ciencia
comentarios 2

asteroide, semejante a una estrella

Definición de «asteroide»

En astronomía, un asteroide (la inmensa mayoría tienen forma irregular) es cualquiera de los miles de pequeños cuerpos rocosos y metálicos, con un diámetro entre unos 10 metros a 530 km (lo que mide Vesta, el mayor asteroide conocido, Ceres mide más pero ahora es planeta enano), que orbitan alrededor del Sol, principalmente entre las órbitas de Marte y Júpiter. A la fecha se conocen alrededor de 1 298 693 asteroides a 2,0-4,0 Unidades Astronómicas (300-600 millones de km) del Sol. Pero se estima que en el cinturón de asteroides existen entre 1,1-1,9 millones que miden más de un km de diámetro y millones con dimensiones menores. 

Ceres es un asteroide, pero por su diámetro (952 km), los astrónomo ahora lo consideran “planeta enano”, junto con Plutón (otrora considerado planeta) y otros más allá de Neptuno: Eris (2326), Haumea (1960), Makemake (1440), etc. Los valores entre paréntesis están dados en kilómetros de diámetro.

Esta imagen muestra el tamaño de Vesta (a la izquierda), el planeta enano Ceres y nuetra Luna. Autores: imagen de la Luna, Gregory H. Revera. De Ceres
 Justin Cowart https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ceres_and_Vesta,_Moon_size_comparison.jpg

Recomiendo al lector que lean los artículos ‘planeta‘, satélite y ‘cometa‘ en este mismo sitio.

¿Dónde se encuentran los asteroides? Asteroide cercanos a la Tierra

La gran mayoría de los asteroides se encuentran entre Marte y Júpiter. Sin embargo, también hay un cinturón transneptuniano (más allá de la órbita de Neptuno). Los Asteroides Cercanos a la Tierra (Near-Earth Asteroids, NEAs por sus siglas en inglés), tienen un subgrupo que se llama Asteroides Potencialmente Peligrosos o Potentially Hazardous Asteroids (PHAs), que se aproximan a nosotros 7 500 000 km (0,05 Unidades Astronómicas) o menos. 

“En 1989 se descubrió uno que se encontraba a 800 000 km de la Tierra (2,1 veces la distancia a la Luna). En 2004, uno de 30 m de diámetro, pasó justo a 42 600 km de nosotros” (Levy).

El estudio de los asteroides constituye una herramienta muy útil para comprender el origen del Sistema Solar hace unos 4600 millones de años. 

Origen del término ‘asteroide’

La palabra ‘asteroide’ ya existía desde la antigüedad griega (ἀστεροειδής), pero fue introducida en 1802 al lenguaje científico por el astrónomo británico de origen alemán Sir William Herschel (1738-1822), que también descubrió de manera accidental el planeta Urano (1781) y dos de sus satélites (11 de enero de 1787): Titania y Oberón. 

Otra versión sobre la reintroducción de la palabra ‘asteroide’

Aunque existen ciertas controversias, otros creen que el profesor Charles Burney (1757-1817), introdujo el término ‘asteroide’ por mediación de su padre, el músico y compositor Charles Burney (1726-1814), amigo íntimo de William Herschel. Como dice el astrónomo canadiense y estudioso de los asteroides Clifford J. Cunningham (1955-), en su artículo “Discovery of the origin of the word asteroid and related terms asteroidal, planetoid, planetkin, planetule, and cometoid” (2015), que puede leerse aquí

vocablo griego ἀστεροειδής

Como ya lo señalé, la palabra griega ἀστεροειδής ‘asteroeidēs’, se documenta desde la antigüedad con el significado de ‘semejante a una estrella’ y con el sentido astrológico de ‘influenciado por las estrellas’. Término formado por: 

A- ἀστήρ = astēr, que significa “estrella” (en singular), y su variante, casi siempre plural ᾄστρον (astron), “estrellas”, atestiguado desde la Ilíada y la Odisea. También significa ‘flama’, ‘luz’, ‘fuego’, ‘piedra meteorítica’.

B- La vocal de unión -o- que funciona para formar vocablos griegos compuestos, por ejemplo: espermatozoide, etiología, Himenópteros, hioides, peroné y muchos otros. Más 

C- El sufijo -ειδής = -eidēs (castellanizado -oide, significa que tiene la forma, aspecto o apariencia), derivado de ειδος = eîdos (apariencia imagen, que parece algo, aunque no lo sea), usado para formar adjetivos y sustantivos; asociado a la raíz indoeuropea *weid- (ver) relacionada con vĭdĕo (yo veo), viderē (ver) en latín. Con este sufijo existen palabras griegas antiguas como: adenoide, antropoide, coracoides, esfenoides, estiloides, tiroides. Y neologismos: alcaloide, ameboide, carotenoide, esquizoide, linfoide, toxoide.

Relación indoeuropea del término ἀστήρ

Las palabras ἀστήρ, así como stella (estrella en latín), están asociadas a la raíz indoeuropea *ster-3 (forma antigua *h2ster‑, en Pokorny *stē̆r‑ pág. 1027), con el hipotético significado de ‘estrella’. Raíz también vinculada a stjarna en nórdico antiguo; steorra en antiguo sajón o bajo alemán antiguo; sterro en antiguo alto alemán; starās, tárá en sánscrito; star en inglés; Stern en alemán, etc. Todos son vocablos que significan “estrella”. De ἀστήρ derivan palabras como: asteroide, asterismo, astral, astrafobia, desastre, astronomía, astrología y otras. Mientras que del latín stella proceden: estrella (ya citada), estelar, constelación, etc. 

Como en el párrafo anterior se puede ver, la raíz protoindoeuropea *ster-3 (estrella), lleva un asterisco antepuesto; porque se trata de una raíz totalmente hipotética, de la que no existe absolutamente ninguna constancia escrita, pero se asume su muy probable existencia por estudios lingüísticos cuidadosos y objetivos.

Entonces ἀστεροειδής en antiguo griego es: ἀστήρ (estrella) -o- (vocal de unión) y  ειδής (que se parece, pero que no es).

Algo más sobre la acuñación por William Herschel

En Observations on the Two Lately Discovered Celestial Bodies (Observaciones sobre los dos últimos cuerpos celestes descubrimientos) del 2 de mayo de 1802, Herschel se refiere a los asteroides Ceres (ahora considerado planeta enano), descubierto el 1 de enero de 1801 por el astrónomo italiano Giuseppe Piazzi (Observatorio de Palermo, en Sicilia), y Palas (Pallas), por el alemán Heinrich Wilhelm Matthäus Olbers en marzo de 1802. Después de dar detalles técnicos sobre sus observaciones, dice:

«Con esta intención, por lo tanto, me he esforzado en encontrar un rasgo principal en el carácter de estas nuevas estrellas; y, como los planetas se distinguen de las estrellas fijas por su cambio visible de situación en el zodíaco, y los cometas por sus notables comas, la cualidad en la que estos objetos difieren considerablemente de las dos especies anteriores, es que se parecen tanto a las estrellas pequeñas que difícilmente se distinguen de ellas, incluso con un telescopio muy bueno…». De esto, de su apariencia asteroidea (con la apariencia de estrella) puedo usar este nombre. Por lo tanto, los llamaré Asteroides; reservándome, sin embargo, la libertad de cambiar ese nombre, si se me ocurre otro que mejor exprese su naturaleza”. (William Herschel).

Probables motivos para que Herschel se decidiera por el nombre «asteroide»

La decisión de Herschel para introducir la palabra ‘asteroide’ (parece estrella, pero no es), fue influenciada por las descripciones de Piazzi, que llamó “objeto estelar” a Ceres, que se mueve contra el fondo de las estrellas, cuya apariencia es que permanecen siempre fijas. Al principio pensó que se trataba de una “estrella fija”, pero al ver que se movía (tuvo que hacer varias observaciones), supuso que se trataba de un objeto que parece estrella, pero que se comporta como planeta o de “un nuevo tipo de estrella”. Además, con los mejores telescopios de aquella época, los asteroides se veían como un punto muy pequeño (una estrellita), en contraposición al disco que veían si observaban planetas como Marte, Júpiter o Saturno.

Desde el siglo XVIII, los astrónomos europeos sabían que faltaba un planeta entre las órbitas de Marte y Júpiter, según ciertas “leyes” en cuanto a las distancias interorbitales que ellos habían estimado. La historia es muy compleja, pero sobresalen los alemanes Johann Titius y Johann Bode (Ley Titius-Bode), en los tiempos que sólo se conocían los planetas Mercurio, Venus, Tierra (donde vivimos), Marte, Júpiter y Saturno.

Lectura sugerida

Levy David H. 2007 (Revised edition). Skywatching p. 258-9. U. S. A. Edición impresa. 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 13 de julio de 2023.

Categoría: ciencia

por

Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

2 Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *