¿Qué son los ácaros?
Sin entrar en precisiones taxonómicas, un ácaro es cualquier animal invertebrado de la subclase Acari o Acarina (antes se consideraba orden), clase Arachnida, subphylum Chelicerata, phylum Arthropoda y reino Animalia. Al grupo Acarina pertenecen los ‘ácaros’ propiamente dichos, y las ‘garrapatas’. Animales con gran afinidad anatómica y evolutiva.
Se han identificado unas 50 000 especies de ácaros, pero los taxónomos estiman que quizá haya hasta unas 500 000 aún no clasificadas. Las ‘garrapatas’, con unas 825 especies, son, en cambio, un pequeño subgrupo de ácaros de gran importancia médica, cuyo tamaño suele ser mayor. Se trata en ambos casos de artrópodos (Arthropoda), como los insectos, crustáceos, escorpiones, pseudoscorpiones, arañas, solífugos, opiliones, milípedos, isópodos, etc.
Mientras que los insectos adultos típicamente poseen dos antenas y seis patas, las ninfas y adultos de los ácaros tienen ocho patas, pero carecen de antenas. Además, en estos animales el abdomen no presenta segmentación visible, y se fusiona ampliamente al cefalotórax, por lo que su cuerpo parece no tener divisiones, rasgo al que etimológicamente se debe su nombre.
Linneo incluyó el género Acarus en la primera edición de su Systema Naturae, año 1738.

Etimología de ‘ácaro’
La palabra ‘ácaro’ procede del latín científico acarus (documentado hacia la mitad del siglo XVII), lo que nos revela que el término no se usó en la antigüedad latina. Acarus fue tomado del antiguo griego ἄκαρι (ākari), ‘cierto tipo de ácaro que se cría en la cera’ palabra citada por Aristóteles (siglo IV a. C.) en su obra Historia Animal.
El vocablo ἄκαρι es un derivado del adjetivo ἀκᾰρής (akarés), que refiriéndose sobre todo al pelo, significa: “cuando está demasiado corto para ser cortado”, o sea, un equivalente a lo que entendemos por ácaro (acarus), “un animalito que no muestra signos de corte en su cuerpo”. En referencia al tiempo (duración de las cosas), “en un momento” (ἀκαρὲς ᾤρας = akarés horas), y expresando pequeñez, “un anillo en el dedo meñique” (τὸ ἀκαρές = to akerés).
Estructura de la palabra akarés
Finalmente, debe decirse que ἀκᾰρής (akarés) es palabra compuesta por: 1) el prefijo griego ἀ-/ἀν- (a-/an), que indica privación o carencia, como en las palabras ‘áptero’, ‘ápodo’, ‘afasia’, ‘amorfo’, analfabeto y ‘analgésico’. Más 2) el verbo κείρω (keíro) y su infinitivo κέιρειν (kéirein), que significa ‘afeitar’, ‘esquilar’, ‘cortar el pelo dejándolo muy corto’, ‘desmochar’; en sentido figurado, ‘dejar los campos de cultivo vacíos por la recolección de cosechas y el corte de los frutos’, ‘devorar el pasto las bestias’, etc.
Luego entonces, y como reiteración, un ácaro (el ἄκαρι de Aristóteles) es “un bicho al que no (ἀ-/ἀν-) se le observan cortes (κείρω, κέιρειν) en su cuerpo; sobre todo si se compara, por ejemplo, con insectos himenópteros como avispas y hormigas.

Acarología
Acarología es la rama de la zoología que estudia los ácaros y las garrapatas. La palabra está formada por ἀκαρί (un tipo de ácaro) y -λογία (-logía), ‘estudio’, ‘tratado’, como en los términos: entomología, micología, geología, fitogía, meteorología, limnología, hematología, bromatología, cancerología, mineralogía, sismología, etc.
Una breve reseña histórica sobre el conocimiento de los ácaros
“Se han encontrado escritos egipcios sobre garrapatas, más o menos datados en el año 1500 a. C. Los griegos Hipócrates y Aristóteles escribieron las palabras: κροτών = krotón (cierta garrapata, tal vez Hippobosca y/o Ixodes) y κῠνοραιστής = kynoraistis (garrapata de los perros, de kynos, ‘perro’). Esta última palabra también aparece en la Odisea de Homero. En el siglo I d. C., el escritor romano Plinio el Viejo escribió que las garrapatas ―que en latín se llamaban ricĭnus― son repugnantes y molestas”.
“Durante la Edad Media los ácaros eran confundidos por lo general con piojos o algunos insectos pequeños. La reaparición del vocablo acari en latín sucedió hasta mediados del siglo XVII, pero el neologismo ‘acarología’ aparece hasta en el siglo XX. Esta ciencia tuvo un crecimiento acelerado, debido a que hay ácaros que parasitan plantas y son vectores de enfermedades, hay también numerosas especies de garrapatas que son ectoparásitos de animales domésticos y silvestres, y también transmiten enfermedades muy importantes, incluso al humano.” (Manjit Singh Dhooria).
Algunos datos importantes sobre los ácaros
Sin lugar a dudas, los ácaros y las garrapatas son los arácnidos (Arachnida) más importantes, tanto desde el punto de vista médico como económico. Sobrepasan a los demás órdenes del grupo, tanto en número de especies como de individuos.
Antigüedad de los ácaros
Expresando la antigüedad en millones de años, los arácnidos más antiguos son los escorpiones (Silúrico, hace 444-416 millones de años, quizá los primeros animales terrestres); seguidos por los ácaros (Devónico, 416-359 millones de años atrás) y después las arañas (Carbonífero hace 359-299 millones de años)
Tamaño y hábitat
Las garrapatas (suborden Ixodida)* son arácnidos ectoparásitos hematófagos, que al nacer miden unos 2-3 mm, pero en su estado adulto regularmente miden entre 3-8 mm de longitud, pero pueden llegar hasta los 30 mm. Mientras que los ácaros poseen una mayor diversidad en cuanto a su nicho ecológico (fitoparásitos, parásitos de la piel, acuáticos, devoradores de detritos y hongos), y la mayoría no sobrepasa el milímetro de longitud (promedio 250-750 micras, o sea, 0,25-0,75 mm). Incluso algunos, como los ácaros que habitan en nuestros colchones, causantes de alergias, son tan pequeños, que apenas miden 100 micras, es decir, son microscópicos.
*El lector podrá consultar varios textos y darse cuenta que hay diversos criterios taxonómicos. Por ejemplo, puede verse en esta fuente que a las garrapatas se las considera del superorden Parasitiformes, orden Ixodida. Es que hay diferentes criterios de clasificación.
Asombrosa diversidad de hábitats
Ya comenté algo al respecto, pero vale la pena remarcar que los ácaros pueden encontrarse en ambientes muy extremos: a 5000 m de altitud en las montañas; 5000 m de profundidad en el océano; cavernas profundas; en la Antártica, en aguas salobres y dulces; consumiendo detritos en el suelo, parasitando plantas; parasitando insectos; viviendo en nuestra cara; en la piel como causantes de sarna; en hormigueros y en las colonias de abejas; alimentándose de quesos; en el polvo de nuestras casas como alérgenos: género Dermatophagoides; en el pelo y piel de nuestras mascotas, como gatos, perros, conejos, gallinas, palomas, loros; parasitando los animales de granja, por ejemplo, cabras, ovejas, cerdos, caballos, burros.
Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 18 de junio de 2022.