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utopía, literalmente, ‘en ningún lugar’

¿Qué significa la palabra utopía?

Utopía es un sustantivo femenino que significa:

Un lugar, estado o condición de perfección ideal, especialmente en cuanto a leyes, gobierno y sistema social. Un lugar (isla, región, país) imaginario e indefinidamente remoto. 

Cualquier sistema visionario —con visión futurista o que cree con facilidad cosas quiméricas— de perfección política y social. Un plan, doctrina o proyecto atractivo y conveniente, pero irrealizable ante las condiciones prevalentes en el tiempo de enunciarse y proponerse.

En toda utopía se busca la posibilidad de que se alcance una organización, donde ya no se necesite agregar ningún cambio. La cima del desarrollo social. La mejor vida posible. El non plus ultra —el no más allá— de la organización social.

Para ilustrar el significado de ‘utopía’ —un lugar imaginario, remoto o impreciso—podemos mencionar lo que dijo el polímata y escritor inglés Sir Thomas Browne (1605-1682), sobre el lugar donde vivió el ave Fénix en la obra Vulgar Errors o Pseudodoxia Epidemica, o ‘Interrogantes sobre muchos dogmas comúnmente presumidos como verdades’ (Londres, 1646): “algunos dicen que en Aethiopia, otros en Arabia, algunos en Egipto, otros en India, y algunos —yo pienso— en Utopía”. El término ya había sido acuñado por otro inglés 130 años antes.

componentes griegos de ‘utopía’

Utopía es una palabra construida con elementos griegos, y textualmente se traduce “no lugar”, “ningún lugar”. Sus componentes son: οὐ (ou) que significa “no”, “ninguno”, como en οὐδαῖος (oudaios), “en ningún lugar”, “nunca”, “no del todo”. Más τόπος (tópos), “lugar”, “sitio”, (latín locus). El registro más antiguo de τόπος se remonta al dramaturgo griego Esquilo (525-456 a. C.). Hipócrates (siglos V-IV a. C.) usó la palabra con el significado de “parte o lugar del cuerpo”. Por eso, utopía (utopia en inglés) es, como recién lo señalé, “el no (οὐ) lugar (τόπος) o un lugar inexistente, un lugar imposible.

En ‘Utopia’ encontramos además el sufijo formador de sustantivos -ia del griego -ίᾱ (-íā), que en este caso indica ‘condición’ o ‘cualidad’, como en los términos: arritmia, distocia, epidemia y muchas otras. 

El libro Utopia del siglo XVI

Utopia es el título de un libro del londinense Sir Thomas More o Tomás Moro (1478-1535), publicado en latín en 1516 (traducido al inglés en 1551), donde nos describe una isla imaginaria, en la que se disfruta la perfección en la ley, la política, etc. La obra nos representa un estado ideal (imposible, quimérico, descabellado, inverosímil, irrealizable), donde todo está organizado para que las personas vivan en condiciones ideales y donde los males de la sociedad, como pobreza, miseria, injusticia y maldad han sido eliminados. La popularidad del libro fue tan grande, que nos legó el nombre ‘utopía’ —y su adjetivo ‘utópico’— para expresar el concepto de “condiciones de vida ideales”.

El nombre utopía ha sido aplicado retrospectivamente a varios estados ideales descritos antes del trabajo de More, como La República de Platón y La Ciudad de Dios (en latín De civitate Dei contra paganos) de San Agustín en el siglo V, que anunció el ideal teocrático que prevaleció durante el Medievo. Con el Renacimiento el ideal de una utopía se extendió más. 

El asunto de la ‘utopía’ ocupa un lugar preeminente en la evolución del pensamiento social, y ha generado una muy vasta literatura a través de los siglos.

Reflexiones finales

En su obra Utopia, Tomás Moro nombra una República gobernada por leyes impuestas por Utopus, un hombre de gran sabiduría también imaginado, quien al llegar y entrar por primera vez en la tierra —que se convertiría en Utopia— obtiene pronto la victoria sobre los nativos. Y como esa tierra era una península, hizo que se cortara un espacio de unos 24 km de tierra alta, donde antes el mar no tenía paso; rodeando la tierra con el mar, convirtiéndola así en una isla. 

Las cosas estaban organizadas de tal manera que garantizaba a la gente el máximo posible de felicidad, bajo el principio de la comunidad de los bienes, la libertad religiosas, el deber de trabajar 6 horas al día, impuesta a todos, pero además, con el derecho de disfrutar del ocio en actividades estéticas.

Desde la Antigüedad ha existido la inquietud de concebir un Estado ideal o utópico

Realmente, desde los tiempos antiguos, los pensadores han expuesto el ofrecimiento de un estado idealizado, cuyo propósito fundamental fuese dar fin a los males de una estructura y organización social deficiente. La República de Platón ha sido el ejemplo que más o menos han seguido filósofos posteriores. Son asimismo obras de carácter utópico: El Huerto del Edén (Génesis 2:8) es quizá una de las utopías más antiguas registradas.

Sólo por citar algunas obras en las que se plantean utopías, pueden mencionarse: La Ciudad del Sol (1623, Tomasso Campanella); La Nueva Atlántida (1627, Francis Bacon); Oceana (James Harrington, 1656); L’An 2440, rêve s’il en fut jamais, (1772, de L. S. Mercier); Voyage en Icarie (1840, É Cabet); Walden (1854, Henry D. Thoreau); Erewhon (1872, S. Butler).

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 16 de febrero de 2023.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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