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amuleto

Definición de ‘amuleto

Un amuleto es cualquier objeto que se lleva puesto, especialmente alrededor del cuello, al que se le atribuyen propiedades mágicas protectoras contra el mal, las enfermedades, los hechizos y que atrae la buena suerte. Los amuletos pueden ser de muchos materiales: gemas, metales, huesos, dientes de cualquier animal, una pata de conejo, pequeñas bolsas de trapo llenas de objetos con supuestos poderes mágicos. Otros tiene forma con distinta simbología: la estrella de David, herradura, la Santa Muerte, hoja de trébol, la luna creciente, imágenes sagradas. 

Etimología de la palabra amuleto

Aunque en general su significado es esencialmente el mismo, la palabra talismán tiene origen griego, mientras que amuleto es término latino. Veamos:

El origen del término amuleto es incierto. Sin embargo, se acepta que proviene del latín amŭlētum, “algo que protege contra enfermedades y hechizos”, “un amuleto”. El erudito y escritor romano del siglo I d. C. Plinio el Viejo, cita esta palabra varias veces y recomienda plantar en todas las casas gladiolas (Gladiolus spp.), para ahuyentar el mal; aunque reconoce que existen otras cosas que la gente usa como amuleto (amuletum).

El escritor romano Marco Terencio Varrón, basándose en una interpretación popular, decía que amuletum procedía del verbo āmōlĭor, amoliri, que significa ‘apartar’, ‘deshacerse de’, ‘alejar’, ‘quitar’, ‘distanciar’. Pero esta idea es, en general, rechazada. Llama además la atención que, quizás porque Plinio el Viejo recomendaba las gladiolas como amuleto, y estas plantas tiene un tallo subterráneo (cormo) rico en almidones, el diccionario American Heritage en línea afirma que “el término proviene del latín amulētum, algo que defiende o protege contra el mal”; pero dice que tal vez con el significado original de ‘algún remedio vegetal rico en sustancias con almidón’, de ămylum o ămŭlum  (engrudo, almidón), más el sufijo formador de sustantivos -ētum. Aunque este sufijo más bien da la idea de “un conjunto o grupo de plantas”.

Falsa asociación de ‘amuleto’ con ḥimālah en lengua árabe

El Oxford English Dictionary (OED, 1984) señala que amuletum es una palabra de origen desconocido, que se ha comparado con el término árabe ḥimālah, -at (literalmente ‘llevar’, ‘portar’, que designa a una especie de cordón usado para asegurar un pequeño corán o libro de oraciones sobre el pecho, considerado como amuleto), pero luego dice que esta semejanza es fortuita, y que no existe relación etimológica entre ambos términos. Y tiene razón, pues el amuletum que menciona Plinio, es mucho más antiguo que este vocablo árabe. De manera que lo único seguro es su origen latino, pero se desconocen con claridad sus más antiguos antecedentes.

Amuletos para los que más necesitan protección o buena suerte

Los amuletos suelen emplearse para personas particularmente vulnerables (los romanos ataban amuletos a los niños) o que necesitan de protección contra el mal y el peligro o que requieren de la ‘buena suerte’, por ejemplo, cazadores y militares. Como muchos elementos de la magia, los amuletos parecen estar asociados con situaciones en las que el control humano es inexistente. Por eso, el uso de la magia para enfrentar ciertos peligros o problemas, ha decrecido, en la medida que el control racional del hombre sobre el entorno ha aumentado.

Los amuletos existen desde la prehistoria

En todas las regiones del mundo se han utilizado amuletos (un tipo de superstición), y existen referencias sobre ellos en los escritos más antiguos. Es probable que muchos de los objetos encontrados en entierros prehistóricos, que tradicionalmente se han relacionado con otras creencias, eran en realidad  amuletos (por supuesto, palabra inexistente en aquellos días tan lejanos).

Eran muy usados en Egipto, Grecia, Roma, el Cercano Oriente y probablemente en todas las culturas primitivas, incluso en los tiempos actuales. Parece que de Mesopotamia y Egipto se esparció a Etruria y al mundo grecorromano a partir del siglo VIII a. C. 

Los escarabajos, amuletos muy comunes en Antiguo Egipto

Los antiguos pueblos egipcios fueron famosos por tener una gran variedad de amuletos, que han sido encontrados en las tumbas de las momias, de hace unos 4000 años. Los escarabajos eran particularmente preferidos como símbolo de inmortalidad. Estos amuletos eran confeccionados con una gran diversidad de materiales, por ejemplo, piedras preciosas grabadas. Los escarabajos fueron símbolo de ideas religiosas complejas, de manera que a menudo se usaban como amuletos. La adopción de estos insectos como símbolo de propiedades mágicas, se extendió (como recién lo señalé), siglos después, a otras regiones del Mediterráneo, entre los etruscos y romanos, cuyos soldados usaban a veces anillos, con la figura de un escarabajo, como emblema de guerra (Erika Bourguinon, The Ohio State University).

Los escarabajos simbolizaban entre los egipcios la resurrección y la vida, pues así como el Dios Ra arrastraba al Sol durante el día hasta el oscurecer, pero luego lo resucitaba por la mañana, los escarabajos empujaban una bolita de estiércol (comparada con el Sol por su esfericidad), en una de las cuales, la hembra deposita un huevo de donde emerge la larva o cría (vida nueva). El pensamiento mágico concluía entonces, que estos insectos tenían el poder de “reanimar el corazón del difunto” en la “otra vida”. Acaso también había relación con el hecho de que el jeroglífico que simbolizaba a un escarabajo, daba la idea de “convertirse en”, “transformarse”.

Los escarabeos

El escarabajo Ataechus consagrado por los egipcios. Imagen tomada de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/67/Insect_Specimen_from_LAKE_Collection_%2834185314045%29.jpg

Eran tan populares los escarabajos como símbolo de inmortalidad entre los egipcios, que los arqueólogos llaman escarabeo “al símbolo sagrado y amuleto relacionado con el culto al Sol y con la inmortalidad”. Estos objetos se confeccionaban en esteatita (mineral blanco y verdoso blando), metales preciosos, cerámica, piedras duras, etc. Con dimensiones de entre 1-10 cm, donde anotaban inscripciones jeroglíficas como fórmulas propiciatorias, el nombre de algún faraón, etc.

El coleóptero que reproducían en los amuletos era, muy probablemente, la especie Ateuchus aegiptiorum (Latreille, 1831), el escarabajo pelotero de la familia Scarabaeidae. El nombre del género (Ateuchus) significa literalmente “desarmado”, “sin cubierta protectora”, debido a que carecen de scutellum; un esclerito dorsal del tórax, entre el scutum y el postscutellum. Nombre griego, ἀτευχής, = ateuchés,  “sin escudo protector”, de ἀ- (sin) y τεύχεα = teúchea (armadura).

Antes, en 1758, Carlos Linneo (1707-1778) llamó a este insecto Scarabaeus sacer. El género Scarabaeus, del latín, scărăbæus, ‘escarabajo’, y la especie sacer, del latín, sacer, sacra, sacrum, ‘sagrado, consagrado a los dioses’.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 29 de abril de 2021.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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