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hipertensión, hipotensión

Hipertensión arterial, un exceso de presión sanguínea sobre las paredes arteriales y arteriolares

Para entender lo que es la hipertensión arterial, debe considerrse que la tensión o presión sanguínea sobre las paredes arteriales depende de: a) la energía de la contracción ventricular (sístole), b) la elasticidad de las paredes arteriales, c) la resistencia arteriolar y capilar, así como d) del volumen y viscosidad de la sangre.

milímetros de mercurio o mm Hg

La presión sanguínea siempre se expresa en milímetros de mercurio o mm Hg, así que en lo sucesivo todos los valores serán dados en esta unidad de presión. Asimismo, la presión sanguínea siempre se anota en forma de un número fraccionario en el que el numerador representa a la p. sistólica y el denominador a la diastólica. Por ejemplo, 135/75 el valor del numerador (135) representa a la presión sistólica y el denominador (75) a la presión  disatólica. 

También debe advertirse que los valores para considerar una presión normal, alta o baja no coinciden rigurosamente en todas las fuentes que se consulten.

Hipertensión arterial

Según el Taber ‘s Dictionary, la presión sanguínea normal en humanos adultos o mayores de 18 años es: sistólica, menor a 130 y diastólica, menor a 85. Una presión de 130-139/85-89 se considera “normal alta” o también “prehipertensión”.

Cuando los valores exceden de 140/90, se considera ya una hipertensión arterial o HTA, si la lectura se obtiene en tres visitas consecutivas al médico separadas por algunas semanas, lo que revela una presión sanguínea persistentemente elevada, con todos sus riesgos y complicaciones. Los niños y adolescentes también  pueden padecer HTA, pero con mucha menos frecuencia.

La diferencia entre los valores de presión sistólica y diastólica es máxima en la aorta, pero va disminuyendo en las arterias y arteriolas, hasta que en los capilares, vénulas y venas se iguala. Por eso en estos vasos el pulso es prácticamente inexistente, aunque hay pulso venoso en la yugular, normalmente ondulante y escasamente palpable, pero en ciertas anomalías cardíacas es pronunciado.

Presión arterial (PA) media

La PA también se puede expresar mediante los valores medios. El promedio o presión media dentro de una arteria, durante el ciclo completo de cada latido cardíaco medido en la arteria braquial por encima del codo, se calcula sumándole a la p. diastólica, 1⁄3 de la diferencia entre sistólica y la diastólica: presión media = (p. diastólica) + (0,33 X p. sist – p. dist). La presión media normal o deseable oscila más o menos entre 85 a 100.

Por ejemplo, en una lectura de 180/105: (105) + (0,33 por 75) = 105 + 25 = 135, una presión media mayor que 85-90 que es la que se considera normal. En cambio, en 125/70: 70 + (0,33 por 50) = 86,5. Nótese que la media en este caso no es la aritmética.

Una media mayor a 110 (la normal es de unos 90 o de 85-100) ya se considera “hipertensión”. Este nivel medio que excede a 110 ocurre cuando la p. diastólica supera los 90 mm Hg y la p. sistólica es mayor a 135. Se considera hipertensión severa cuando la p. media alcanza niveles de entre 150-190 o aún más, cuando la diastólica se eleva hasta 130 y la sistólica puede ocasionalmente llegar a 250 o algo más.

Hipertensión, un neologismo decimonónico

El término “hipertensión” es un neologismo híbrido de finales del siglo XIX, formado por hiper- + -tensión. 

Fue acuñado uniendo el componente griego ὑπέρ, hyper o υρείρ hypeír en los poemas épicos de Homero, que significa: “sobre”, “encima de”, “exceso”, “más que”, “más allá”, “lo que sobrepasa lo normal”. Más el sustantivo latino tensĭo, genitivo tensiōnis: “tensión o dilatación de algo”; del verbo tendo, tenděre  “desplegar”, “tensar”. 

Tensión/presión

Por lo tanto “hipertensión” quiere decir “tensionar, estirar, (-tensión) de más (hiper-). Pero en cambio se dice presión arterial (PA) y no tensión arterial. “Presión” deriva del latín presio, presionis (presión) de premo, premere (presionar, apretar). En una persona hipertensa, sus arterias están sujetas a una presión mayor a la normal de la sangre sobre sus paredes.  

Se dice hipertensión y no hiperpresión; hipertensión esencial y no hiperpresión esencial; antihipertensivo pero no antihiperpresivo; normotenso, hipertenso e hipotenso, más no normopreso, hiperpreso e hipopreso. 

La hipotensión 

La hipotensión arterial es una reducción de los valores normales de la presión sanguínea sistólica y diastólica, que a veces se presenta en individuos sanos. Durante la hipotensión, la presión sanguínea no es normal y es insuficiente para la perfusión de la sangre y la oxigenación de los tejidos para mantenerse vivos. Sucede cuando el espacio intravascular está aumentado; en estado de shock; cuando baja el volumen sanguíneo, o sea, una hipovolemia; en algunas reacciones alérgicas; en ciertos daños en el cordón espinal; una disminución en el bombeo cardiaco, como después de un ataque al corazón. También durante la deshidratación, sepsis (infección generalizada), en enfermedad de Addison, etc.

De una manera general, se considera hipotensión, cuando una persona tiene la presión sistólica menor a 90 y la diastólica por debajo de 60 mm de Hg.  

Asimismo, la hipotensión puede ser: a) ortostática, cuando a una persona acostada o sentada le baja al ponerse de pie; b) postprandial (después de las comidas, del latín post “después” y prandium “almuerzo”).

ὑπέρ (hyper), ὑπό (hypo)

Tanto ὑπέρ (hyper), como ὑπό (hypo) son dos elementos lingüísticos muy importantes en palabras griegas de la antigüedad. Hyper equivale al latín super (encima de, sobre), y se encuentra en casi un millar de palabras antiguas. Hypo corresponde al latín sub (debajo de) y forma parte de un número todavía mayor de términos del griego clásico.

Con ambos componentes se han acuñado infinidad de palabras:

Hypér, hiper-: hipertensión, hiperplasia, hipertrofia, hiperactivo, hiperinflación, hiperbárico, hipersensible, hipercalcemia, hipertiroidismo, hiperlipidemia, hipertermia, hiperparásito.

Hypó, hipo-: hipotensión, hipovolemia, hipoacusia, hipocentro, hipocotilo, hipotermia, hipogloso, hipodérmico, hipoglucemia, hipotiroidismo, hipopotasemia.

Dos neologismos del siglo XIX

“Hipertensión” e “hipotensión” (hipo- + tensión) son neologismos de finales del siglo XIX, de los que parece no se tiene el dato preciso de quién es el autor de su acuñación. Se documenta en inglés como “hypertensión” en el año 1893. En francés aparece el año 1895 y en español se documenta en 1896.

Revisando (véase) la Classification internationale des causes de maladie et de décès, en francés; International Classification of Causes of Sickness and Death, en inglés y Clasificación Internacional de las Causas de Enfermedad y Muerte en español, desarrollada por el polímata francés Jacques Bertillon (1851-1922) en 1893, vemos que aún no aparece el término Hypertension

En 1925 se acuñó el término Hypertonie Essential “Essentielle Hypertonie o Hipertensión Esencial por causas no bien definidas.

Los precedentes más antiguos sobre el conocimiento de la hipertensión arterial se remontan hacia el año 2600 a. C., en la región Mesopotámica

El antecedente histórico más antiguo que se conoce sobre la hipertensión, nos remonta al siglo XXVII antes de Cristo, a la que llaman “pulso fuerte” (naturalmente que la palabra actual «hipertensión», ni remotamente existía). En aquellos lejanos días se citan como medios curativos a la acupuntura, la flebotomía (corte de venas para provocar sangrado) y al uso de sanguijuelas, unos gusanos anélidos que chupan sangre. En la biblioteca de Ashurbanipal, en Nínive (circa 669-626 a. C.) existen manuscritos sobre ésto.

El médico griego Galeno, el romano Cornelio Celso, Erasístrato e Hipócrates recomiendan las flebotomías. El médico griego Sorano de Efeso, del siglo II d. C., aconsejaba poner ventosas en el espinazo para atraer al espíritu animal causante y hacerlo salir.

Muchos siglos después

Tuvieron que pasar muchos siglos para que comenzara el verdadero conocimiento sobre la hipertensión. Quizá el acontecimiento más relevante sucedió cuando el inglés William Harvey del siglo XVII describiera con precisión la circulación de la sangre en De motu Cordis et Sanguinis (Sobre el movimiento del Corazón y la Sangre de 1628). En 1733, el religioso y científico inglés Stephen Hales (1677-1761) midió por vez primera la presión sanguínea en una yegua… la historia es fascinante pero compleja.

ALGUNOS COMENTARIOS ADICIONALES SOBRE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Obviamente la HTA es un padecimiento cuyo estudio es muy complicado y no se puede escribir sobre él de manera exhaustiva: Etiología, patogénesis, complicaciones o riesgos secundarios, síntomas, diagnóstico, medición, pronóstico, tratamiento, prevención, etc. Así que nada más haré una muy breve exposición, con datos sucintos y no bien organizados.

Hipertensión esencial y secundaria 

La hipertensión arterial puede ser: a) primaria o esencial y b) idiopática* o secundaria, por estar asociada a otras enfermedades, por ejemplo ciertas nefropatías o trastornos del riñón. La primaria o esencial es la más común y tiene una evolución lenta a lo largo de la vida. En cambio, la secundaria aparece de manera súbita y suele ser severa o muy alta, por ejemplo 220/115 o valores semejantes.

*Idiopática es la enfermedad que aparece de manera espontánea y la o las causas (etiología) no se conocen bien. Del griego antiguo ἴδιος (idios) “propio, particular” como en la palabra ‘idiota’. Más πάθος (páthos) “padecimiento”, “enfermedad”, “dolencia”, “sentimiento”, por ejemplo en ‘patología’ y ‘cardiopatía’.

La HTA secundaria, más severa pero menos frecuente, puede ser ocasionada por:

  • Defectos cardíacos congénitos
  • Drogas ilícitas, por ejemplo, cocaína y metanfetaminas.
  • Fármacos para el resfriado, ciertos analgésicos, píldoras anticonceptivas. La apnea obstructiva del sueño y los trastornos tiroideos también son un factor de riesgo
  • Enfermedad renal, que favorece la secreción de una enzima llamada renina, que a su vez provoca la formación de angiotensina II, un vasoconstrictor potente que se traduce en una elevación de la presión sanguínea. La angiotensina II estimula además al córtex adrenal a liberar aldosterona, que ocasiona la retención de sodio y de agua y conduce al incremento del volumen sanguíneo y de la PA.

Hipertensión arterial maligna

La HTA maligna es una condición severa de progresión rápida y con un pronóstico sombrío (alrededor del 80% de los enfermos diagnosticados muere en los siguientes dos años), caracterizada por una marcada retinopatía (según los oftalmólogos, un fondo de ojo grado III a IV), con papiledema o edema de la papila óptica, con exudación vascular y lesiones hemorrágicas, engrosamiento medial de pequeñas arterias y arteriolas, así como una hipertrofia (agrandamiento) del ventrículo izquierdo, donde nace la aorta. En este caso, presiones diastólicas de 130 o más son frecuentes. 

La HTA maligna o acelerada pone en alto riesgo la vida o puede causar un ictus, es decir, el desplome repentino del enfermo, una encefalopatía hipertensiva, como hemorragia cerebral, isquemia en el miocardio (infarto), falla renal con proteinuria y hematuria, etc. 

A diferencia de la HTA primaria, que cursa de manera casi o totalmente asintomática (por eso le dicen “el asesino silencioso”), la maligna es sintomática y constituye una verdadera emergencia médica, pero afortunadamente su incidencia es baja.

Causas (etiopatogenia) de la HTA primaria

Ya se dijo que es la forma más frecuente de alta presión sanguínea. Es la resultante de una compleja interacción de varios factores genéticos y ambientales que trastocan la funcionalidad de uno o varios de los sistemas que determinan la presión arterial, lo que al final ocasiona que la PA se mantenga en un nivel por encima de lo normal. 

Se trata de un proceso fisiopatológico muy complejo que conduce a la HTA. Participan: el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAA), sistema nervioso simpático, péptidos natriuréticos o que intervienen en la eliminación del sodio y compuestos producidos en el endotelio vascular, como prostaciclina, óxido nítrico (NO) y endotelinas. El peligro de desarrollar HTA crece con el consumo excesivo de sal (sodio), sedentarismo o escasa actividad física, obesidad (especialmente abdominal) y agobio o estrés psicológico (aumento de la actividad simpática). Por eso a menudo se dice “me están matando tantas preocupaciones”. 

La HTA un padecimiento mayoritariamente incurable, pero capaz de manejarse con cambios en el estilo de vida y el suministro de fármacos antihipertensivos, que, preferentemente, deben ser prescritos por médicos internistas o cardiólogos.

Los raros casos curables son los que se deben a problemas como: coartación o compresión de la aorta, feocromocitoma, estenosis de la arteria renal, aldosteronismo primario y el síndrome de Cushing.

El consumo excesivo de alcohol (en la mujer, más de una copa, en el hombre más de dos diarias) es una causa comprobada y común de HTA. Si se suspende el consumo de alcohol, efectivamente baja la presión arterial en estos casos.

La estenosis valvular aórtica, el embarazo, el consumo de ciertas drogas, como la cocaína, las metanfetaminas y los esteroides, también pueden causar HTA.

Síntomas de la HTA

Regularmente la HTA esencial cursa de manera asintomática o silenciosa (asesino silencioso), porque el enfermo no siente nada (ocasionalmente puede tener cefalea, tinnitus, insomnio u otros síntomas vagos), pero muchos órganos se están arruinando y acortan su vida. Por eso es necesario medirse la presión con cierta frecuencia, sobre todo cuando se es mayor a 35-40 años. Precisamente la ausencia de síntomas, que empiezan a manifestarse cuando ya hay daño en ciertos órganos (corazón, riñones, ojos), hace que el paciente tenga dificultad para percibir una condición que potencialmente pone en riesgo la vida.

Complicaciones producidas por la HTA

“Otros síntomas y signos aparecen junto con el desarrollo de lesiones orgánicas asociadas a la HTA. En la mayoría de los enfermos con HTA primaria no complicada, la exploración física no revela alteraciones significativas, salvo la elevación de la presión arterial. En algunos enfermos, la hipertensión tiene un carácter lábil o dénil durante un largo tiempo y no provoca lesiones orgánicas, mientras que en otros se establece desde el principio”. 

“Con el tiempo conduce a: hipertrofia del ventrículo izquierdo; ateroesclerosis acelerada en las arterias carótidas, coronarias, renales y de las extremidades inferiores; aumento de la rigidez arterial; Accidente Vascular Cerebral o ACV; alteración de la función renal (una albuminuria de 30-300 mg/d es un signo precoz; habitualmente las alteraciones renales se desarrollan lentamente; en caso de hipertensión ligera o moderada, los signos de insuficiencia son raros y aparecen después de muchos años de evolución de la hipertensión arterial) e insuficiencia renal; disección de aorta; cambios en los vasos de la retina. El riesgo de muerte por causas vasculares está aumentado”. (https://empendium.com/manualmibe/compendio/chapter/B34.II.2.20.1.). 

Los médicos clasifican a la presión sanguínea, expresada en mm Hg sistólica y diastólica, de la siguiente manera:

Óptima: <120 y <80

Normal: <130 y <85

Normal-alta o prehipertensión: 130-139 o 85-89

HTL

Estado 1: 140-159 o 90-99

E. 2: 160-179 o 100-109

E. 3:  ≤180 o  ≤110 (≤ indica “menor o igual a”).

Lecturas:

  • Miller – Keane. 1997. Encyclopedia & Dictionary of Medicine, Nursing & Allied Health. pp. 210-213 and 781-783. USA.
  • Shier David et al. 2010. Hole’s Human Anatomy & Physiology. pp 581-590. USA.
  • Taber’s Cyclopedic Medical Dictionary. 1997. pp. 266-268; 1031-1035. USA. Las tres son ediciones impresas.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 13 de mayo de 2024.

Categoría: ciencia, neologismos

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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