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satélite, guardia, guardaespaldas

Introducción

El Diccionario de la Lengua Española 2023 dice que ‘satélite es:

1. m.* Astron. Cuerpo celeste opaco que solo brilla por la luz refleja del Sol y gira alrededor de un planeta.

2. m.  Satélite artificial.

3. m. Persona o cosa que depende de otra y está sometida a su influencia.

4. m. Estado dominado política y económicamente por otro Estado vecino más poderoso.

5. m. Coloquial. Oficial menor de justicia.

6. m. Gramática. Complemento adjunto.

7. m. Mecánica. Rueda dentada que puede girar libremente sobre su eje, montado sobre un soporte que a su vez describe otro movimiento de rotación.

*La m. indica que todos son sustantivos masculinos.

Etimología de ‘satélite’

La palabra ‘satélite’ proviene del latín sătellĕs, ītis (satelles, satellitis), cuyo significado original era: ‘guardia’, alguacil, guardaespaldas, quizás portando hachas como las fasces de los lictores; un asistente, ayudante de una persona, especialmente un príncipe; como plural, ‘la guardia’, la escolta, el séquito, los acompañantes. En sentido figurado, acompañante, servidor, ministro, subordinado. El escritor romano Cicerón usó el término con el mal sentido de ‘compañero de la maldad de alguien’, ‘cómplice de hechos delictivos’, el que colabora en cometer actos ilícitos, por ejemplo, en ‘audacĭæ satellĭtem atque adminīstrum tuæ’ (“compañero y cómplice de tu maldad).

Sătellĕs, ītis es probablemente un término etrusco, pero como no existen muy claros registros de esta lengua, se ha propuesto el vocablo zaθ-laθ, zaθilaθ, “el que lleva o golpea con un hacha”, una lectura un tanto incierta de una inscripción etrusca. Si esto es así, entonces se trata de un vocablo no indoeuropeo.

Cicerón le dio, de cierta manera, un sentido astronómico: Satēlles Jovis (el águila que suministra el rayo al dios Júpiter), S. noctis (el satélite de la noche, el lucero vespertino, es decir, el planeta Venus cuando aparece al anochecer). Horacio cita a Satellēs orci (el barquero del infierno, Caron, de orcus, ‘el mundo de los muertos, la muerte’). Cicerón y Horacio fueron escritores romanos del siglo I a. C.

Términos latinos sinónimos de satellēs: stipator (acompañante de corps), apparitor (el que acompaña al magistrado, un servidor), accensus (oficial subalterno).

El sentido del término cambia desde el siglo XVII

Es muy importante señalar que “satélite” conservó el mismo significado durante todo el Medievo, por ejemplo: a) hombre encargado de acompañar y proteger a otro; b) esbirro o secuaz a sueldo; c) un subordinado, un acompañante. Pero todo cambió al inicio del siglo XVII, cuando el astrónomo italiano Galileo Galilei descubrió en enero de 1610 las cuatro lunas galileanas de Júpiter: Io, Europa, Ganímedes (la mayor de todo el Sistema Solar) y Calisto. 

El primero en dar a la palabra ‘satélite’ un significado astronómico real, fue Johannes Kepler (1751-1630), en su publicación “Narratio de observatis  a se quatuor louis satellitibus erronibus” (‘Narrativa de los cuatro compañeros errantes observados en 1610). Kepler (alemán) y Galileo (italiano) fueron dos astrónomos contemporáneos, sólo que el primero vivió casi 59 años, mientras que Galileo por poco llega a los 78.

Las lunas o satélites naturales acompañan a seis planetas del Sistema Solar

Es evidente que a las lunas de los planetas se les puede llamar ‘satélites’, ya que son “acompañantes fieles”. Así, por ejemplo, nuestra luna sigue fielmente a la Tierra en su órbita anual alrededor del Sol, a unos 100 000 km por hora, y lo mismo se aplica a los satélites de Marte, Júpiter, Saturno, etc., aunque cada planeta tiene su propia velocidad de traslación; entre más alejada al Sol, menor velocidad: Mercurio 179 000 km/h, Venus 126 000, Marte 86 870, Júpiter 46 800, Saturno 34 560, Urano 24 480, Neptuno 19 440.

Más lejos del Sol, mayor recorrido orbital, menor velocidad de traslación, con una duración mayor. Considerando los días y años de la Tierra, el año de Mercurio tarda 88 días, el de Marte 1,88 años, el de Neptuno 165 años.

Antes, la única luna conocida, era nuestro satélite natural, que, desde los romanos, era eso, “luna”, ‘luna’ en español, hija de Latona en el panteón romano. Ahora ‘luna’ es sinónimo de ‘satélite’, hablando en términos astronómicos; por eso se dice que Mercurio y Venus son planetas sin lunas o satélites, la Tierra tiene un solo satélite natural, Marte dos, Júpiter (hasta el año 2023) 95, Saturno 83, Urano 27 y Neptuno 14. En total, unos 222 satélites.

Pero, para tener una idea de la velocidad a la que cambian los datos, en 1610, cuando Galileo descubrió las 4 lunas de Júpiter, solamente se conocía una, nuestra “luna”. Tengo la Cosmografía y Astrofísica del Ing. Salvador Mosqueira (México, año 1978), en donde dice que “Júpiter tiene 14, Saturno 10, Urano 5, Neptuno 2. 

Otros significados de ‘satélite’

Con la noción de ‘acompañar’, ‘seguir’, ‘ser subordinado’, se le han dado diversos significados. Aquí sólo algunos:

  • Un objeto lanzado en órbita desde la Tierra, los llamados “satélites artificiales” que sirven en meteorología, espionaje bélico, comunicaciones, estudios ambientales, exploración astronómica, como los telescopios Hubble y James Webb.
  • Una comunidad urbana o suburbana, localizada cerca de una gran ciudad.
  • En anatomía a veces, ‘venas satélites’, que están próximas a una arteria.
  • En mecánica, una rueda dentada o engranaje.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 25 de febrero de 2023.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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