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cráter

Cráter

En medicina, un ahondamiento circular con un área algo elevada en la periferia. La viruela suele dejar cráteres en el rostro. Las caries dentarias con frecuencia toman un aspecto crateriforme.

En vulcanología, depresión más o menos circular situada en la parte superior de un volcán, por la que salen humo, ceniza, lava y otros materiales cuando este se encuentra en actividad. A la boca de un géiser también se le llama cráter.

Un hoyo o pozo crateriforme causado por el impacto o de una bomba o una mina (artefacto explosivo), por la colisión de un meteorito en la tierra o en otros astros, como la Luna o Marte.

En astronomía, una constelación austral (Cráter ) junto a Hydra (Hidra) y Corvus (Cuervo), localizada entre 7-25 grados al sur del ecuador celeste.

Cráter del volcán Pano horgoo en Mongolia. Autor Alex Ang. Fuente https://web.archive.org/web/20161017125106/http://www.panoramio.com/photo/41476557

Etimología de “cráter”

El término ‘cráter’ es un cultismo que proviene del latín crātēr, genitivo singular crātēris, que significa “un vaso grande donde se mezclaba el vino con agua y otros ingredientes” para luego ser servido en vasos de menor capacidad a las personas. A este gran vaso y a los significados que se mencionan en seguida en latín llamaban también con el sustantivo femenino crātēra (crátera o cratera en español).

Asimismo, crātēr, crātēra (en latín) se refería a “un vaso para contener aceite”; “la cuenca de una fuente”. El poeta Lucrecio y Plinio dan ya ese nombre al “cráter de un volcán”. El escritor romano Ovidio cita en su obra Fastos, a la constelación que lleva este nombre y que tiene forma de taza o copa y que Ptolomeo (siglo II) reconoció entre las 48 que él enlistó. 

EL MITO GRIEGO SOBRE LA CONSTELACIÓN COPA O CRÁTER Y SUS COMPAÑERAS HIDRA Y CUERVO

Aunque ya hay registros de esta constelación desde los babilonios, la leyenda más conocida nos llega de los griegos (desde Eratóstenes del siglo III a. C.), y nos da las razones de que estén juntos, allá muy lejos en el cielo, Hidra, Cuervo y Cráter:

Un día, Apolo envió a traerle agua en su copa a un cuervo (Corvus). El cuervo voló con el cuenco en las garras, pero tardó mucho en volver y cuando Apolo —que tuvo que buscar agua de en otra fuente— le preguntó, el cuervo le dijo mentiras: Que había estado esperando a que madurara una higuera, cargada de frutos inmaduros cerca del manantial, trayendo el vaso (Cráter) de agua del manantial y una serpiente de agua (Hidra) en sus garras, diciéndole además que se había retrasado porque la serpiente lo había atacado. Pero Apolo, enojado y hábil en el arte de la profecía, sabiendo que Corvus mentía, lo condenó a vivir por siempre con sed, y en memoria de este hecho, envió a los tres hasta el cielo. El vaso está al oeste de corvus, a su alcance, pero la serpiente de agua, más al sur, eternamente le impide beber de él… ¡Hermosa leyenda!

Las tres constelaciones son visibles a eso de las 9 de la noche en el meridiano de cada lugar entre finales de abril e inicios de mayo. Es importante no confundir a Hidra (Ὕδρος, Hydra la más extensa del cielo) con Hidra Macho (Hydrus), una débil constelación muy cerca al polo sur celeste entre los 58-82 grados de latitud, creada por Johann Bayer en su Atlas de 1603.

 crātēr es un término que el latín tomó del griego antiguo

El sustantivo crātē deriva del griego antiguo (desde Homero) κρᾱτήρ (kratḗr), con el mismo significado que en latín, es decir un recipiente grande para mezclar vino con agua. Aristóteles, después Polibio y otros escritores griegos usaron también esta palabra para denominar la boca de un volcán. Así que estamos ante una palabra que tiene al menos unos 2400 años con el sentido geológico que ahora tiene.

Como prueba de que el vocablo κρᾱτήρ = kratḗr tenía una relación muy evidente con esos recipientes para mezclar vino, agua y algunas otras sustancias, podemos mencionar el verbo  κρᾱτηρίζω, ειν (kraterizo, kraterizein) que en la antigüedad significaba “beber sin moderación”, quizá directamente del kratḗr, como ahora decimos de un alcohólico consumado, que en lugar de tomar con medida y en una pequeña copa, de plano toma la botella y bebe con fruición.

La forma típica del kratḗr griego era un recipiente acampanado con una amplia boca, una base y un par de agarraderas colocadas muy abajo a cada lado, y muchas veces con grabados propios de la época. (Century Dictionary Vol. 2. 1335).

Κρᾱτήρ procede del verbo κεράννῡμι = kerannymi (pág. 797) que significa “mezclar”, especialmente la dilución de un vino fuerte (o algún sirope) en agua. Pero también se usó con el sentido de mezclar, por ejemplo agua tibia con fría para templarla (latín tempero, temperare).

Crátera de Euphronios (c. 510-500 a. C.). Fotografía tomada por Marcus Cyron. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Euphronios_Krater_Antikensammlung_Berlin.jpg

el término «cráter» en astronomía

Naturalmente que el empleo de la palabra “cráter” en astronomía (excepto para nombrar la constelación ya mencionada), se utilizó hasta que se desarrollaron las observaciones con telescopio, y ahora hablamos de cráteres de la Luna (que Galileo vio por vez primera en 1610) como el Copérnico y el Tycho; de Marte: el Adams, Camiri y Darwin; de Mercurio: Abedin, Chopin, Glinka.

También nuestro planeta tiene cráteres por el impacto de meteoritos a través de los millones de años de su historia geológica. Por ejemplo: 

  • Chicxulub, en Yucatán México, se estima que se formó hace unos 65 millones de años, y que el tremendo impacto provocó un período de oscuridad que provocó la extinción de muchas especies biológicas, y los dinosaurios que habitaron la Tierra más o menos durante unos 165 millones de años.
  • Acraman, en el sur de Australia, con una edad de unos 590 millones de años.
  • Barringer, en Arizona, Estados Unidos, de hace unos 49 000 años.

Chartrand III R. Mark. 1997. Encuentro con el Firmamento. pp. 140, 141, 154, 155, 156. México. Edición impresa.

Fuentes

Levy H. David. 1994. Skywatching. pp.162, 176-7, 178. USA. Edición impresa.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 9 de diciembre de 2023.

Categoría: ciencia, cultismos

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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