cultismos, varios
Dejar un comentario

amén

significado de amén

Amén es una expresión de conformidad, deseo o confirmación usado en el culto de cristianos, judíos y musulmanes. El significado de la raíz semítica de donde deriva es: ‘firme’, ‘fijo’, ‘inamovible’, ‘seguro’, ‘indudable’, ‘invulnerable’, y el verbo hebreo derivado significa ‘ser absolutamente creíble’, ‘confiable’, ‘infalible’.

En el Antiguo Testamento de la Biblia griega, se traduce “amén” como: 

A) la interjección “así sea”, expresando conformidad, resignación o aceptación, como sucede con los rezos que se hacen a los difuntos en un velorio; que más o menos se interpreta, “pues ya falleció, descanse en paz, amén». 

B) Puede también revelar en otros contextos el adverbio “verdaderamente”, “ciertamente”.

C) Como sustantivo, a. es cierta expresión que manifieste “convicción o aceptación».

Entonces “amén” manifiesta: “así sea”, “verdaderamente”, “aceptación”, “resignación”, “sumisión”, “acatamiento”, “conformidad”, “convencimiento”, “humildad”.

La palabra a. que puede ser adverbio, interjección o incluso nombre, viene del latín tardío āmēn, “así sea” tomado del adverbio griego ᾀμήν (amén) que en la Biblia griega Septuaginta (LXX) y en el Nuevo Testamento significa “verdaderamente”, “que así sea”. 

La palabra o expresión ᾀμήν fue la traducción griega del hebreo (lengua semítica) ‘āmēn que significa “cierto”, como adverbio “ciertamente”, “verdaderamente”, “aprobando o reafirmando lo dicho por otro”; a su vez del verbo (también hebreo)  ‘āman que quiere decir “reforzar”, “reafirmar”, “refrendar”, “convalidar”, “confirmar”, “estar firme”. De la raíz semítica *ʾmn- “firme”, “seguro”, “fijo”, “perdurable”, “perenne”, “perpetuo”, “ser confiable”. Al parecer (según algunas hipótesis lingüísticas) esta raíz se relaciona con el nombre Ammon (עַמּוֹן‎, ʻAmmôn en hebreo), castellanizado Amón; y tal vez con el término Mormón.

INFORMACIÓN ADICIONAL

El uso de “amén” (‘āmēn) en los Evangelios, la usa Cristo como introducción para enfatizar la verdad de sus declaraciones. Aparece 52 veces en los llamados evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas y 25 veces en el libro de Juan. Tales menciones expresan certeza y veracidad de tales revelaciones. Cristo se llamaba él mismo “el Amén”, en Apocalipsis 3: 14.

El empleo del a. en la liturgia judía (para terminar un rezo o plegaria) parece ya presente desde el siglo IV a. C. Precisamente el cristianismo tomó de los judíos esta expresión. El defensor griego del cristianismo Justino Mártir (siglo II d. C.), menciona que el “amén” fue usado en la liturgia de la Eucaristía (también llamada transubstanciación o misa en la tradición católica), y algún tiempo después se incluyó en la liturgia del bautismo.

Pronunciar el a. al final de quien vocaliza una plegaria o un agradecimiento, se originó según la previa costumbre de que otros respondan con la misma palabra. El uso al final puede encontrarse en algunos salmos y es también común en el Nuevo Testamento.

Los musulmanes hacen un menor uso del a. pero se pronuncia después de recitar la primera sura o lección del Corán.

Pasajes bíblicos que contienen el término “amén”

Antiguo Testamento

Salmos 4:13. Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos Amén y Amén.

Nuevo Testamento

1 Corintios 14:16. …el que ocupa lugar de simple oyente, ¿Cómo dirá el Amén a tu acción de gracias?…

Apocalipsis 22: 20. El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

El otro “amén”

En español existe otro a. que nada tiene que ver ni con su etimología ni con su significado con el que acabo de explicar. Se trata de ‘amén’ que viene de la locución “a menos” que dio “además de”; por ejemplo en «a. de torpe era ingenuo y grosero”. Se trata de algo totalmente distinto y que no debe crear confusiones. ¿Quieren leer a detalle esto? Vean este interesante texto editado por la Universidad de Salamanca.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 9 de febrero de 2024.

Categoría: cultismos, varios

por

Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *