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Villano

Villano es un adjetivo, también usado como sustantivo:

  • Villano significa «ser un habitante del estado llano —es decir, del pueblo común y corriente desposeído de privilegios o distinciones— en una villa o aldea», a diferencia de un noble o perteneciente a una clase social privilegiada. 
  • En origen, villano y su femenino villana es tener la condición de rústico, tosco, descortés o zafio. A partir del Bajo Medievo, la palabra villano tomó gradualmente la connotación de ruin, malvado, vil, indigno, despreciable, innoble. 

De manera que el adjetivo medieval “villano” primero se aplicó a la persona que vivía en una villa, luego a la que tenía modales rústicos y después al malvado y ruin.

  • Un villano es también el personaje de ficción, cuento o leyenda opuesto al héroe valeroso y abnegado. El actor que desempeña el papel de villano.

Villanía (sustantivo femenino)

Villanía en origen significa “bajeza o humildad de nacimiento” y en sentido figurado “acción ruin”. La palabra se forma con el término “villano” más el sufijo español -ía, del latín -ia, que forma sustantivos abstractos como felonía, osadía, cobardía, etc. Lo que hiciste con tu amigo es una villanía imperdonable.  

Villa

Villa es un sustantivo femenino, cuyos principales significados son:

  • Casa de recreo o finca aislada en el campo.
  • Una impresionante y lujosa casa de campo de una persona acaudalada.
  • En lugares turísticos hay villas o residencias muy cómodas y elegantes que se rentan para turistas pudientes.
  • Población o localidad que posee algunos privilegios con que se distingue de las aldeas y lugares.

Una pequeña comunidad o grupo de casas en un área rural, más grande que un caserío y usualmente más pequeño que una ciudad y algunas veces incorporada a una municipalidad.

ETIMOLOGÍA DE LOS TÉRMINOS VILLANO Y VILLA

Villano

“Villano” es una palabra que no existía durante la antigüedad romana, sino que nace durante la Edad Media. Deriva del latín tardío y medieval villānus que se refería al siervo, feudatario o vasallo de la gleba durante el feudalismo (más o menos entre el siglo IX y el XV), en la región de Europa occidental. El villano (villānus) era integrante del pueblo bajo y sometido a las órdenes del señor feudal, pero conservaba ciertas libertades. 

Este es entonces el significado etimológico original del término villano. Ya que durante el feudalismo se erige un estrato social o estamento nobiliario (noble, aristócrata) que no debía trabajar debido a su noble estirpe. En cambio los siervos, debían ser sus sumisos vasallos, por su herencia humilde que los condenaba a nacer y morir así. 

Los siervos dedicados al cultivo de la tierra vivían en caseríos que ya desde los tiempos de la antigüedad romana se llamaban villas, en latín villae, plural de villa que significa ‘aldea’, ‘caserío’, ‘casa de campo’. Así que villano (villānus) es un término formado por villa (villa) más el sufijo -ano (del latín ānus), formador de adjetivos que significan procedencia, pertenencia o adscripción, como en venezolano, haitiano, mexicano, boliviano, zacatecano, republicano, cristiano, aldeano, etc

Por lo tanto el villano era el que vivía o era habitante de (ānus) una villa (villa).

Los miembros de la clase noble eran de una estirpe o ascendencia superior y privilegiada heredada de antepasados nobles y heroicos. Con una moral refinada, incapaces de faltar a su palabra y con una lealtad al rey a toda prueba. En cambio, los villanos, por su deplorable condición genética y social, vivían sin honor y, por ende, carecían de una buena moral y de buenos modales, por lo que eran capaces de cometer actos de ruindad y vileza. Este es precisamente el motivo por lo que ahora al villano se lo considera como una persona infame, rastrera, abyecta, malvada y despreciable. 

Por eso dije más arriba “villano”: Primero “habitante de una villa”, después, “tosco”, “rústico”, grosero, “de malos modales” y luego, “vil”, “malvado”, “abyecto”. La semántica o significado de las palabras va cambiando con el imparable decurso.

Villa 

La palabra “villa” viene del latín clásico villa, plural villae, casa de campo, alquería o caserío, el campo, los huertos; también a veces con el significado de gallinero, corral. La voz villa está vinculada a vīcus que significa aldea, barrio de una villa, que dio vicīnus, «vecino, el que habita en un vīcus«, ahora el que vive cerca de nosotros, también el avecindado en cierta población o barrio.

  • La Villa Urbana era la parte que ocupaba el dueño, como un área de recreo cuando permanecía en la granja. Era un edificio con un peristilo cubierto, con un extenso patio, biblioteca, baños, comedores y galerías.
  • Villa Rustica, el lugar donde vivían los esclavos y el personal adscrito al cultivo de la tierra (villicus) con su familia; así como graneros, establos, trujales o lagares, el almacén, la ergástula o cárcel de esclavos y la enfermería o valetudinario, el lugar para los achacosos. Tanto la v. urbana como la rústica se encontraban generalmente colindantes. 
  • V. Fructuaria, parte de la granja donde se almacenaban los frutos.
  • Villula diminutivo de villa, pequeña casa de campo.
  • Villico, villicare o villicor, villicari (verbo) administrar o vivir en una villa
  • Villĭcus o vilĭcus, mayordomo o capataz de una finca rústica, un labrador. Después designó a un hombre tosco, zafio, grosero, pero no malvado.
  • Villa Publica en el Campo de Marte, como lugar de reunión de los reclutas y del pueblo para el censo.

Las villas suntuosas de la antigüedad romana

Ya se dijo que en nuestros días, una villa puede referirse a “una impresionante y lujosa casa de campo de una persona acaudalada”. Y “en lugares turísticos hay villas o residencias muy cómodas y elegantes que se rentan para turistas pudientes”. Pues bien, esta connotación de “villa” ya existía en los tiempos de la República y el Imperio romano:

  • Villa Jovis   (Villa de Júpiter) en la isla de Capri, construida por el emperador Tiberio (siglo I d. C.), donde algunos dicen pasaba sus noches orgiásticas.
  • Villas de Tŭsculum en las cercanías de Roma, unida por la Via Latina desde el siglo IV a. C., en Túsculo (toponimia de origen etrusco), una ciudad del Lacio probablemente fundada hacia el siglo X antes de Cristo, donde emperadores y políticos romanos construyeron sus casas de campo.

Tŭsculānum era una villa o casa de campo de Cicerón en Frascati. De donde este escritor dio el nombre de Tusculanae Disputationes (Disertaciones Tusculanas), una obra que escribió allí.

Reconstrucción ideal de Villa Jovis. Autor: Natsav. Tomado de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Reconsttution_de_la_Villa_Jovis_,_Capri.jpg

Nexos indoeuropeos de villa, vīcus, vicīnus y términos derivados

Estos términos se relacionan con la raíz indoeuropea *u̯eik̂-, *u̯ik̂-, *u̯oik̂o- con la idea de “clan o lugar donde vive el clan”, “asentamiento”, “población”. También asociada con los términos griegos: οἶκος = οι̃κος “casa” de donde los vocablos economía, ecología, ecosistema y otros; οἰκέω = oikeō, “habitar”, “vivir”; οἰκέτης = oikétēs “esclavo o siervo doméstico”.

Las villas a través de la historia

En la antigüedad

En la antigüedad, en su acepción estricta, la villa era el centro de una instalación agraria; pero con un sentido más general, era el dominio (dominicata) rural incluidas sus tierras y sus viviendas, explotadas bajo la dirección personal de su dueño y sus villici o granjeros. 

Entre los siglos IV y V, ya en el ocaso del Imperio romano de Occidente, inició el debilitamiento del poder público y la economía, y la villa se comenzó a transformar en un distrito con cierta independencia económica, administrativa y judicial, ya que los dueños y sus villici se fueron tomando atributos que antes correspondían al Estado.

En el Medievo

En la Edad Media, la antigua villa romana perduró como unidad de explotación y cultivo, como esencia del régimen dominical (bajo el principio del derecho de dominio sobre las cosas); dividida en dos partes: la dedicada a la explotación directa del dueño (dominicata), y la cedida al cultivo a cargo de colonos y siervos (indominicata). Pero entre los siglos X-XII experimentó importantes transformaciones, y comenzó a servir como núcleo de origen de infinidad de poblaciones (por eso son muy abundantes las toponimias que llevan el componente “villa”), y en muchos casos perdió su unidad anterior y comenzó a fraccionarse.

Durante la época bajomedieval (hacia los siglos XI-XIV), el vocablo “villa” tomó el sentido de núcleo urbano o centro local, marginando al prístino significado de explotación rural, y comenzó a alternar con el término “ciudad”, que en general se refería a los núcleos urbanos que antes habían sido ya centros de importancia: sedes episcopales, civitas (de civis, “habitante”) romano-visigodas.

Ya entre los siglos XI-XII, muchas villas perdieron gradualmente su carácter rural, debido a que, con el advenimiento del comercio y la industria, comenzaron a convertirse en sitios habitados por comerciantes y artesanos, que buscaban obtener un orden jurídico de privilegio.

Abundantes topónimos con “villa”

Baste con mencionar sólo algunos ejemplos:

Villa Alberdi al noroeste de Argentina.

V. Alemana en el centro de Chile, región de Aconcagua.

V. Clara. Provincia del centro de Cuba.

V. del Carbón. Municipio del Estado de México, México.

V. Bermudo. Antiguo municipio español, provincia de Palencia.

Villaescusa. Municipio español en la provincia de Cantabria.

Villafrechós en la provincia de Valladolid, España.

Villalbilla de Burgos, España.

Apellidos con “Villa”

Villa, Villacampa, Villagrán o Villagra, Villalba, Villalobos, Villanueva, Villalón, Villalonga, Villalpando, Villamediana, Villagómez, Villanueva, Villar, Villarreal, Villarroel, Villaurrutia, y bueno… 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 17 de enero de 2025.  

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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