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Silvia, Silvio, Silvana, Silvano, (Silvānus), Silvestre(a)

Silvia, Silvio… derivan del latín silva (selva, bosque)

Los nombres personales Silvia, Silvio y derivados provienen del latín silva, menos correcto sylva, genitivo silvaï que significa “selva”, “bosque”, “vegetación abundante”, y por metonimia “materia”, “madera”, “recursos”. También “multitud”, “abundancia”. Por ejemplo: Inter silvas Academi (Horacio). “En medio de los sombríos jardines de Academo” (véase la entrada “academia”). La forma sylva se debe a la influencia del griego antiguo ὔλη (hū́lē, hýle) que desde los tiempos de Homero significó madera, bosque, terreno cubierto de árboles, etc.

De silva deriva también silvestris o silvester, un adjetivo que significa: “relacionado con la selva o bosque”, con “las tierras cubiertas de bosque”, “lo campestre, lo rústico”, “que vive en los montes”, “montaraz». Plinio llamó tauri silvestres a los toros salvajes y arbor silvestris a un árbol salvaje, no cultivado. Los nombres personales Silvestre y Silvestra derivan de silvestris. Hubo dos papas de la Iglesia Católica que se llamaron Silvestĕr: Silvestre I del 314 al 335 y Silvestre II entre el 999-1003.

Así mismo, Silvano, Silvana son nombres que vienen del latín silvanus que quiere decir “de los bosques”, también procedente de silva, “selva”. 

El dios romano Silvānus 

Silvānus era el dios latino de los bosques que gozaba de gran popularidad desde tiempos muy antiguos. Cuenta el mito que era hijo de un pastor de Sybăris (Σύβαρις en antiguo griego, en Italia meridional) y de una oveja, pero otra versión dice que de una doncella llamada Valeria Tusculanaria.

Silvānus era el guardián del bosque y los rebaños, y el encargado del cultivo de la tierra. Con frecuencia se lo confundía con el dios Fauno o con el dios griego Pan, que tenían un aspecto parecido. 

Los registros más antiguos de los nombres Silvia y Silvio

Según el mito, Rhĕa Silvia o Ilie (descendiente de Æneas, Eneas, héroe de la guerra de Troya), al ser violada en un bosque por el dios Marte, procreó a Rómulo y Remo, los fundadores de Roma en el siglo VIII a. C. Esta historia la cuenta Tito Livio en su relato «Ab urbe condita libri» («Desde la fundación de la ciudad de Roma»). 

Si Roma se fundó en el monte Palatino el 21 de abril del año 753 antes de Cristo, entonces el nombre Rhĕa Silvia debe tener al menos 2777 años. Pero Silvĭus, (Silvio) es aún más antiguo.

Silvĭus, (Silvio) se remonta al siglo XII a. C.

El masculino Silvio, Silvĭus fue hijo de Ascanio (c. 1176-1138 a. C.), y según la tradición, su  nombre se debe a que nació en un bosque (silva). Ascanio —hijo de Eneas— fue rey de la ciudad de Alba Longa del Lacio, fundada por el propio Eneas en el siglo —XII. Los descendientes de Ascanio, comenzando por Silvĭus, reinaron en Alba por más de 420 años, en total unos 14 monarcas, algunos también con el nombre de Silvius. Por lo tanto, según las narraciones de aquellos lejanos tiempos, Silvius (Silvio) es un antropónimo unos 400 años más antiguo que Silvia. No se sorprenda el lector si por allí se encuentran otras versiones de esta legendaria narración.

Lectura

Lempriere’s Classical Dictionary. 1875. Pp. 96, 635 – 636. New York. Edición impresa.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 29 de noviembre de 2024.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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