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Satanás, el gran enemigo del bien

Concepto de ‘Satanás’

En la teología cristiana, Satanás es “el gran enemigo de la humanidad y del bien; el diablo, usualmente identificado con Lucifer, el principal de los ángeles caídos.

En el islamismo, judaísmo y cristianismo (religiones abrahámicas), Satanás es el príncipe de los espíritus malignos y el adversario de Dios. Es tradicionalmente entendido como un ángel (un jinnī o ser sobrenatural en la mitología árabe y el islam) que se rebeló contra Dios y fue lanzado del cielo, junto con otros ángeles caídos, antes de la creación de la humanidad; como puede leerse en los libros bíblicos del Antiguo Testamento: de Isaías 14.12-17 y Ezequiel 28.14-18; y del Nuevo Testamento, en Lucas 10.18, Jesús manifiesta ver caer a Satanás del cielo como un relámpago. Es identificado como la entidad (una serpiente en el relato del Génesis) que tienta a Eva para que coma el fruto prohibido en el Jardín del Edén; y fue, por lo tanto, el catalizador de la caída de la humanidad. 

Sinónimos: demonio, diablo, el Maligno, Lucifer, Satán.

Etimología del término Satanás

Las raíces de la palabra Satanás se remontan a las lenguas semíticas. En su más lejano origen procede del hebreo antiguo (hacia los siglos XV-X a. C.) שָׂטָן, ‘sâtân’, ‘shâṭân’ con el significado de ‘adversario’, ‘enemigo’, ‘malsín’ (del hebreo, malšīn, ‘cizañero’, ‘que mete cizaña’) 

Al traducir la Biblia hebrea al griego (Septuaginta, LXX siglos III-II a. C.), se interpretó el término hebreo שָׂטָן como Σατάν (Satán) y su genitivo Σατανᾱς (Satanás), adjetivo Σατανικός Satánico). Y el latín eclesiástico lo escribió Sătăn, Sătănās, con el significado de ‘enemigo’, ‘adversario’, ‘oponente’ ‘el diablo’; palabra que está atestiguada en obras del religioso y escritor Tertuliano (años 160-220 d. C.) nacido en África del Norte. En Adversus Marcionem (Contra Marción de Sinope), Libro III, 20, 10 dice: ...Suscitavit enim illi Satan hostem… (véase este enlace). 

De tal forma que las palabras Satán y Satanás las tomó el castellano del latín sătăn, sătănās recién citados. Voces que aparecen en diccionarios españoles desde los primeros años del siglo XVII.

Demonio, diablo, Satanás*

En la terminología judeo-cristiana, diablo y demonio se utilizan de manera intercambiable, para referirse a todos los seres malignos sobrenaturales, sin embargo, el término ‘diablo’ hace una referencia específica a Satanás, “el gran adversario de la humanidad”. En la tradición cristiana, Satanás y los otros Malignos, llamados ángeles menores caídos, fueron creados originalmente “buenos”, pero eligieron hacerse «malos» por su propia voluntad, revelándose contra Dios y fueron expulsados del cielo, para luego convertirse en “los tentadores de la humanidad” y la “fuente de la maldad en el mundo”, como puede leerse en el libro de Revelación 12.7-9.

Dualismo entre el Bien y el Mal

El concepto de Satanás está estrechamente vinculado con las ideas sobre el dualismo del bien y el mal , luz y oscuridad en las antiguas religiones del Oriente Próximo. Por ejemplo, los egipcios consideraban que el diabólico Seth era hermano de la suprema deidad solar Ra (representa la luz del Sol, el creador de la vida). Para el zoroastrismo, Ahriman, el príncipe del mal, fue creado por Ormazd, dios de la creatividad y la justicia.

Los rasgos o peculiaridades de Satanás

Las faltas de Satanás, su soberbia y el deseo de ostentar un gran poder como Dios, es un mito muy familiar en muchas culturas. Fue durante la Edad Media que Satanás tomó los atributos en las narraciones folclóricas: sus pezuñas, su olor sulfuroso, sus cuernos y, paradójicamente, su refinamiento, sus maneras caballerosas. 

Muchos de sus rasgos y acciones, sin embargo, debemos buscarlas en la Antigüedad grecorromana, en épocas de la precristiandad (como ya lo he mencionado en las entradas ‘demonio’ y ‘diablo’). En las deidades europeas, tales como el dios Jano de Roma, que tenía dos caras; en una gran variedad de divinidades de la fertilidad (los sátiros grecorromanos), semejantes al dios griego Pan, con rasgos cabrunos.

Muchos estudiosos creen que la hechicería que rodea al culto de Satanás, es en realidad la continuación del paganismo (de pāgānĭcus, aldeano, lugareño, de pāgus, aldea, pueblo chico) que prevalecía durante los primeros siglos del cristianismo en Europa. Cuando se dio una lucha entre las viejas creencias politeístas anteriores a Cristo y el advenimiento de la cristiandad.

Los nombres y epítetos de Satanás son incontables:

  • Satanás: I Crónicas 21.1; Job 1.6-12; Zacarías 3.1-2. 
  • Lucifer (o Lucero): Isaías 14.12.
  • Abadón (en hebreo) y Apolión (Ἀπολλύων en griego) o el Ángel del Abismo: Apocalipsis 9.11.
  • Asmodeus: En el libro apócrifo de Tobit 3.17. Aquí el enlace,  y un segmento del texto: … “Raphael también recibió la orden de expulsar al demonio Asmodeus de Sarah. En el mismo momento en que Tobit regresó a su casa desde el patio, Sarah, en su casa en Ecbatana, estaba bajando las escaleras”.
  • Belcebú (Beelzebub en hebreo): Mateo 10.25; Marcos 3.22; Lucas 11.15.
  • Otros nombres relacionados: Belial, Anticristo, Príncipe de las Tinieblas y de los Demonios, Tentador (I Tesalonicenses 3.5), el Malvado, Príncipe de este Mundo: Juan 12.31; 14.30; 16.11.

Referencia bibliográfica

Las notas finales fueron tomadas en parte de The New Columbia Encyclopedia. 1975. Columbia University Press. pp. 2428-2429. U. S. A. Edición impresa. Consultado el 1 de agosto de 2021.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. Una calurosa tarde del verano de 2021.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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