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latir, latido, ladrido

Latir, latido, ladrido tienen el mismo origen

Latir es un verbo que significa:

1- “Dar latidos el perro”, es un sinónimo de “ladrar”, aunque debe quedar claro que nunca he escuchado la palabra latir en México con este sentido. En México, un perro ladra y emite ladridos.

2- “Dar latidos el corazón, las arterias, y en ocasiones los capilares, ciertas venas, las apostemas, la cabeza o los oídos cuando duelen”. El latido se percibe como pulso (del latín pulsus, “impulso, latido, choque”).

En México se usa mucho el verbo latir en sentido figurado con la idea de presentimiento, corazonada o premonición. Me late que ya no volverá. No se muy bien porqué pero me late que lo que haces no es nada bueno. Ya me latía que todo era mentira.

Latir, con el sentido de ladrar el perro (sobre todo con un sonido agudo) de manera intermitente (guau… guau… guau), está registrado en español más o menos hacia el año 1300. Y “dar latidos el corazón”, a finales del siglo XV o los inicios del XVI. Es fácil entender porqué el guau guau guau del perro pasó a referirse a los impulsos cardiacos, pues se perciben igual: lub dub… lub dub… lub dub, más o menos con la misma frecuencia.

Ladrar y ladrido del perro se documentan en español hacia mediados del siglo XIV. Véase mi artículo “ladrar”.

¿POR QUÉ LATIDO Y LADRIDO SON SINÓNIMOS?

Lo primero que debe decirse es que latir, latido y ladrido comparten un mismo origen, mientras que ‘ladrar’ proviene del latín preclásico y clásico lātro, latrāre, verbo que significa “ladrar”, y en sentido figurado, chillar, gritar, ladrar detrás de algo. 

En cambio, “latir” deriva de glattĭo y su infinitivo glattīre que significa también “ladrar”, pero más bien referido a los perritos o cachorros, o también a “los breves, agudos e inconfundibles  ladridos que emite un perro de caza, cuando anda alborotado detrás de una presa”, y metafóricamente “nos avisa cual es el camino que está siguiendo la presa”… y el va detrás”. Glattīre perdió la ‘g’ inicial y tal vez quedó *lattīre que finalmente derivó en “latir”, primero aplicado al “ladrido de los perros”, después significó “temblar” y finalmente el “latir del corazón”. Glattīre se relaciona también con glōcīo, glocīre que significa “piar” como los pollitos.

Latido en el Medievo 

Durante la Edad Media existió también la variante “latrido” (oír el latrido de los perros, siglo XIV), debido al cruce con latrare (ladrar), hasta que finalmente quedó la forma “ladrido” que aún convive con “latido”. De glattīre también derivó en francés glatir (gritar el águila) y glapir (emitir breves chillidos los perritos), influido por la onomatopeya japper (chillar un perrito, la cría de una zorra, etc.). En italiano, ghiattire significa “ladrar un perro cuando pasa la liebre”, probablemente es una onomatopeya o quizá un derivado de glattīre. Aunque, curiosamente, el Diccionario de la Lengua Española dice que ladrido proviene de “ladrar”, es decir, latrare.

El sufijo -ido de -itus

El mismo modelo de “latido”, “latrido” y “ladrido” lo tienen las palabras aullido, balido, bufido, estallido,  chiflido, chillido, pitido, pujido, quejido, rechinido, silbido y otras. Con el sufijo -ido que forma sustantivos que significan sonidos. Del latín -itus (sonido, voz) como en vagitus (vagido o el lloro de los niños lactantes, grito), de vagio, vagire “dar vagidos”.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 10 de abril de 2024

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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