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insulina, hormona pancreática

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona peptídica hipoglucemiante segregada por las células beta en los islotes de Langerhans pancreáticos, que promueve la utilización de la glucosa, la síntesis de proteína, y la formación y almacenamiento de lípidos neutros. La insulina es una ‘pequeña proteína, con un peso molecular de 5808, compuesta por dos cadenas de aminoácidos. 

Etimología de ‘insulina’

La palabra insulina, literalmente ‘sustancia (-ina), producida en los islotes (insŭla, ‘isla’ + el sufijo -ote, en este caso diminutivo) pancreáticos es un neologismo de los inicios del siglo XX, y, aunque algunos aseguran que fue acuñada en 1909 por el fisiólogo belga Jean de Meyer (1878-1934), otros afirman que no está muy dilucidado el asunto, pues dicen que el término fue propuesto por el británico Edward A. Sharpay-Schafer (1850-1935).

La verdad es que el fisiólogo belga Jean de Meyer sugirió —propuso o aconsejó— en 1909 el nombre de ‘insulina’ para “la sustancia aún desconocida, derivada del latín insŭla (isla)”. En 1914, el fisiólogo inglés Edward Albert Sharpay-Schafer denominó ‘insulina’ al compuesto que falta en el páncreas de los diabéticos.

En conclusión, no está del todo claro a partir de las fuentes disponibles, quién acuñó el nombre primero. 

El antecedente lo encontramos en el siglo XIX

Para entender mejor estas cosas, debe señalarse que el 1-2% de las células pancreáticas forman los llamados islotes* (diminutivo de isla, ‘isla pequeña’) de Langerhans, en total 1-2 millones, de unos 0,3 mm de diámetro, que segregan la insulina. Así llamados como un epónimo en honor al histólogo alemán Paul Langerhans (1847-1888), quien, en el año 1869 los describió, llamándolos inseln en alemán (Langerhans-inseln), del latín insŭla que significa ‘isla’, debido a que parecen “islas” dispersas en el tejido acinar exocrino. Para más detalles, sugiero que lean mis artículos ‘isla’ y  ‘páncreas’. 

*sufijo -ote

Por lo general el sufijo -ote tiene caracter aumentativo (grandote, librote) o a veces despreciativo (amigote), pero en caso de «islote», curiosamente confiere carácter diminutivo, así que islote es «isla pequeña», y como los islotes de Langehans son cúmulos celulares que miden unas 300 micras, entonces son islas (insula) pequeñísimas (-ote).

El sufijo -ina se usa para dar nombre a muchas sustancias

El neologismo ‘insulina’ podemos descomponerlo en insul- de (insŭla, ‘isla pequeña’) más -ina (īna, con i larga, femenino de īnus), sufijo nominal latino utilizado desde el siglo XIX para denominar a muchas sustancias. Por ejemplo: antocianina, bilirrubina, caseína, cefalosporina, dopamina, eosina, ferritina, guanina, histamina, insulina, isoleucina, lignina, metionina, niacina, osteonectina, papaverina, penicilina, quinina, riboflavina, sacarina, tiroxina, toxina, urobilina, vaselina, vasopresina, zeína. Este sufijo formador de sustantivos, fue introducido hacia el año 1860 por el químico alemán August Wilhelm von Hoffmann (1818-1892).

Origen de la palabra ‘isla’

El término ‘isla’ proviene del latín preclásico (siglos III-II a. C.) y clásico insŭla (Gaffiot p. 835), “isla”, “casa aislada”, “manzana” (espacio edificado totalmente rodeado de calles), “cuadra” (espacio comprendido entre dos esquinas de la calle), atestiguado en Cicerón, Tácito, Suetonio y otros escritores latinos. Por lo tanto, insŭla nos da la idea de algo aislado o separado.

ALGO SOBRE LA INSULINA

Los islotes poseen tres tipos de células: alfa ‘α’, representan el 25% de todas las células del islote y segregan glucagón; beta ‘β’ (el 60%), producen insulina y amilina, una hormona cuyas funciones están siendo investigadas y delta ‘δ’ (alrededor del 10%) producen somatostatina. Existe una estrecha interrelación entre estos tres tipos de células. Por ejemplo, la insulina inhibe la producción de glucagón; la amilina bloquea la secreción de insulina y la somatostatina inhibe la producción, tanto de insulina como de glucagón. Sin duda, una impresionante muestra de equilibrio bioquímico y fisiológico… y eso, sin considerar las complejas interacciones de todos los órganos y tejidos ¡Hay que estudiar bioquímica! Aunque sea poquito.

La insulina —con funciones opuestas al glucagón—, segregada en las células beta de los  islotes de Langerhans, controla el metabolismo celular y la toma de azúcares, proteínas y grasas.  Como fármaco, es utilizada principalmente en el control de la diabetes mellitus. 

Insulinoterapia

La insulinoterapia es necesaria en el control de la d. mellitus tipo I o juvenil (usualmente inicia de forma abrupta antes de los 25-30 años de edad), porque las personas que la padecen, no producen suficiente insulina para su propia sobrevivencia. También se usa en mujeres con diabetes gestacional, para prevenir la hiperglucemia materna, ya que la i. no atraviesa la barrera placentaria, ni pasa a la leche materna. En cambio, en enfermos de d. tipo II (que ocurre regularmente en adultos de 40 años y mayores), su uso se reserva para aquellos que no logran controlar su glucemia con dieta, ejercicio y medicamentos hipoglucemiantes.

Anteriormente, la insulina inyectable se obtenía del páncreas bovino o porcino, que difiere de la i. humana en algunos aminoácidos, y a veces causaba reacciones inmunológicas indeseables. En cambio, ahora, se usa la hecha con ADN recombinante (utilizando cepas de la bacteria Escherichia coli), que la hace equivalente a la humana.

En personas sanas, el páncreas produce insulina como respuesta a las elevaciones de glucosa en sangre (hiperglucemia), que naturalmente ocurren después de comer (glucemia postprandial); lo que estimula a las células, especialmente las musculares, a tomar los azúcares del torrente sanguíneo. También posibilita el almacenamiento de los excedentes de glucosa en forma de glucógeno en el hígado, y evita la depleción de los almacenes de grasa. En los casos de diabetes II, la falla de las células beta en la producción de insulina, produce hiperglucemia y cetoacidosis.

Lectura sugerida

Taber’s Cyclopedic Medical Dictionary. 1997. Pp. 1107-09. U. S. A. Edición impresa. 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 31 de marzo de 2023.

Categoría: ciencia, varios

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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