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elefante, animal terrestre más grande

El elefante es un animal mamífero

El elefante es un animal mamífero herbívoro de la familia Elephantidae (elefántidos) que vive en regiones tropicales de África y de Asia. La especie Loxodonta africana (el elefante africano de la sabana) es el animal terrestre más grande. Posee una piel gruesa (paquidermo), rugosa y con pelo escaso y áspero. Tiene una trompa larga, flexible y prensil, formada por la fusión del labio superior y la nariz. Un par de dientes incisivos superiores largos y curvados, que de manera inexacta se les llama colmillos. Actualmente (año 2021) se reconocen tres especies.

File:Elefanti.jpg
Una familia de elefantes de los bosques (Loxodonta cyclotis) en la reserva de Tierras húmedas Dzanga-Sangha, República Centroafricana. Autor: Damiano Luchetti. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Elefanti.jpg

Etimología de ‘elefante’

‘Elefante’ es un vocablo que procede del latín ĕlĕphăs (también ĕlĕphans), y su genitivo ĕlĕphantis, derivada de la forma más antigua ĕlĕphantus, que significaba ‘elefante’ y en sentido figurado ‘el marfil de sus colmillos’ (palabra atestiguada en los escritores Plauto y Quinto Ennio de las siglos III-II a. C.).

Plinio también usó el término para referirse a cierto ‘monstruo marino’. El nombre propio Elĕphantis, de origen griego, era una isla y población del Alto Egipto y de una fémina libertina griega (Gaffiot p. 581).

ἐλέφας, ἐλέφαντος

La palabra ĕlĕphăs deriva del griego antiguo ἐλέφας = eléphas (radical elephant-) y su genitivo  ἐλέφαντος = eléphantos (elefante, marfil), voz con una probable procedencia afroasiática no indoeuropea, cuyo origen real no se conoce con certidumbre.

Homero (siglo VIII a. C.) usa el término para referirse a los colmillos. En el siglo V a. C., Heródoto llama a los colmillos del elefante ἐλέφαντος ὁδόντες, eléphantos odóntes (dientes de elefante, ya que ὁδόντες en griego antiguo significa «diente»).

Se cree que siglos antes, los fenicios llevaron marfil a Grecia, aunque el conocimiento pleno del animal se da hasta el siglo IV a. C., época en la que Alejandro Magno libra batallas usando estos animales. Probablemente el primer contacto con los europeos fue en la batalla de Gaugamela, en octubre del año  ―331, en la que Alejando se enfrenta al rey Darío III.   

Elementos compositivos del término

El primer componente, el-, pertenece a la misma familia que el camítico (región nordeste de África) elu (elefante), que quizá originó en lengua pelvi (o persa medio) el término pīl con igual significado, tal vez el origen de ‘alfil’ y ‘marfil’ en español.

El segundo elemento, -ephas está relacionado con 3bwꜣbw= 𓍋𓃀𓅱𓌟‎ en egipcio (marfil, elefante) y en sánscrito íbhah = इभ‎ con el mismo significado. 

El probable origen afroasiático se sustenta en la semejanza con otras lenguas de la misma familia: eləw, en Tawllemet o Tawellemmet (tahoua en español), una lengua bereber de Malí; ‘êlbi (elefante), en Mokilko, un  lenguaje del centro de Chad; y arba en Oromo de Kenia y Etiopía (véase la palabra elephant en este diccionario).

Datos históricos

Como acabo de mencionar, Heródoto (484-425 a. C.) escribe sobre los elefantes, porque desde tiempos muy antiguos y tal vez hasta el siglo VII d. C., ya caído el Imperio romano, había al norte del Sahara una subespecie del elefante africano (Loxodonta africana pharaonensis). Algunos autores dicen que Ptolomeo II, quien gobernó Egipto entre los años 285-246 a. C., fue el primero en domar elefantes (traídos desde Nubia) para usarlos en la guerra, y los cartagineses tal vez tomaron la idea de él, pues les resultaba fácil conseguirlos en Marruecos y Trípoli. Plinio el Viejo, en el siglo I d. C., escribe sobre los elefantes norteafricanos en su libro viii. Durante el Imperio romano se usaban en algunas batallas y en los circos.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 8 de octubre de 2021.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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