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Telúrico 

Telúrico (adjetivo) es lo que se relaciona o que pertenece a la Tierra como planeta. El ántrax y el tétano son enfermedades telúricas, porque uno se infecta con la tierra o el suelo. Los terremotos son movimientos telúricos o de la tierra.

En química, los telúricos son compuestos oxigenados del telurio o teluro, en los que este elemento tiene valencia 6, como el ácido telúrico H2TeO4. La telurobismutita o telururo de bismuto es un mineral opaco, color gris plomo y brillo metálico.

En la palabra “telúrico” encontramos el sufijo -ico, del latín -icus, que indica relación o pertenencia. Por lo tanto, “telúrico” es lo relacionado (-ico) con la Tierra (tellus). 

Telurismo 

El telurismo es la influencia del suelo de una región en sus habitantes. La supuesta producción de enfermedades por emanaciones o miasmas que brotan del suelo. Palabra formada por tellus (tierra) más el sufijo griego -ismos (-ισμος)  que en este caso indica “proceso patológico”, omo en los términos vampirismo, alcoholismo y priapismo.

Origen del vocablo telúrico

“Telúrico” es un término que recoge el diccionario español de Domínguez de 1853. Proviene del latín clásico tellūs, tellūris que significa “la Tierra”, “la Tierra como una divinidad revitalizadora y nutricia”; también “el globo terráqueo”, “suelo”, “terreno”. Es sinónimo de terra, que significa ‘la tierra’, ‘el globo terrestre’, ‘la tierra como materia elemental’, ‘la superficie de la tierra o el suelo’, ‘el continente en oposición al cielo y al mar’. Sólo que tellūs —a diferencia de terra—, es un término que casi siempre se usó con sentido poético. 

Sin embargo, tellūs a veces también se utilizó con el significado de “distrito”, “país”, “región” (rĕgĭo en latín).

La diosa Tellus

Tellus o más bien Tellus Mater, Terra Mater (Madre Tierra), en tiempos muy remotos fue la diosa de la fecundidad, en compañía de la deidad masculina Tellūmo o Tellūrus, que personificaban a  la fecundidad de la tierra. La diosa Tellus tenía su equivalente entre los griegos, que era Γαια Γαιη Γη (Gaia, Gaie, Ge), la diosa Tierra que no tenía progenitores porque surgió durante la creación a partir de Χαος = Chaos o Khaos, el Caos.

En su rol de madre, Tellus protegía el matrimonio y la procreación de los niños. Después del casamiento,  la novia le ofrecería un sacrificio cuando entraba a la casa de su marido. Tellus tenía su parte de la porca praecidanea o la cerda que era inmolada para Ceres antes de las cosecha.

Otro rito ofrecido a Tellus era fordĭcīdĭa (forma arcaica hordĭcīdia), de forda, “vaca preñada” más caedere, “matar”, “sacrificar” o “el sacrificio de una vaca preñada”.

ELEMENTO QUÍMICO TELURIO

El telurio o teluro es un elemento químico metaloide con símbolo Te, número atómico 52 y peso atómico 127,61. En estado puro se obtiene usualmente como un subproducto de la purificación del cobre. En estado natural, el telurio se encuentra con más frecuencia combinado con metales como el cobre, oro, mercurio, plomo y plata. Fue descubierto en minas de Transilvania en 1782, por el químico austríaco Franz Müller von Reichenstein (1742-1825). Pero el nombre  se lo puso en 1798 el químico alemán Martin Heinrich Klaproth (1743-1817), quien lo aisló y lo llamó “tellurium”, y comentó en el alemán del siglo XVIII: “neuen eigenthümlichen Mettals befieht ich den von der alten Mutter Erde entlehnten Nahmen Tellurium beylege”. TRADUCCIÓN: “Ordeno que se añada el nombre Telurio, tomado de la antigua Madre Tierra, al nuevo y peculiar metal”. En el descubrimiento del telurio también participó el químico húngaro Ruprecht Antal (1748-1818). Para más información véase este enlace.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 30 de septiembre de 2024.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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