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avemaría

Introducción

El avemaría es la principal oración del rosario y del Ángelus, y su primera parte está fundamentada en el Evangelio de Lucas. Mientras que su segunda parte, de redacción posterior, es más bien de origen eclesiástico (agregada por la iglesia), aunque, de algún modo con bases también bíblicas. Aparece impresa por primera vez en el año 1495, en la obra Esposizione sopra l’Ave María (Exposición sobre el Ave María). Escrita por el religioso italiano Girolamo M. F. M. Savonarola (1452-1498), quien murió ahorcado en Florencia, bajo la acusación de herejía.

Las voces latinas ăvis, ăvē

Ante todo, es muy importante no confundir el sustantivo ave (del latín ăvis, que significa ‘ave’, ‘pájaro’), con el latín ăvē (también hăvē = ‘saludo’, ‘salutación’, ‘fórmula de salutación’), que también significó: ‘Dios te guarde’, ‘buenos días’. Y ante una tumba: “a Dios, hermano mío”, “a Dios por siempre”, una frase de despedida a los muertos después de sepultarlos, cuando un amigo o familiar encomendaba al difunto a la voluntad de Dios.

Hay que considerar que nuestro actual ‘adiós’, viene de ‘a Dios‘, como una despedida. Y ăvē (salutación) pasó al ‘avemaría’ o ‘ave maría’ (o Salutación Angélica), la salutación del arcángel Gabriel dirigido a María, el nombre de la Virgen, madre de Jesús. Así como de Santa Isabel, la madre de San Juan Bautista y prima de María. El avemaría es una plegaria o rezo (creada a partir de la salutación recién mencionada), que tiene su origen desde los primeros siglos después de Cristo, y se ha ido transformando gradualmente, sobre todo durante el Medievo y los primeros siglos de la Edad Moderna.

Género gramatical de avemaría

Avemaría es, en origen, un sustantivo femenino (la salutación a María), pero como antes era frecuente usar la grafía en dos palabras: ‘ave maría’, tenía, por razones lingüísticas forma masculina, como ahora se utiliza mucho (por ejemplo, “luego de rezar el avemaría, se retiró de inmediato).

Aunque debe señalarse que los expertos recomiendan el uso original femenino, por ser gramaticalmente más apropiado (‘la avemaría’, ‘una avemaría’, ‘las avemarías’), como el Diccionario de la Lengua Española actualmente (año 2021), lo considera. Pero cuando se hace referencia al título de una obra musical, se estima correcto escribirla separada y con mayúsculas (“Ave María de Schubert”). También se dice: ¡Ave María!, ¡Ave María!, cuando queremos entrar a una casa que no es la nuestra; o para expresar sorpresa y asombro: ¡Ave María! ¿Qué es lo que veo? ; o a veces, ¡Ave María Purísima! Con un semejante sentido.

Pasajes bíblicos

El antecedente bíblico de la avemaría puede leerse en el tercer Evangelio o el libro de San Lucas (el médico amado), amigo y compañero de Pablo. Baste con mencionar algunos fragmentos en los que se menciona la salutación (ăvē).

San Lucas 1:26-31. “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada (recién casada) con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 

«Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vió, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta… Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús”.

Asimismo, en 1: 41-42, del mismo libro, se puede leer: … “Y aconteció que cuando oyó Elisabet (nombre original de Isabel, de origen hebreo) la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre”… y la narración sigue.

Otras connotaciones de avemaría y Ave María

1. ‘Avemaría’ (femenino) también suele significar “cada una de las pequeñas cuentas de un rosario”, llamada de este modo, porque al pasarla, se reza aquella oración. 

2. ‘Al avemaría’ (masculino) es un adverbio que significa ‘al anochecer’, por el hábito o costumbre de tocar las campanas a estas horas y rezar la salutación angélica como evocación de la Encarnación del Verbo Divino, que simboliza la divinidad de Cristo o el Hijo de Dios. 

3. ‘En un avemaría’ (masculino) es una expresión que quiere decir ‘en un instante’, ‘en un santiamén*.

*Santiamén viene de “las palabras latinas [Spiritus] Sancti, Amen, que se traduce: ‘del Espíritu Santo, amén’, con que acostumbran terminar determinadas oraciones de la Iglesia.

Comentario adicional

Sin abordar cuestiones gramaticales, la verdad es que la mayoría de los escritores usan la forma masculina; aunque debe hacerse la aclaración que en plural siempre se deben escribir en su forma femenina. Así, ‘unas avemarías’, pero no, unos avemarías; del mismo modo, ‘las avemarías’, nunca, los avemarías.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 24 de enero de 2021.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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