varios
Dejar un comentario

pezuña, casco, garra, zarpa

Pezuña

La palabra ‘pezuña’ es actualmente más utilizada, pero también existe la forma más antigua ‘pesuña’, ahora poco frecuente. Pezuña procedee del latín vulgar pedis ungŭla que literalmente significa “uña del pie” o también “la uña que forma el pie”. Pezuña es entonces el conjunto de dedos que forman una pata cubierta por el casco, como en las cebras, burros y caballos, que tienen una base ósea constituida por la porción distal de la segunda falange, toda la tercera y el hueso sesamoideo navicular. Cubierta por el casco, una capa de la epidermis cornificada sin sensibilidad (por eso a los caballos se les pueden poner herraduras sin anestesia).

La expresión pedis ungŭla está constituida por pĕdis (lo relativo al pie) el genitivo de pes (pie) y su acustivo singular pedem. Más ungŭla (uña) ya explicado en la entrada “uña”.

Casco

Casco es un término que tiene muchos significados (cráneo, fragmento que queda después de romper una vasija, cáscara dura de ciertos frutos, armadura para proteger la cabeza, etc.), pero en el caso de la pezuña de los animales ungulados, el término “casco” deriva del verbo “cascar” (‘romper algo frágil o quebradizo’, ‘golpear’); del vocablo no atestiguado en latín vulgar (medieval) *quassicāre (sacudir, romper, partir, pero haciendo ruido). Asimismo, del verbo quasso, quassāre (romper, golpear, agitar, sacudir con fuerza). Por ejemplo en: quassatum corpus (cuerpo achacoso, quebrantado); quassare hordeum (triturar cebada). 

Es fácil entender la relación etimológica, pues un caballo o cualquier otro equino golpean y hacen ruido al caminar, y más en caminos empedrados y con herraduras.

La palabra ‘cáscara’ tiene el mismo origen ¿que sucede cuando rompemos la cáscara de un huevo o de una nuez? ¡Se quiebra haciendo ruido! 

Garra

‘Garra’ es un sustantivo femenino, cuyos principales significados son:

1. f. Mano o pie del animal, cuando están armados de uñas corvas o curvas fuertes y agudas, como el tigre, leopardo, león, lince, oso, etc. Cuando las garras no se mueven con independencia, como en los felinos, entonces se habla de zarpas. Ejemplos: Las garras de un puma. Las uñas de una zarpa están adaptadas para herir y agarrar. El guepardo desgarra su presa con sus zarpas.

2. f. Mano de persona. … Y entonces la inocente princesa cayó en las garras de la odiosa bruja. 

3. f. Fuerza, empuje, ímpetu. Échale toda la garra a tu proyecto. Al boxeador le faltó garra desde el inicio de la pelea.

En sentido figurado, en México y otros países latinoamericanos, ‘garra’significa ‘ropa en mal estado o harapienta y desordenada’. Ya no sé qué garras me pondré mañana. Hazme el favor de juntar tus garras y te vas de mi casa. No vuelvas a ponerte las mismas garras.

Etimología de ‘garra’

La palabra ‘garra’ comenzó a usarse en español desde la segunda mitad del siglo XVI. Se trata de un término no indoeuropeo, pues deriva de la lengua árabe que tiene origen semítico. 

A grandes rasgos, sin tantos pormenores, “garra” deriva de la palabra “garfa” (desde el siglo XIII, ‘cada uña de las manos de las bestias que las tienen curvas’, como el gato, el lince y el león). Del árabe hispánico o andalusí (hablado en España entre los siglos VIII-XVII) ḡarfa ‘puñado, cantidad que se puede coger con una mano’. A su vez del árabe clásico ḡarfah (arrebatar, sacar agua). 

Tal vez por la influencia de “garfio” (instrumento de hierro curvo y afilado para colgar o agarrar algo), del latín graphium (el punzón o estilo que usaban los antiguos para escribir en tablas enceradas), término tomado del griego γραφίον = graphíon (objeto que se usa para escribir), del verbo γράφω = gráphō, ‘yo escribo’). Pero que quede claro, “garra y garfa no derivan del latín”, sino de un vocablo árabe que pudo haber recibido la influencia de graphium. 

Palabras que derivan de “garra”: agarrar, agarrado, desgarrar, desgarro, agarradera, agarre, etc.

Origen de “zarpa”

Para comenzar, debo aclarar que “zarpa”, aunque lo parezca, no tiene nada que ver con el verbo “zarpar”, relacionado con los barcos. Eso es otra cosa que de momento no voy a explicar.

El sustantivo femenino “zarpa” (sinónimo de ‘garra’ desde los inicios del siglo XVII) ya mencionado arriba, es una voz que sólo existe en español, es decir, en ninguna otra lengua romance. Por ejemplo, en francés se dice ‘griffe’, en italiano ‘grinfia’.  

Zarpa deriva de “farpa” (cada escotadura o tirilla hecha después de hacer un corte en el borde de algunas cosas), a su vez del antiguo verbo español ya en desuso “farpar” que significa hacer pedazos, arañar. 

De acuerdo con Corominas (p. 623), “zarpa” significó desde el siglo XVI, ‘cazcarrias o cascarrias’, es decir, ‘el lodo que se pega a la vestimenta y los pies del que camina’. Luego se aplicó para denominar a ‘la pata de los animales’, por la acumulación de suciedad. Dándose tal vez la alteración o cambio de “farpa” a “zarpa”, que puede que haya sido influenciada por “zarria” (desde el siglo XV), que significa harapo o cascarria. 

Finalmente, “zarria” podría tener origen vasco como en los vocablos: “zaparreato” (despedazar, destrozar) y atzapar (garra de ave). Bueno, pero esta explicación no es unánimemente aceptada, aunque el hecho de existir nada más en español, podría sugerir su origen vasco. 

Zarrapastroso (sucio, andrajoso) y zarpazo (golpe que se da con la zarpa, como el gato cuando caza un ratón) son voces derivadas de “zarpa”.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 3 de septiembre de 2023.

Categoría: varios

por

Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *