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Embriología, el estudio del desarrollo embrionario

La embriología es la ciencia que estudia al embrión y su desarrollo. Hay embriología humana, animal, vegetal, etc. Lo mismo se puede hablar del desarrollo embriológico de un humano, que de una ballena, un tiburón, una estrella de mar, un anélido, cualquier insecto, escorpión o araña; un abeto, eucalipto o ahuehuete. 

Referido al campo de la zoología y la reproducción humana, un embrión es el estado de desarrollo y diferenciación de tejidos y órganos de un animal, mientras está en el huevo o dentro del útero 

Para estudiar y comprender la embriología, es necesario tener conocimientos de anatomía, histología, citología, fisiología, genética, bioquímica, etc.

Embryologie en francés 

El término “embriología” se documenta primero en francés como “embryologie” en el año 1762. Formado por la antigua palabra griega ἔμβυον = embryon ‘el fruto del vientre antes de que nazca’, del verbo βρύω, ‘bryo’ y su infinitivo βρύειν, ’bryein’ (llenar,  hinchar, crecer). Más -λογία = -logíā que significa ‘estudio’, ‘tratado’, pero originalmente ‘decir’, ‘razonar’.

Carlos Darwin

Carlos Darwin (1809-1882), el biólogo y creador de la Teoría de la Evolución, usó el término en inglés “Embryology” en su obra The Origin of Species (El Origen de las Especies), publicada el 24 de noviembre de 1859, con 1250 copias, vendidas el mismo día. 

En el sumario del capítulo XIV: Afinidades mutuas de los seres orgánicos: Morfología : Embriología : Órganos rudimentarios, escribió:

… We can understand the leading facts in Embryology… “Podemos entender los principales hechos en Embriología”. (William Benton, Publisher. 1952. The Origin of Species by means of Natural Selection by Charles Darwin. Britannica. Edición impresa.

UN POCO DE HISTORIA

El término ‘embriología’ es un neologismo del siglo XVIII, pero desde la antigüedad griega, personajes destacados, como Hipócrates y Aristóteles, dedicaron parte de sus escritos a este tema.

La evolución conceptual del desarrollo embrionario, desde los antiguos tiempos hasta ya entrado el siglo XIX, ha girado en torno a dos teorías básicas y contrarias:

Preformación     

Que el nuevo ser (humano, serpiente, mosca) ya está totalmente preformado en el germen o esbozo que origina a un nuevo organismo; y sencillamente se va expandiendo gradualmente, en la medida que el desarrollo embrionario transcurre; esto es la teoría de la Preformación (del latín praeformare, ‘formarse previamente’). De prae, pre- ‘preceder’, ‘antes’ + formación ‘la acción de formarse’). Esta teoría estuvo de moda en el siglo XVIII.

Muy interesante es la ilustración (año 1695) del homunculus (hombrecillo, un adulto en miniatura) contenido en un espermatozoide que, según el físico y matemático neerlandés Nicolaas Hartsoeker, ya está preformado, de manera que durante el desarrollo embrionario, sólo se va agrandando.

Homunculus por Hartsoeker en Essay de dioptrique, publicado en Paris, año 1694, p 230. Tomado de https://pt.wikipedia.org/wiki/Nicolaas_Hartsoeker#/media/Ficheiro:HomunculusLarge.png

Epigénesis

Que el embrión toma su forma a partir de tejidos indiferenciados que gradualmente se van diferenciando, es decir, la teoría de la Epigénesis, la cual es aceptada ahora. Epigénesis es un neologismo de la primera mitad del siglo XVII, formado por la unión de dos elementos griegos: El prefijo ἐπί = epí- ‘sobre’, pero en este caso más bien da el significado de  ‘además’, ‘algo que se va añadiendo’;  más γένεσις = génesis, ‘generación’. O sea, los órganos del nuevo individuo se van diversificando y configurando, a través de agregados sucesivos en la generación de nuevas células embrionarias.

Los egipcios

Quizá la información más antigua que se tiene data del siglo XV a. C., en la que se dice que los egipcios mencionan a la placenta como la sede del alma. También descubrieron que los huevos de las aves pueden ser removidos del nido e incubados artificialmente en bandejas con cierto control de la temperatura.

Hipócrates (460-370 a. C.)

Se considera que los primeros estudios embriológicos fueron hechos durante los siglos V-IV a. C. por Hipócrates de Cos y sus seguidores. De hecho, los primeros escritos sobre este tema se atribuyen a Hipócrates, quien se ocupó de cuestiones obstétricas y ginecológicas, por eso algunos opinan que él (y no Aristóteles) debe ser considerado como el primer embriólogo. Según estas teorías, el embrión se forma por la humedad (¿sangre?) de la madre, que gradualmente se va condensando y secando (osificación) o tomando forma por medio de fuegos, y también creían que todas las estructuras se formaban de manera simultánea. Una explicación acorde a la preformación. Estas ideas propiciaron la creencia de que varios espíritus ingresaban al embrión en la medida que se desarrollaba y se volvía más complejo.

Aristóteles (384-322 a. C.)

Algunos (otros dicen que Hipócrates) consideran a Aristóteles (siglo IV a. C.) como el fundador de la embriología (aunque, por supuesto, la palabra no existía). Sus consideraciones sobre el desarrollo embrionario las dejó escritas en su obra De generatione animalium (Sobre la Generación de los Animales), en las que usó un método comparativo y sus conclusiones influyeron por al menos los siguientes 20 siglos, más o menos hasta el siglo XVIII. Observó el desarrollo de ciertos moluscos como los  calamares y las sepias, así como algunas aves (abría los huevos a distintas edades de desarrollo), y se convenció que el desarrollo embrionario de un organismo es acumulativo, o sea, que los tejidos y órganos no aparecían al mismo tiempo, sino que se formaban de manera sucesiva. Una forma de epigénesis.

Aristóteles rechazó la preformación, y consideró un absurdo aceptar que las partes de desarrollo estaban contenidas en los elementos germinales, como el espermatozoide. 

Asimismo, Aristóteles concluyó que al inicio del desarrollo, todos los embriones, de distintas especies, son esencialmente iguales, pero a medida que avanzan en su desarrollo, van surgiendo diferencias interespecíficas. Sin embargo, no logró entender muchos procesos, por ejemplo, creía que el flujo sanguinolento de la menstruación era el material del que se formaba el embrión y que la “semilla” del macho era la que tenía la información para darle forma al futuro ser. 

Galeno (siglo II d. C.)

El gran médico griego Galeno de Pérgamo, Asia Menor, cuyo pensamiento influyó durante unos 1500 años, escribió dos obras en las que mencionó lo que él pensaba sobre la embriogénesis: “Sobre los Poderes Naturales” y “Sobre la formación del feto”. Se considera que Galeno fue vitalista (la vida surge de un principio vital no material) y teleologista (creyente en las causas finales, que la vida y todas las acciones están dirigidas por un propósito último). 

Firmemente creía que el cordón umbilical era indispensable para la respiración del embrión. Postuló además que los ‘poderes’ actuaban sobre el material amorfo y moldeaban o daban forma a las diversas partes del embrión. El material amorfo, informe o sin forma, era en parte constituido por la sangre materna y en parte por la semilla del macho, de manera análoga a la que existía entre el vientre de la mujer y la semilla masculina o el suelo y la semilla de una planta.

Albertus Magnus (c. 1200-1280). Doctor Universalis.

Alberto Magno fue un clérigo y polímata alemán del bajo medievo, “un ferviente seguidor de Aristóteles. Es reconocido como el que hizo renacer a la embriología, ya que durante toda la Antigüedad tardía y la Edad Media, prevalecieron sólo especulaciones religiosas, condenando a esta ciencia a un prolongado letargo. Semejante a Aristóteles, emprendió observaciones acuciosas y a menudo abordaba asuntos embriológicos en sus escritos. Él creía que las mujeres tenían “semillas” y que se cuajaban de manera semejante a la leche para producir el queso; para luego entrar en contacto con las “semillas” del hombre, y cuando una semilla coagulada lograba unirse con la sangre menstrual, adquiría la nutrición necesaria para su propio desarrollo. También estudió embriones de pollo y de peces y registró ampliamente sus observaciones, contribuyendo a que la antigua embriología ingresara al terreno científico” (A History of Embryology (1959), by Joseph Needham. Citado por Karn Wellner. 2010-06-28. Embryo Project Encyclopedia online).  

Llega el Renacimiento

Cuasi imposible resulta seguir con esta narración, tan llena de valioso datos sobre cómo fue que la embriología ha alcanzado el estatus actual. La llegada de la microscopía (siglos XVI-XVII), los avances en bioquímica, histología y otras ciencias biológicas contribuyeron al vertiginoso desarrollo de esta ciencia. Pueden citarse, entre otros ilustres personajes que contribuyeron a robustecer esta ciencia a: Leonardo da Vinci, William Harvey, Marcello Malpighy, Jan Swammerdam, Nicholas Stensen, Charles Bonnet, Nicholas Hartsoecker, Wilhelm Gottfried, Caspar Friedrich Wolff, Albrecht von Haller y muchos otros. 

Pero meterse en particularidades me llevaría a escribir millones y millones de palabras, así que…  ¿Quieres profundizar? ¡Adelante!

Una excelente lectura

Mary S. Tyler. University of Maine. Embryology. Encyclopedia Americana. 2002. Vol. 10 pp. 280-302. USA. Edición impresa.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 24 de diciembre de 2023.

Categoría: ciencia

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan disímiles. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión, muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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