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enigma, enigmático, Eneas

Definición de ‘enigma’, ‘enigmático’

Un enigma es un dicho o grupo de palabras de sentido engañosamente encubierto para que resulte difícil descifrarlo o interpretarlo. 

Por extensión, dicho o cosa ininteligible o de difícil interpretación. Un evento inexplicable. Un misterio o incógnita no resuelta. Persona misteriosa o inescrutable. 

Sinónimos de ‘enigma’

Cuando se trata de palabras con sentido incomprensible: acertijo, adivinanza, problema, rompecabezas, jeroglífico (con el sentido de un juego que necesita de ingenio). Si se refiere a cosas misteriosas y de difícil interpretación: arcano, incógnita, interrogante, misterio, secreto 

Etimología de la palabra ‘enigma’

El sentido más antiguo de ‘enigma’ se refiere a palabras o dichos incomprensibles y de difícil interpretación, y después tomó el significado de cosas ininteligibles o misteriosas.

El término “enigma” proviene del latín clásico aenigmă , ătis: “aquello que es oscuro o enigmático en una representación figurada, con un sentido que no corresponde al significado real de las palabras, una alegoría (en Cicerón s. I a. C. y Quintiliano siglo I d. C.). Hablando de otras cosas, lo que por naturaleza es oscuro o inexplicable; un acertijo, enigma. Un misterio, un dogma religioso.

“Enigmático” es un adjetivo que deriva de aenigmăticus, en latín tardío y altomedieval: ‘que tiene la cualidad de misterioso, enigmático, incomprensible’. Aenigmătĭcē: ‘de manera enigmática’. Aenigmătista, era ‘el que descifraba enigmas’ (San Agustín, siglos IV-V d. C.). Aenigmăticus lo tomó el latín del griego αινιγματικός (ainigmatikós), con el sufijo de cualidad o relación -ικός (-ikós). 

Aenigmă es un préstamo lingüístico del antiguo griego

El sustantivo aenigmă, ătis fue tomada del griego αἴνιγμα, ατος (aínigma, ainigmatos) un sustantivo deverbal (derivado de un verbo) que significa ‘acertijo’, ‘adivinanza’, ‘palabra oscura’, ‘no entendible’, de αἰνίσσομαι (ainíssomai) ‘hablar con palabras o frases simbólicas, rebuscadas, confusas, poco o nada entendibles’; de αἶνος (aînos) y su genitive αἴνου (aînou), ‘fábula’, ‘cuento’, ‘historia’, ‘moraleja’.

 sufijo de resultado -μα (-ma)

En el vocable αἴνιγμα se encuentra el sufijo de resultado o relación -μα (-ma), genitivo -μᾰτος, que forma parte de muchas antiguas palabras griegas. Por ejemplo: a) γράφω (gráphō), ‘yo escribo’, que se transforma en γράμμα (grámma, de donde procede ‘gramática): ‘letra’, ‘lo que se escribe’; b) νοέω (noéō), ‘yo pienso’ que da νόημα (nóēma), ‘idea’, ‘pensamiento’; c) σπείρω (speírō), ‘yo siembro’ y con -μα queda como σπέρμα (spérma), ‘semilla’, ‘aquello que se siembra’, de donde provienen las palabras espermatozoide (una semillita que parece animal) y espermatofita (planta que produce semillas), y así pueden citarse muchos casos más.

Eneas

Entre los años 29-19 a. C., el poeta romano Virgilio escribió la Eneida, una obra poética en la que aparece como protagonista Eneas (en griego Αἰνείας o Αἰνέας, en latín AEneas), cuyo nombre tiene un origen no muy claro. Algunos lo consideran derivado del término griego αἶνος (aînos) ya explicado arriba, pero otros creen que de αἶνóς que significa “terrible”, “horrible”, “nefasto”; documentado en los poemas homéricos. Los romanos tenían el mito de que eran descendientes de este legendario personaje de la Guerra de Troya.

 El caso de la Esfinge griega en Tebas (Σφίγξ en griego, en latín Sphinx

Sphinx fue un ser mitológico que solía plantear enigmas sin solución. Tenía cabeza y torso o busto de mujer, cuerpo de león y alas de águila. Hija de Tifón y Equidna; que fue enviada por Hera (la esposa de Zeus) a vengar el rapto de Crisipo por Layo, rey de Tebas. Este “enigmático ser” tenía por costumbre detener a los viajeros que querían entrar a Tebas, Grecia, les planteaba un enigma o adivinanza (arte que aprendió de las musas). Si no podían resolverlo se los comía. 

Pero un día llegó Edipo (hijo de Layo) y le preguntó ¿Cuál es el ser que al amanecer anda en cuatro patas, llegado el mediodía, en dos, y al caer la tarde, previo a las sombras de la noche, en tres? Entonces Edipo le contestó sin titubeos que ese ser era el hombre, pues primero andaba a gatas, después, al lograr andar erguido, en dos patas, pero en la vejez necesitaba un bastón. Ante tan acertada respuesta, la Esfinge decidió lanzarse a un precipicio (otras versiones dicen que el mismo Edipo la lanzó al vacío) y murió.  

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 30 de enero de 2024.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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