente los más conocidos son los que se hacen en el seno de la Iglesia Católica, y se trata de un enfrentamiento contra el mal, que puede referirse al diablo, a impurezas del espíritu, e incluso, alguna tentación que no deja en paz a la persona afectada.

El exorcismo a través de la historia 

Es probable que las primeras prácticas de exorcismo se refieran a la Mesopotamia de los milenios III-I a. C., donde los llamados ašipu y mašmāšu, algo así como médicos o brujos capaces de predecir el desenlace de una dolencia grave, se dedicaban a expulsar a los demonios que estaban causando alguna enfermedad en una persona (léase aquí). 

Existieron también exorcistas profesionales entre los griegos y egipcios antiguos, así como en el pueblo judío y los primeros cristianos. Los chamanes de los indios americanos y doctores sabios en algunas sociedades tribales africanas, también practican el exorcismo, es decir, se dedican a exorcizar.  

El historiador judeo romano Flavio Josefo del siglo I d. C., narra el caso de un tal Eleazar, quien sacó al demonio por la nariz a varias personas, invocando insistentemente el nombre de Salomón (siglo X a. C.), un rey muy sabio del reino unificado de Israel.

El exorcismo se practica desde los inicios del cristianismo, como una forma de consolidación de la unión cristiana 

Llega el cristianismo en el siglo I y con ello, la generalización de los exorcismos, que muchas veces se ejecutaban como un medio de expulsar las ideas paganas, consideradas muchas veces demoníacas, prevalentes en aquellos tiempos y que se creían malignas; así que por lo tanto, debían ser eliminadas. 

Paganos: los que no son cristianos ni pertenecen a otras religiones monoteístas

Los paganos (del latín tardío pagānus), eran los que se resistían a las ideas del cristianismo monoteísta, los pobladores del campo, que seguían las antiguas creencias politeístas del mundo de la antigüedad greco-romana. Pagānus significa en latín “aldeano”, de pāgus, “aldea”, “villa”, “poblado rural o campirano”. 

A tal grado llegaron las cosas, que el que no quería abandonar el paganismo —considerado malévolo— perdía el derecho al bautismo dentro de la doctrina y fe cristiana. Durante el siglo IV, todo aquel que aspiraba a ser bautizado, tenía que someterse a ritos exorcizantes previos.

Los religiosos autorizados exorcizaban colocando las manos sobre el poseído, y pidiendo enérgicamente a los demonios que salieran de su cuerpo. A veces, durante la Edad Media, podían “auto exorcizarse”, mediante la invocación de algún santo. Lo importante era aproximarse a Dios y retirarse del Maligno.

La renuncia al paganismo como requisito para el bautismo

El exorcismo servía para legitimar al cristianismo, y en el siglo IV d.C., se utilizaba ampliamente en contextos prebautismales. Los conversos y los aspirantes a cristianos se sometían a exorcismos matutinos diarios antes del bautismo. Llegado ese día (del bautismo), los clérigos autorizados para realizar exorcismos, tanto en Iglesias orientales como occidentales, manifestaban que Dios podría proteger al menor de ataques diabólicos.

Como resultado, la renuncia al paganismo como mal se convirtió en un requisito para el bautismo en la fe cristiana. Caer de nuevo bajo la influencia de una creencia pagana era, por tanto, similar a la posesión. En este contexto, el exorcismo era un mecanismo voluntario utilizado para fortalecer tanto la fe cristiana como la comunidad cristiana.

El oficio de exorcista fue establecido en la Iglesia, durante el siglo III, como la tercera de las órdenes menores de la clerecía.

El exorcismo en la Iglesia Católica Romana

La Iglesia Católica Romana conserva el ritual de sacar al demonio a una persona poseída, sin embargo, raramente se usa. Aunque se sabe que en muchas regiones se practica de manera “clandestina” en diversos estratos sociales. Por otro lado, la ciencia moderna dice que muchos casos de supuesta posesión satánica, son en realidad trastornos nerviosos que se manifiestan con una impresionante espectacularidad. 

Una lectura

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 16 de octubre de 2023.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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