¿Qué es una superstición?
Una superstición es cualquier creencia basada en el temor o la ignorancia, que es inconsistente con las leyes del conocimiento científico, o con lo que es generalmente considerado en una sociedad particular, como verdadero y racional. Especialmente las creencias en encantamientos, poderes mágicos, amuletos, talismanes, presagios, fenómenos sobrenaturales. Así como cualquier acción basada en tales creencias, por ejemplo: santiguar; adivinar la suerte con las cartas; elegir ciertos números para un sorteo que, por ciertas relaciones fortuitas, la persona cree que serán los ganadores; no pasar por debajo de una escalera; poner trapos rojos en un árbol para protegerlo de un eclipse, curar con oraciones y suministro empírico de medicinas y brebajes, es decir, ensalmos e infinitos etcéteras.
Etimología de la palabra superstición
Superstición es un sustantivo femenino que procede del latín sŭperstĭtĭo (genitivo singular, superstitiōnis y acusativo singular, superstitiōnem), que significa, ‘superstición’, ‘observación excesivamente escrupulosa de lo que sucede’, ‘objeto de miedo religioso’, ‘temor excesivo a los dioses’ (diccionario Gaffiot p. 1521).
En sŭperstĭtĭo, ōnis, podemos distinguir:
1- El prefijo latino super-, que indica, ‘encima’, ‘sobre’, ‘superior’, ‘más que’; como en las palabras supersónico (superior a la velocidad del sonido), superciliar (que está encima de la ceja), supermercado (lugar de mercadeo mayor a lo común).
2- La raíz -stit- del verbo sto, stare, que significa ‘estar’, ‘sostenerse sobre un pie’, ‘estar de pie’ (de donde derivan palabras como estatua y estatura).
3- El sufijo castellanizado -ción que indica ‘proceso’, ‘acción’, ‘efecto’, ‘resultado’, del latín -tio (radical -tion-).
Superstición: definiéndola bajo la óptica etimológica
En suma, superstición (sŭperstĭtĭo, ōnis) «es lo que permanece o sobrevive (-stit-, sto, stare) por encima (super-) de todo lo que sucede o los avances del conocimiento racional de las cosas». No importa el vertiginoso progreso de la ciencia, las supersticiones perviven desde la prehistoria.
El vocablo latino sŭpērstes, que significa: ‘que permanece presente’, ‘que sobrevive o subsiste’, ‘que se mantiene como’, es, por su estructura y significado, muy semejante a sŭperstĭtĭo.
Relación indoeuropea del vocablo superstición
La raíz indoeuropea (IE) *stā-, que significa ‘permanecer de pie’, se relaciona con el verbo sto, stare arriba mencionado, y tiene además muchos derivados en griego, latín y otras lenguas. Mientras que super- se asocia a la raíz IE *upér-, *upéri- (encima, sobre). El lector interesado en este tema, por cierto, muy extenso e interesante, puede consultar los enlaces que aquí proporciono.
De *stā- deriva una gran familia de palabras, que tienen en común, más o menos la idea de ‘permanecer’, ‘sobrevivir’, subsistir’, por ejemplo: consistencia, constitución, establo (lugar donde los animales permanecen), estable (que permanece sin cambios), estadística, estatua (estar o permanecer sin moverse), existir, insistir, instante, institución, obstetricia (literalmente estar enfrente de pie, a la espera del parto), persistencia, restaurante, restaurar, solsticio (el sol que se encuentra aparentemente inmóvil), subsistir, etc.
Otra forma de entender el significado de las supersticiones
También se puede decir que una superstición es una creencia tradicional, en que una cierta acción o evento, puede causar o presagiar un suceso aparentemente no relacionado. Por ejemplo, algunas personas creen que llevar o cargar siempre una pata de conejo, podrá traer buena suerte. Otras están convencidas de que un gato negro que cruza por su camino, es señal de algún evento desafortunado, lo mismo que abrir una sombrilla dentro de la casa, o abordar un avión un viernes 13. Algunos piensan que si les da comezón en las manos, recibirán pronto dinero.
Las supersticiones son inherentes (inseparables) a la naturaleza humana
Las supersticiones han existido en todas las sociedades humanas a través de la historia. Los antropólogos dicen que existen evidencias al respecto en Asia Occidental, que se remontan a unos 50 000 años de antigüedad. Los neandertales, homínidos que vivieron en Europa y parte de Asia durante el Paleolítico medio, parece que ya tenían la creencia supersticiosa de la sobrevivencia más allá de esta vida. Mientras el Homo sapiens abandonaba a sus muertos, los neandertales los enterraban con ciertos rituales, colocando al difunto alimento, armas y carbón de leña, para ser usado en la siguiente vida. Con esta breve explicación, no quiero refutar de manera absoluta la veracidad o falsedad de la vida después de la muerte, un tema por de más muy controversial ¡Quién sabe!
Mucha gente, incluidas personas muy educadas e instruidas, actúan supersticiosamente de cuando en cuando. Algunas personas pueden bromear acerca de evitar la mala suerte, golpeando una superficie de madera (¡Toco madera!) o no pasando por debajo de una escalera; pero ellas finalmente tienen esas creencias de algún modo. Incluso, muchas supersticiones han aparecido en tiempos recientes. Teniendo en mente la idea de que el concepto de superstición es algo ambiguo, podemos decir que, en general, pueden clasificarse como: religiosas (ligadas a creencias o dogmas acerca de lo divino), culturales (las que se comparten en un tiempo y en un grupo social) y personales (las que derivan de la experiencia propia de cada individuo).
Las supersticiones se relacionan con muchas cosas de nuestra vida cotidiana
Infinidad de actividades humanas están envueltas en supersticiones: al comer, dormir, trabajar, jugar, buscar pareja, al tener un bebé, durante una enfermedad, y al aproximarse la muerte. Seguramente, tiempos de gran peligro e incertidumbre han propiciado muchas supersticiones, que luego son heredadas a través de las generaciones. Asimismo, las supersticiones involucran a ciertos animales, la vestimenta, lagos, ríos, montañas, nombres, números, planetas, estrellas, constelaciones, eclipses, la luna, los fenómenos meteorológicos, las partes del cuerpo. En fin, la lista puede ser interminable.
Supersticiones de algunos personajes históricos
Según Charles Panati: Napoleón les temía a los gatos negros, Sócrates al mal de ojo; a Julio César le aterrorizaban los sueños; al rey de Inglaterra del siglo XVI, Enrique VIII, le pareció que «la brujería hizo que quedara atrapado en un matrimonio con Ana Bolena»; el emperador Pedro I de Rusia (1672-1725) sufrió un terror patológico de cruzar puentes; Samuel Johnson (1709-1784), hombre de letras inglés del siglo XVIII, entraba y salía de un edificio, con su pie derecho primero. Así de extravagantes suelen ser las supersticiones personales. ¡Por allí cargo con las mías!
Lecturas sugeridas:
- Panati Charles. 1987. Extraordinary Origins of Everiday Things. pp. 1-20. USA. Edición impresa.
- Dundes Alan. Superstition. The World Book Encyclopedia. 1989. Vol 18 pp. 994-995. USA. Edición impresa.
Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 2 de mayo de 2021.
Muy buenas tardes mi querido colega en inquietudes filológicas. Me gustaría comentar con usted, más que sus acertadas opiniones sobre el origen y etimología de ciertas palabras, algunas de las expresiones que utiliza y que se hallan registradas por curiosos de la lengua como «incorrecciones» porque producen innovaciones en ciertos usos y algo de confusión. En las explicaciones de la etimología de esta palabra suprime usted la preposición «de» (preceptivamente utilizada hasta ahora) en expresiones como «… otros están convencidos que un gato negro…» No tiene ninguna importancia y, si usted hace ese uso, sus razones tendrá (seguramente es un uso que se va difundiendo en áreas menos conservadoras que esta en la que yo habito y que es Castilla/León, en Españ). Sería interesante que sometiéramos a observación ciertas vacilaciones de este tipo que se producen entre le habla de la zona en que usted vive y esta en que vivo yo y ver a qué conclusines se puede llegar.
¡Hola Enrique! Revisé el Panhispánico de dudas y sí, parece que omití la preposición ‘de’, y por supuesto que ya la agregué. Muchas gracias por tu comentario. Y espero que sigas visitando mi sitio en el que he redactado casi 500 entradas en 40 meses. Así mismo, me encanta la idea de que pudiésemos intercambiar opiniones sobre temas lingüísticos. Estoy totalmente dispuesto. Un abrazo hasta el otro lado del Atlántico.