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célebre, celebrar, celebridad, celebérrimo

Definiciones de Célebre…

  • Célebre (adjetivo). Famoso o muy conocido y frecuentemente mencionado.
  • Celebrar (verbo). Siglo XIII. Realizar un acto festivo como muestra de júbilo por algo (celebraron el triunfo con una gran fiesta). Realizar un acto que por lo general requiere solemnidad o formalidad (las exequias se celebrarán a las 10 de la mañana). Congratularse de algo. (todos celebramos tu decisión). Conmemorar o recordar algo (celebrar la independencia).
  • Celebridad (sustantivo femenino). Inicios del siglo XVII. Fama, gloria, notoriedad, renombre que posee alguien o algo. Un personaje famoso y renombrado.     
  • Celebérrimo (adjetivo superlativo de célebre). Siglo XV. Afamado, muy conocido, ilustre, renombrado, públicamente reconocido, prestigioso, reputado.

Etimología del adjetivo célebre

Antes que nada, debe saberse que todos estos términos son derivados del latín clásico, allá por los siglos I a. C. – I d. C. y escritos posteriores.

Etimológicamente hablando, “célebre” tuvo en origen el significado de “numeroso”, “concurrido”, “muy frecuentado”, “abundante”. Luego pasó a significar, desde la antigüedad romana, “personas o cosas famosas, muy renombradas, destacadas en algo”.

“Célebre” (finales del siglo XV) proviene del latín clásico cĕlĕber, genitivo celebris, adjetivo masculino que significa: a) “que contiene una multitud”, “lugar donde hay una multitud que se reúne”; c) “lugar muy frecuentado, populoso o concurrido”, d) “ciudad muy conocida”, e) “algo que se encuentra con mucha frecuencia”, f) “lo que tiene fama y renombre”. Es sinónimo de frequens (numeroso, concurrido) y antónimo o contrario a dēsertum (desierto, soledad, sin nada).

Referido a personas, cĕlĕber comenzó luego a significar: “célebre”, “famoso”, “distinguido”, “honorable”, “que merece ser enaltecido por sus méritos”, en escritos de Livio, Quinto Curcio Rufo, Lucio Anneo Séneca, Plinio el Viejo, etc. 

Prāeclarus (preclaro), inclĭtus (ínclito), clārus (claro, como persona ilustre o célebre) mĕmŏrātus (muy mencionado), fāmōsus (famoso), eran palabras que también significaban cĕlĕber (célebre).

Frases de la antigüedad con cĕlĕber 

  • Tam celebri loco (Cicerón) “en un lugar tan frecuentado”.
  • Antiochiae, celebri quondam urbe et copiosa (Cicerón) “Antioquía, villa en otro tiempo más populosa y rica”. Antioquía es una ciudad turca fundada por los seléucidas hacia finales del siglo IV a. C.
  • Funus fit regium magis amore civium et caritate quam cura suorum celebre (Livio en La Historia de Roma) “Siguió el funeral real, marcado más por el amor y cariño demostrado por los ciudadanos que por la preocupación de su familia”.
  • Lapis celeber trans maria (Plinio, siglo I d. C.) ”piedra muy extendida más allá de los mares”.

Celebrar

Celebrar deriva del verbo cĕlĕbrŏ y su infinitivo celebrāre (frecuentar, visitar muchas veces, celebrar, mostrar gran admiración por alguien), a su vez del adjetivo cĕlĕber, cuyo significado acabo de explicar.

Celebridad

El sustantivo femenino “celebridad” deriva de cĕlĕbrĭtas: celebridad, solemnidad, concurrencia, junta o reunión de mucha gente. También reputación, fama, esplendor. Ludorum celebritas (Cicerán) “La celebridad o pompa de las fiestas”.

Celebérrimo 

La palabra celebérrimo es el adjetivo superlativo de célebre, y procede del latín celeberrĭmus, ya atestiguado desde la antigüedad: Cleberrima res est tota Sicilia (Cicerón) “Es cosa muy sabida en toda la Sicilia”. Celeberrima verba (Ovidio) “Palabras abundantes, que sobran, redundancia”. Forum celeberrimum (Cicerón) “Plaza abarrotada de un inmenso gentío”.

Sufijo -mus, -umus, -imus

Celeberrimus, ‘celebérrimo’, «con mucha celebridad y aplauso», superlativo de cĕlĕber, ‘célebre’, lleva al final el sufijo superlativo -mus, -umus, -imus (del indoeuropeo *mo-). Por ejemplo, ultĭmus es el grado superlativo de ulter que significa ‘lo más (-mus) alejado o remoto’, ‘que está más allá’; de donde deriva el término «ulterior». El mismo sufijo está en intimus, ‘lo más oculto o profundo’. O también en paupérrimo (muy pobre), ubérrimo (abundante, copioso, fértil, fecundo, prolífico), póstumo (después de la muerte), etc.

Origen de cĕlĕber

Es seguro que “célebre” deriva del latín cĕlĕber, pero el origen de este vocablo es incierto. El lingüista De Vaan (página 104) menciona como probable origen un hipotético proto itálico (c. milenio I a. C.) *kelesri o *kelisri, y agrega que el derivado más antiguo de cĕlĕber debe ser el verbo concelebrare (asistir en gran número, frecuentar, honrar, celebrar), de donde después derivó celebrāre ya mencionado arriba. Y dice que probablemente esté relacionado con el muy antiguo verbo latino călo, infinitivo calāre que significa “convocar”, “llamar”, especialmente en contextos religiosos. Todos estos vocablos probablemente son derivados de la raíz protoindoeuropea (PIE) *klew-, *k̑leu‑ (escuchar).

En cambio, esta fuente dice que tal vez cĕlĕber se relaciona con la raíz PIE *kel- 5 (forzar a moverse con rapidez, conducir), también ligada al verbo griego κέλλω = kéllō (seguir adelante, llevar un barco al puerto). 

En suma, concelebrāre (celebrar conjuntamente, como una misa en la que participan varios sacerdotes), celebrāre, cĕlĕber, cĕlĕbrĭtas, celeberrĭmus; así como cĕlĕbrābĭlis (digno de ser célebre), cĕlĕbratio, onis (celebración, afluencia de mucha gente), cĕlĕbrātus (participio de celebrare, “fiesta multitudinaria”), etc., tienen un origen poco claro y los etimólogos los vinculan a distintas raíces indoeuropeas.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 17 de julio de 2024.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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