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Lucifer, lucero

Significados de ‘Lucifer’ y ‘lucero’

Lucifer

I – En latín, Lūcĭfĕr (Lucifer en español) fue un nombre propio que puede encontrarse en escritores romanos como Cicerón, Plinio el Viejo, Ovidio, Propercio y otros, con el significado de:

1- El planeta Venus, cuando aparece por la mañana antes del amanecer, anunciando el nuevo día. La estrella de la mañana, porque, a pesar de que Venus es un planeta, en la antigüedad no había elementos para entender bien la diferencia entre estrella y planeta. Cuando este astro se ve por las tardes, lo llamaban Vespĕr, -ĕri, -ĕris o “estrella del anochecer” (del dios griego Ἓσπερος, ‘Héspero), de donde la palabra latina vespĕrtinus, que dio origen en español a ‘vespertino’ (perteneciente a la tarde). 

File:El lucero venus Mar del Plata Esteban Josue Andrada.jpg
Una preciosa vista del lucero (planeta Venus) de la tarde. Foto tomada el desde Mar del Plata, Argentina por Esteban J. Andrada el 25 de noviembre de 2016 (la primavera austral). Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:El_lucero_venus_Mar_del_Plata_Esteban_Josue_Andrada.jpg

2- El Portador de la luz, es el título aplicado a veces a Cristo en los primeros siglos del cristianismo.

3- Siglos después, en plena Edad Media (hacia los siglos VIII-X), le llamaron Lucifer también al ángel caído o Satanás, según los expertos en teología, por una mala interpretación del pasaje bíblico de Isaías 14:12.

Como adjetivo

II- La palabra lūcĭfĕr, lucifer (adjetivo y con minúscula) también existió en el latín de la antigüedad con los siguientes significados:

‘Que trae o proporciona la luz’, ‘el que ilumina’, ‘que da o reparte la claridad’, ‘que porta una antorcha’. En sentido figurado, ‘que ayuda a esclarecer o que arroja luz sobre la verdad o el entendimiento’.

Estructura de la palabra ‘lucifer’

Lūcĭfĕr es un vocablo latino formado por la unión del sustantivo (lux, ‘luz’) y el verbo fero (yo llevo) en primera persona del singular, ferre (llevar), en infinitivo. Por lo tanto, lūcĭfĕr significa “que lleva (-fer, ferre) la luz (luci-, lux)”.

Lux

A) Lux (genitivo lūcis) significa en latín: ‘esplendor’, ‘claridad’, ‘luz’, ‘la luz del sol’, ‘de las estrellas y la luna’, ‘la luz del día’, ‘la vista’, ‘los ojos’. Como en las frases: lux brumalis (el invierno, por sus días brumosos); ¡Mea lux!, una expresión de cariño, ¡Vida mía! ¡Luz de mis ojos! Así mismo, en el libro bíblico del Génesis (1:3) de la Vulgata, escrita en latín por San Jerónimo hace unos 1700 años dice: “dīxitque Deus fīat lūx et facta est lūx, que se traduce:Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”

Lux está relacionado con la raíz indoeuropea *leuk- (blanco brillante, brillo, luminosidad, brillar, ver); también vinculada con el hipotético radical protoitálico *louks- (de donde se cree derivó lux en latín). Así como a λευκός (leukós), en griego antiguo, con el significado de ‘blanco’, ‘blanco brillante’ ‘luminosidad’, ‘esplendor’, por ejemplo, en las palabras leucocito y leucemia; lēoht en inglés antiguo, que originó light (luz, amanecer, lámpara), etc. La raíz *leuk- está asociada a muchas palabras de uso actual, por ejemplo: luciferina, luminoso, luminaria, iluminado, ilustrar, elucubrar, leucoplasto, leucopenia, isoleucina, lumbre, luna, lúcido y muchas más.

Fero, ferre

B) Fero, ferre es verbo que significa ‘llevar’, ‘portar’, ‘acarrear’, ‘traer’; como en ferre cognōmen (tener o llevar un sobrenombre); ferre finem (dar algo por finalizado). Este término también se utilizó con otros sentidos: exhibir, lograr, conseguir, obtener, tolerar, padecer, aguantar, resistir, aceptar, permitir, promulgar, ofrecer, irle a contar, presentar al pueblo para su aprobación.

Fero se relaciona con la raíz indoeuropea *bher-1 (llevar, transportar), también vinculada con las palabras latinas: fur (ladrón, de donde las palabras hurto y furtivo); probrum (deshonor, oprobio); fortūna (suerte, destino, azar, fortuna, acaso, de donde los términos fortuna, infortunio y desafortunado); fortuĭtus (casual, fortuito). Fortūna era la diosa romana de la suerte, preferentemente de la buena suerte.

lūcĭfĕr (el que trae la luz) equivale a φωσφόρος (phosphoros) en griego antiguo

La raíz *bher-1 también tiene vínculos con la palabra griega φωσφόρος, ‘phosphoros‘ (documentada en latín como Phosphŏrus*), que en griego clásico tenía exactamente el mismo significado que lūcĭfĕr. Es decir, ‘que trae o que da luz’, ‘el portador de la luz’, ‘la estrella de la mañana’, un nombre dado al planeta Venus cuando se ve en la madrugada, ya que da la impresión de que “viene como arrastrando tras de sí la luz del nuevo día”. Phosphoros también significaba ‘que lleva una antorcha’, por eso era el epíteto, por ejemplo de Hécate (Ἑκάτη, ‘Hekátē’), una titánide en la mitología griega que se representa con una antorcha en la mano.

En la palabra Phosphoros encontramos dos componentes: φώς (phos-, fos-), ‘luz’ y φόρος (-phoros, -foros), ‘el que lleva’. Precisamente el origen de ´fósforo’, el nombre del elemento químico.

*Phosphŏrus era el sobrenombre de Harpócrates, una deidad representada como un niño que los griegos tomaron de los egipcios, y que, entre otras cosas, simbolizaba al “sol débil”, en el sentido de los débiles y tímidos resplandores solares al nacer el día.

El porqué Jesús es el lucero del amanecer (Lucifer)

En Apocalipsis 22:16 dice: “… Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”. Para el tiempo (años 94-95 d. C.) en que fue escrita esta carta por el apóstol Juan (algunos dudan la autoría), que es una revelación de Cristo, las palabras “lucero de la mañana” no se asociaban con el diablo (eso sucedió unos 800 años después), así que los primeros cristianos sí consideraron, aunque de modo ocasional, que “Cristo era el Lucero de la mañana”. 

Prudencio (Prudentius, Marcus Aurelius Clemens, 348-410 d. C.), poeta latino cristiano nacido en el norte de España, escribió: “…no trepidate, hominis, uitae dator et dator escae est / quaerite luciferum caelesti dogmate pastum, / qui spem multiplancs alat inuitiabilis aeui…” TRADUCCIÓN:  “…No tembléis, hombres; el dador de la vida es también el dador de su alimento / Buscad a Lucifer, el alimento del dogma celeste,/ para que multiplicando vuestra esperanza la alimente de vida incorruptible…). Cita tomada del sitio Guioteca de Héctor Fuentes (30 de mayo de 2021).

Lucifer – Satanás

El nombre Lucifer como sinónimo de Satanás o el Diablo es realmente producto del cristianismo medieval, debido a una mala interpretación del pasaje bíblico (Antiguo Testamento) de Isaías 14:12-13, donde puede leerse: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré a los lados del norte”. Eso lo escribió Isaías en el siglo VIII a. C., pero para festejar la muerte del rey de Asiria y Babilonia Sargón II (probablemente así llamado en alusión de Sargon Akkad un gobernante de Mesopotamia que floreció hacia el año 2370 a. C., unos 1650 años antes).

El lucero

La palabra ‘lucero’, ‘la estrella de la mañana’ ‘el planeta Venus de la tarde o de la mañana’, procede de luz, más el sufijo -ero. Luz, como ya lo anoté arriba procede del latín lux, lucis, mientras que -ero (sufijo nominal que en este caso da la idea de relación o pertenencia) es la forma castellanizada del sufijo latino -arium, como en las palabras: aestuarium (marisma, estuario); alvearium (colmena, de alveus, ‘hueco’, ‘colmena’); cetarium (vivero de peces de tamaño grande, de cetus, ‘ballena’, ‘pez de gran tamaño’, ¡aunque la ballena es un mamífero!). Luego entonces, “lucero es el astro relacionado (-ero) con una gran luminosidad, con una luz (lux) intensa”.  

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 8 de agosto de 2021.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

1 Comentario

  1. Luisca dice

    Lo felicito, la redacción te lleva por decirlo así, a un viaje etimológico en la historia, para ir descubriendo características no distinguibles con la simple lectura. Gracias totales

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