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Lluvia, pluvial, fluvial, pluviómetro, pluvisilva

Definición de “lluvia”

La lluvia es “el agua que se precipita en forma de gotas (líquidas) desde las nubes”. “La acción y efecto de llover”. Hay que tomar en cuenta que la lluvia, con la menor participación de la nieve, el granizo, la niebla, el rocío y la escarcha, son el único suministro de agua dulce en la Tierra. Sin ellos no habría en nuestro planeta arroyos, ríos, lagos, glaciares, icebergs, estanques ni manantiales.

Así mismo, debe saberse que en realidad la mayoría de las nubes nunca producen lluvia, simplemente se forman y terminan evaporándose en el aire seco. La formación de nubes, la lluvia, el granizo, los relámpagos, los huracanes, etc., son fenómenos físicos muy interesantes que estudia la meteorología. Una nube no es vapor de agua, sino que está formada por la agregación de millones de gotitas de agua microscópicas o de microcristales de hielo en estado coloidal, lo que permite, por ejemplo, que en una nube de tormenta (cumulonimbus) haya millones de litros de agua, que flotan en el aire y que podrán precipitarse en forma de un torrencial aguacero.

Aguacero tropical en Minas Gerais, Brasil. Autor HVL. Imagen tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Rain_in_Coronel_Fabriciano_MG.JPG .

Una lluvia muy intensa pero de corta duración. Llega y pronto se va.

Etimología del término “lluvia”

El sustantivo “lluvia” viene del latín clásico plŭvĭa que significa “lluvia”, “agua de lluvia” (en Plinio el Viejo) y este del adjetivo plŭvĭus “relacionado con la lluvia”, “pluvial”, “que hace llover”. Precisamente Plŭvĭus era uno de los epítetos del dios Júpiter, el de la lluvia, los relámpagos y truenos, tormentas furiosas… pero también de los cielos serenos.

Plŭvĭus (pluvial) a su vez deriva del verbo plŭit*, ĕre y su forma arcaica plūvit, ĕre, o también pluĕre con el significado de “llover”. Du Cange tiene la palabra medieval pluviale, pluvialis con el significado de “capa para protegerse de la lluvia» (Vestis, quæ totum hominem operit, et a pluvia defendit. Pluviales lacernæ). 

*Plŭit, ĕre es lo mismo que plŭo, pluĕre: “llover”. 

De plŭvĭa a lluvia

La formación del término español “lluvia” a partir de plŭvĭa sucedió mediante la transformación del componente latino pl- que se pronuncia, con los labios y la lengua, en ll- donde participa el paladar. Los lingüistas conocen este cambio fonético como “palatalización”, es decir “Dar a un sonido articulación o resonancia palatal» (DLE).

Algunas frases de la antigüedad con estos vocablos

Perpluunt tigna (Plauto): “Gotean las vigas, o sea, el agua de lluvia se infiltra por el techo”. Tignum, tignus significa “madero”, “viga”.

Amor in pectus perpluit neum (Plauto): “El amor mueve una borrasca en mi pecho” (o “en mi corazón”).

Stridentia fundae saxa pluunt (Estacio): “Caen silvando las piedras lanzadas por la honda”. 

Arcus pluvius (Horacio): “El arco iris”.

Raíz indoeuropea *pleu- (fluir, correr)

Estos términos se asocian a la raíz indoeuropea *pleu- (correr, fluir, nadar) también asociada a otras palabras latinas como: plŭvĭs “lluvioso”, “pluvial”; plŭvĭōsus “pluvioso” (en escritos de Plinio el Viejo), perplŭō, ĕre “penetrar la lluvia”, “llover a través de” (de per “a través de” y el verbo impersonal (que carece de sujeto) plŭo, pluĕre (o plŭit): “llover”; Plŭviālĭa (según Plinio): era una de las mitológicas y paradisíacas Islas Afortunadas en el lejano Océano Atlántico al oeste de Africa, es decir, las Fortūnātæ Insulæ o Fortunatarum Insulæ. Según De Miguel página 711, Pluvīna** (en escritos de Livio) era una ciudad de Macedonia, pero no encontré otra fuente que dijera lo mismo. 

**Tengo la edición impresa del Nuevo Diccionario Latino-Español Etimológico de Raimundo de Miguel. 2003. Primera edición 1897. España.

La raíz IE *pleu- también se relaciona con el griego antiguo: πλύνω = plúnō, “lavar”, especialmente ropa; πλέω, πλειν = pléo, plein, desde Homero significa “navegar en una lancha”, “flotar”, “nadar”. En gótico flōdus “río”, “inundación”; en antiguo inglés  flćwan “manar”, “fluir”, etc.

Pluvial-fluvial

Pluvial es un adjetivo que viene del latín plŭvĭālis, ya discutido arriba, que significa “lo relacionado con la lluvia”: pluvioso, pluviosidad, precipitación pluvial, agua pluvial, drenaje pluvial.

Fluvial (con el sufijo de relación -al) es lo relacionado con los ríos, con el agua que fluye por el terreno. Deriva del latín fŭvĭālis (fluvial, relacionado con los ríos) y este del sustantivo flŭvĭus (corriente, río, flujo de agua sobre el terreno). A su vez del verbo flŭo, fluĕre (fluir, correr el agua).

Flŭo, fluĕre y sus derivados se asocian a la raíz indoeuropea *bhleu- (hinchar, rebosar, en Pokorny pp. 158-159), relacionada con términos como floema, fluctuar, fluir, flúor, flojo, reflujo, influencia, influenza, influjo, en latín flustra (calma del mar) y otros. Véase las entradas flúor y superfluo

Términos derivados de plŭvĭa

Con el sustantivo pluvia se formas palabras como:

A- Pluviómetro. Un dispositivo para medir la cantidad de agua que llueve en un lugar y tiempo determinados, que se expresa en milímetros o en pulgadas. Cada milímetro de lluvia equivale a un litro por metro cuadrado de terreno, y cada pulgada a 25,4 litros por m². Por lo tanto, si durante una lluvia caen 30 mm, entonces son 30 litros por m², 300 000 L por hectárea o 30 000 000 de litros por km². Hay antecedentes históricos de la antigüedad griega, que muestran el uso de artificios para medir el agua de lluvia.

El término pluviómetro es un neologismo híbrido del siglo XVIII. Documentado en francés (pluviomètre) en 1788 y el diccionario español de Ramón J. Domínguez, de 1853 ya incluye la voz “pluviómetro”. Según la Inteligencia Artificial, la palabra  pluviómetro probablemente la acuñó en 1755 el lexicógrafo y diseñador de instrumentos científicos británico Benjamin Martin (1704-1782).

El neologismo “pluviómetro”, pluvio + metro se forma con el latín plŭvĭa (lluvia) + -metro del griego μέτρον métron “medida”, del mismo modo que en los vocablos kilómetro, manómetro, esfigmomanómetro, termómetro.

B- Pluvisilva, un término ecológico. El bosque ecuatorial es la selva lluviosa, ombrófila (del latín umbra, “sombra”) o pluvisilva, del latín pluvia (lluvia), más silva (bosque, selva). 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 24 de julio de 2025.

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