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yodo, iodo, como el color de la violeta

Generalidades sobre el yodo

El yodo es un elemento químico no metálico, símbolo I. Uno de los halógenos del grupo 17 (anteriormente VIIA) de la tabla periódica. Se presenta en forma de cristales corrosivos relucientes color gris oscuro violáceo, tirando al azul, que fácilmente se subliman en vapores color violeta (de donde recibió el nombre). Usado como antiséptico, en la manufactura de tintes, en fotografía. Número atómico 53. Un isótopo radiactivo, el Yodo-131 con una vida media de ocho días, es utilizado especialmente en el diagnóstico y tratamiento de la función tiroidea, en terapia con radiaciones, como rastreador, etc.

Ambas grafías son aceptadas, pero en español se usa más ‘yodo’, aunque ‘iodo’ es etimológicamente más correcto. Siempre debe escribirse con minúscula, como el de todos los elementos químicos: arsénico, boro, cinc, estaño, gadolinio, fierro, etc. Pero el símbolo debe ir con mayúscula (I, As, B, Zn, Sn, Gd, Fe, respectivamente). 

Sample of iodine.jpg
Cristales de yodo con su característico color. Autor LHcheM (14 de september de 2012). Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sample_of_iodine.jpghttps://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sample_of_iodine.jpg

Etimología de iodo o yodo

La palabra yodo o iodo, proviene del francés ‘iode’ y éste del griego antiguo ἰoειδής (iοeidēs) que significa “parecido a la flor púrpura de la violeta” (ἴον, íon). Término que Homero usó en referencia al mar (ἰoειδέα πόντον = ioeidéa ponton o ‘mar en calma’, ‘con reflejos violáceos’). También significó ‘una fragancia parecida a la violeta’.

Iοeidēs (ἰoειδής) es vocablo formado por íon (ἴον), ‘violeta’; término relacionado con el latín viola, ‘violeta’, tal vez con un origen común mediterráneo. Más -eidés (-ειδής), ‘con el aspecto de’, como en la palabra cricoides (κρικοειδὴ), un cartílago de la laringe cuyo nombre literalmente significa ‘que tiene el aspecto de anillo’. Por lo tanto, iodo significa sustancia (-ine) que despide vapores semejantes (-eidés) al color violeta”.

Descubrimiento y acuñación del término

El yodo fue descubierto por el químico francés Bernard Courtois (1777-1838), quien en 1811 obtuvo una nube de vapor violeta al calentar cenizas de algas marinas (colectadas en las costas noroccidentales francesas) con un exceso de ácido sulfúrico, como un subproducto de la manufactura de sal nitro o nitrato de potasio, un componente de la pólvora, que en aquel tiempo Francia necesitaba en grandes cantidades porque estaba en guerra. Este vapor se condensó sobre objetos fríos formando cristales oscuros y lustrosos a lo que llamó “sustancia X” (por desconocer su identidad), observó que se combinaba con el hidrógeno, fósforo y ciertos metales, pero no con el oxígeno o el carbono (véase B. Courtois, Ann. Chim. 1813, 88, 304-310).

Courtois tuvo la sospecha de que se trataba de un nuevo elemento, pero por falta de recursos, tuvo que ceder sus datos a otros amigos para ulteriores investigaciones.

Sir Humphry Davy, Baronet

En 1813, el químico británico Sir Humphry Davy (1778-1829), quien pasaba por París rumbo a Italia, reconoció a esa sustancia como un elemento análogo al cloro y sugirió el nombre de iodine, de ioeidēs (color violeta) ya citado. Cada vez que viajaba, Davy siempre traía un cofre compacto con el equipo de laboratorio más indispensable, lo que le permitía hacer algunas pruebas químicas. 

Louis-Joseph Gay-Lussac

Entre las personas que recibieron el encargo de continuar sus trabajos, estaba el químico francés Louis-Joseph Gay-Lussac (1778-1850), quien, después de varios estudios, leyó sus “Memorias sobre el iodo” en el Instituto Francés el 1 de agosto de 1814, donde reconoció la categoría de elemento a dicha sustancia y propuso que se llamara iode (en francés), debido a “los vapores con un bello color violeta que produce”; y es a esta persona a la que se le concede la autoría definitiva de la acuñación (Annals of Philosophy vol. V, p. 101-109. January to June, 1815).

Yodo sublimándose. Nótese su color violeta. Matias Molnar – Laboratorio Quimica Inorganica II – UBA, Argentina. 12/04/07. Imagen tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:IodoAtomico.JPGhttps://commons.wikimedia.org/wiki/File:IodoAtomico.JPG

Aunque hubo algunos desacuerdos entre Humphry y Gay-Lussac, ambos reconocieron a Courtois como el descubridor del yodo.

Entonces, el nombre de este elemento fue primero propuesto (1813) como iodine por Humphry (que se conserva igual en inglés, de seguro porque Humphry era británico) y después como iode (1814) por Gay-Lussac.

Gay-Lussac propuso iode tomándolo del griego antiguo ἰώδης = iódes (de ἴον más ειδής arriba citados), que significa “como el color de la violeta”, “color oscuro” (Hipócrates) y “un olor como el de la violeta» (Dioscórides).

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 1 de octubre de 2021.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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