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cataclismo, una terrible inundación

Cataclismo y catástrofe

Cataclismo (masculino) y catástrofe (femenino) son términos sinónimos y ambos de origen griego. Sin embargo, el primero (desde sus orígenes) se refiere a una gran inundación que ocasiona un desastre de gran alcance, una gran destrucción causada por agua, mientras el segundo más bien se refiere al hecho de arruinar, destruir, abatir, derrumbar, trastornar, sin que necesariamente se deba a una enorme inundación.

Un cataclismo tiene alcances destructivos mucho mayores que una catástrofe, y se incluyen no sólo los que suceden en la Tierra, sino también los cósmicos.

En geología, un cataclismo es una intensa conmoción o acción física violenta, que produce cambios en la corteza terrestre, cualquiera que sea la causa primordial.

Por extensión, en cuestiones sociales, un cataclismo es un evento extraordinario que sacude las estructuras y las organizaciones políticas y del Estado. En suma, un cataclismo es un cambio súbito y violento, como un macrosismo o una guerra de alto alcance, que causa cambios de enorme magnitud.

Etimología de ‘cataclismo’

‘Cataclismo’, en origen, “catástrofe causada por agua”, “flujo desmedido de agua”, es una palabra que proviene del latín cătăclysmus (con el sufijo latino de acción –ismus), cătăclysmŏs, que significa “cataclismo”, “diluvio”, “gran inundación” (Varrón en su Rerum rusticarum). Celio Aureliano (médico romano del siglo V d. C.) usó el término con el significado de “la acción de derramar agua sobre un miembro enfermo”, “una ducha”. 

κατακλυσμός

Cătăclysmŏs a su vez procede del antiguo griego κατακλυσμός (kataklusmós) “una inundación de grandes proporciones”, “diluvio”, atestiguado en el Timeo de Platón (siglo IV a. C.). en sentido figurado “extinción”, “desaparición”.

Κατακλυσμός deriva del verbo κατακλύζειν (kataklúzein), “inundar”, “cubrir totalmente con el agua”, formado por a) el prefijo κατά = katá (en este caso, con el significado de ‘total’, ‘completo’, aunque en origen significa ‘contra’, ‘hacia abajo’, como en las palabras ‘catabolismo’, ‘catarata’, ‘catabolismo’ y ‘catástrofe), más b) el verbo κλύζω (klúzō) y su infinitivo κλύζειν (klúzein o klyzein) que significa: tratándose del mar, “lavar impactándose sobre”, como cuando una ola nos pega de frente; “impactarse las olas”, “lavarse, pero con desgaste”, con erosión. De estos términos griegos derivan palabras actuales como: clisis, “inyección de líquidos dentro del cuerpo”, puede ser dentro de espacios tisulares, el recto (proctoclisis o enema), la cavidad abdominal, o bien venoclisis, “introducción de líquidos por vía endovenosa”.

En el latín tardío se usaban los términos clystēr, eris, clystērĭum (lavado, enema, ayuda para limpiar el cuerpo) y clystērizo, āre (poner un enema, limpiar el vientre con ayuda). Obviamente, son palabras derivadas del griego klúzō, klúzein o klyzein y se usaban en medicina humana y veterinaria.

El sufijo -ισμος -(-ismos)

En κατακλυσμός, y cătăclysmŏs está presente el sufijo griego -ισμος -(-ismos) que puede tener diferentes sentidos, pero en este caso denota ‘acción’. Por lo tanto, cataclismo es «la acción o resultado de quedar sumergido (kata-) por inundación, por el impacto de las aguas (klúzein)». Pero desde hace algunos siglos, un cataclismo se considera —por extensión— una destrucción masiva por causas no siempre inherentes a una tremenda inundación.

‘Cataclismo’ en los diccionarios de los siglos XVIII y XIX

Todavía el diccionario de la RAE de 1843 dice: Cataclismo “trastorno del globo terráqueo, más o menos considerable como el diluvio universal, el hundimiento de la Atlántida, destruida por un gran terremoto y una enorme inundación en Timeo de Platón.” 

57 años antes (1786), el diccionario de Esteban de Terreros y Pando decía: Cataclismo “voz griega, usada de algunos poetas, lo mismo que turbión* grande o diluvio, remolino. Latín cataclysmus.

Como dato de interés, la RAE de 1739 dice que turbión es “golpe grande de agua que cae muy recio, llevándose tras sí la tierra, o arena, con lo que queda turbia el agua…” 

Agrego estas citas como una prueba de que originalmente “cataclismo” tenía esencialmente relación con la acción destructiva de las grandes inundaciones.

Origen indoeuropeo de estos términos

La raíz indoeuropea *k̂leu-2 (lavar, limpiar con agua) se vincula con los vocablos arriba citados; así como por las voces latinaS: cloāca (alcantarilla, cloaca); clio, cluere (purgar, purificar). Hlūtrs  (puro) en gótico; en antiguo alto alemán hlutar (puro, claro), etc. 

Algunos cataclismos

El origen de la Luna

La Luna tal vez se formó hace unos 4500 millones de años —la Tierra apenas tenía unos 150 millones—, cuando un hipotético planeta, más o menos del tamaño de Marte, produjo un cataclísmico impacto sobre nuestro planeta todavía fundido. La espantosa colisión puso a orbitar enormes cantidades de detritos, que gradualmente se unieron hasta formar a nuestro satélite.

¿Enormes inundaciones en Marte?

Los estudiosos de la geología marciana han formulado la hipótesis de que hace miles de millones de años, Marte fue más cálido y tenía abundantes cantidades de agua líquida en la superficie, que labraron ríos y valles, e inundaciones masivas cubrieron áreas extensas y originaron llanuras aluviales. Otro caso de evento cataclísmico, pero que se piensa, quizá posibilitó la existencia de alguna forma de vida, al parecer ahora extinta. Por eso buscan vestigios fosilizados de formas vivientes. A esta hipotética situación la han llamado “Noeico” (Noachian en inglés), del latín tardío Noa, Noe (Noé en español), del hebreo נוּחַ, Noach, Noah (reposo, descanso, paz), en alusión del personaje bíblico Noé, quien construyó una barca para salvarse con su familia y muchos animales, durante el Diluvio Universal. 

La extinción de los dinosaurios

Los geólogos han propuesto la hipótesis de que los dinosaurios —que vivieron durante muchos millones de años— perecieron de manera masiva hace unos 65,5 millones, debido a la caída de un enorme meteorito en la península de Yucatán, México. Un auténtico cataclismo que cambió dramáticamente las condiciones de la Tierra, y produjo una extinción generalizada de especies vivientes, pero hizo posible el desarrollo evolutivo de muchas aves y mamíferos.

Lectura sugerida

Aderin-Pocock Maggie. 2014. Planetas. DK. London. pp. 90, 116. Edición impresa.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 19 de febrero de 2023.

Categoría: ciencia, cultismos

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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