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Bochorno y su significado

Bochorno significa: “un tiempo del verano caliente, abrumador, asfixiante, sofocante”; “calor sofocante en horas de calma”; “enrojecimiento pasajero del rostro, por recibir ofensas o por algo que avergüenza”. Forma anticuada en latín medieval, “hulturnus” y “buchorno” (según Sebastián de Covarrubias, 1611).

Origen de “bochorno”

Las formas antiguas (buchorno y hulturnus) provienen del latín vulturnus (ventus), “viento del sur”, literalmente, “viento que viene de Vultŭr o Voltŭr», el nombre que le dieron los romanos a un volcán al sur de Italia, en Apulia (Puglia), cerca del “tacón de la bota” y que los griegos conocían como Ἰαπυγία (Yapigia)

Pero el diccionario de Elio Antonio de Nebrija de 1516 dice: Hulturnus “viento de donde sale el sol. También el gramático holandés Hermanno Torrentino cita el mismo término.

El vulturnus era un viento bochornoso o cálido procedente del sureste, entre el nŏtus (viento del sur) y del euro, eurĭnus (viento del levante o del este). Muchos siglos después, este viento luego fue conocido como el Siroco (nombre de origen árabe), que nace en el Sahara, cruza el Mediterráneo y afecta al sur de Europa, especialmente durante el otoño y la primavera.

Vultūrnus era el nombre de un río de Campania y de un antiguo dios etrusco de los ríos y manantiales al que festejaban en las Vulturnalis o Volturnalia en el mes de agosto, según cuenta el historiador medieval longobardo del siglo VIII Pablo el Diácono.

Al dios Vultūrnus lo relacionan con el dios griego del viento del levante o del este al que los griegos llamaban Εύρος = Eúros o Eúrus de εὖρος que significa “ancho, anchura”.

Probable relación entre vulturnus y vŭltur, vŭlturis (buitre)

Se ha llegado a pensar en la posibilidad de que todos estos términos tenga alguna relación etimológica con vŭltur, vŭlturis (antes voltur) que significa “buitre” en latín. Si esto fuera así, entonces quizá se trate de voces de origen etrusco, sin nexos indoeuropeos. Véase el artículo “buitre”.

La evolución de vulturnus a bochorno

La palabra “bochorno” es un término patrimonial, porque pasaron muchos siglos para que vulturnus se castellanizara. Primero pasó a “hulturnus”, conservando las dos letras ‘u’ y sustituyendo la ‘h’ inicial a la primera ‘v’. Después se registra “buchorno” sustituyendo la ‘h’ por ‘b’; pero además, el componente -lt-, que va antecedido por la vocal ‘u’, cambió a ‘ch’, del mismo modo que de cultellus, diminutivo de culter derivó “cuchillo” y de auscultare (atender, obedecer, creer) surgió “escuchar”.

Boca de un horno, una etimología popular de “bochorno”

Resulta muy interesante mencionar que hubo intentos muy curiosos para tratar de explicar la etimología de “bochorno”.

En 1706, el diccionario español-inglés de John Stevens dice que “bochorno viene de boca de un horno”. Pues si a “bochorno” le agregamos una ‘a’ después de la ‘c’, nos queda boca-horno.

La RAE de 1726 va más lejos en su explicación: “Vapor caliente y molesto que levanta el viento Solano (entiéndase viento del este o de donde nace el sol). Puede ser compuesto de las dos voces, boca y horno, porque el calor que da se parece al que despide la boca del horno encendido”. Y luego agrega: “aunque también pudiera haberse corrompido del vulturnus latino, que es el viento Solano” ¡Precisamente la explicación ahora aceptada! Lo escrito en letra bastardilla es mío.

LOS BOCHORNOS DE LA MENOPAUSIA

La menopausia es el cese fisiológico de la menstruación originado en la disminución de la función ovárica. Puede suceder dentro de un rango muy amplio de edades, entre los 35 y 58 años, con una media de entre 44-48.

Todo comienza cuando disminuye la respuesta de los ovarios a las gonadotropinas pituitarias (la folículo estimulante “FSH” y la luteinizante “LH”), originando fases foliculares más cortas, menos ovulaciones, baja en la secreción de la progesterona y ciclos más irregulares. Luego el folículo falla y no segrega estrógeno…

Aunque en algunas mujeres la menopausia es asintomática, debido a tantos desbalances hormonales, alrededor del 75% de las menopáusicas padecen sofocos o bochornos y sudoraciones por la inestabilidad vasomotora. La mayoría pasan por esta etapa durante más o menos un año, pero entre el 25-50% los padecen por hasta 5 años. Sienten una “ola” de intenso calor y pueden sudar profusamente. El bochorno puede durar tan sólo 30 segundos o durar unos 5 minutos y luego sienten escalofríos.

Naturalmente que estos trastornos no son los únicos. Las mujeres también tienen síntomas psicológicos y emocionales: irritabilidad, fatiga, insomnio, falta de concentración, depresión, pérdida de la memoria, dolor de cabeza (cefalea o cefalalgia), ansiedad, nerviosismo, episodios de ira, etc. Además aumentan los riesgos de trastornos cardiovasculares y osteoporosis.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 30 de abril de 2024. 

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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