ciencia, varios
Dejar un comentario

telepatía

¿Qué es la telepatía?

La telepatía es la trasmisión de pensamientos y otros estados mentales de una persona a otra, sin la comunicación por las vías sensoriales comunes o la intervención de agentes físicos acreditados, y que sugiere la probable existencia de una comunicación de naturaleza no conocida. La telepatía, como fenómeno, es objeto de estudio de la parapsicología, o sea, el análisis de los fenómenos paranormales que tienen un origen psíquico o juzgados como tales. Algunos lo consideran un tipo de percepción extrasensorial (ESP por sus siglas en inglés).

En 1882, el británico Federico William H.  Myers (1843-1901) acuñó el término «telepatía» (en inglés telepathy), que pronto sustituyó a «lectura del pensamiento» y otros términos similares. Por ejemplo, en 1883 él y Edmund Gurney (1847-1888 psicólogo y parapsicólogo) sugerían que lo que llamaban «apariciones de crisis» —aquellas percibidas por una persona que estaba al borde de la muerte o en situación de gran peligro— eran causadas por una forma particular de telepatía. Más tarde propuso que el hipnotismo telepático podría ser la fuente de acción mesmérica (de la doctrina del magnetismo animal, por el médico alemán Friedrich Anton Mesmer del siglo XVIII) a distancia (PSI Encyclopedia).

La palabra “telepatía” fue acuñada con la fusión de dos elementos tomados del griego antiguo

1- Tēle- de τῆλε (tēle-) que significa “lejos”, “a la distancia”, “lejos de”, “desde lejos”, documentado desde la Ilíada y la Odisea. Por ejemplo en: τηλεβᾰθή (telebathé) “muy profundo”, “que tiene muy lejos el fondo” y τηλέγονος (telégonos) “nacido muy lejos de la tierra de su padre”. Con τῆλε (siempre como prefijo) se han acuñado palabras como telalgia, telescopio, telequinesis, telepatía, telangiectasia, telencéfalo, teléfono, televisión, telegrama, telecomunicaciones, teleprompter. Aunque no hay un acuerdo unánime, el vocablo τῆλε, quizá tiene nexos con la raíz indoeuropea *kwel-2 o *kʷel- (lejos en el espacio o el tiempo). 

2- En latín científico -pathīa, a su vez del griego -πάθεια (-pátheia), en este caso con el significado de ‘percepción’, ‘sensación’, ‘presentimiento’, ‘corazonada’; de la raíz παθ- (path-)’sufrir‘, ‘experimentar’, un derivado de de πάθος pathos, que en la antigüedad griega significó (en el mal sentido): ‘sufrimiento’, ‘calamidad’, ‘enfermedad’, ‘aflicción’, ‘hacer algo que cause un daño irreparable’. Pero también: ‘cualquier cosa que a uno le suceda’, ‘accidente’, ‘incidente’, ‘algo con lo que uno debe enfrentarse y que llega por casualidad’, ‘lo bueno o malo que uno ha experimentado’. Por ejemplo la palabra πᾰθολογικός (pathologikós), que ya Galeno desde el siglo II usó con el significado de “la ciencia de las enfermedades”.

Palabras derivadas del griego πάθος pathos

Existen numerosas palabras con πάθος pathos: fitopatología, cardiopatía, homeopatía, alopatía, psicopatía, patogénesis, patognomónico, ya existente desde la antigüedad como πᾰθογνωμονικός (patognomonikós) “hábil para valorar o juzgar los síntomas de una enfermedad”, también utilizada por Galeno.

Diccionario español de Elías Zerolo

Trece años después de la acuñación de la palabra “telepatía”, Elías Zerolo dice en su diccionario de 1895: Telepatía. “Sustantivo femenino. Fenómeno psicofísico, en virtud del cual se supone que un individuo puede ejercer influencia sobre otro ausente, sugiriéndole sus ideas y sentimientos, sin que haya mediado previamente entre las dos ninguna palabra, signo o escrito”.

La telepatía se está investigando con recursos cada vez más sofisticados

La telepatía ha sido objeto de muchas investigaciones y acaloradas controversias. Los lectores pueden encontrar abundante información sobre este interesante fenómeno, pero, en general, se considera que aún no hay una explicación racional y convincente sobre este hecho. Se ha sugerido que las ondas cerebrales de una persona o animal, pueden ser captadas por el cerebro de otra, cosa que sigue considerándose un tanto improbable, ya que dichas ondas no parecen tener la suficiente energía para llegar a grandes distancias, o más bien quizá no se han inventado instrumentos capaces de detectarlas. Hace mucha falta más investigaciones sobre este tipo de “percepciones extrasensoriales”.

No encontrar algo no significa necesariamente que no exista

Claro que no porque no se haya podido esclarecer el proceso, quiere decir que no existe. Hay muchas cosas que la ciencia actual está muy ocupada en resolver. Una de ellas son las experiencias cercanas a la muerte (ECM), que cada vez son más mencionadas por médicos neurólogos, intensivistas, psiquiatras y tanatólogos. Parece haber indicios de que la supraconciencia atemporal (¿alma? ¿espíritu?) es una realidad que existe por encima de la actividad mental del cerebro, que algunos creen es sólo un órgano recibidor de ella, de manera semejante a un radio receptor que únicamente recibe y convierte en sonidos audibles las ondas hertzianas. 

Creo que la ciencia está en el umbral de hacer grandes avances en estos temas tan interesantes.

Mi experiencia personal

No soy experto en estos asuntos, pero a lo largo de mi vida he experimentado cosas que puedo considerar como manifestaciones telepáticas. Muchas veces coincido con cierta persona en estar pensando o sintiendo las mismas emociones. Eso de “precisamente en eso estaba pensando” o “fíjate que yo también estoy experimentando la misma sensación”. En fin

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 31 de marzo de 2024.

Categoría: ciencia, varios

por

Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *