Definiciones de añorar, añoranza, ignorar
- Añorar es echar de menos, notar con tristeza la falta de algo o alguien. Recordar con pena la ausencia, falta o pérdida de persona o cosa muy querida. Recordar con pena y dolor situaciones vividas en un pasado que ya nunca volverá. Sentirse triste por cosas que sucedieron antaño y desear que volvieran a ocurrir… pero ya en ningún tiempo pasarán. Así son las cosas. ¡Ah! como añoro aquellos días de juventud. Evoco y añoro los viejos tiempos en los que vivía soñando con ser médico.
- Añoranza (sustantivo) es la acción de añorar. Evocación, melancolía, nostalgia, recuerdo, pero con pena, porque uno puede recordar algo con mucha alegría y gozo, pero la añoranza conlleva un tono de melancolía, nostalgia o tristeza.
- Ignorar (verbo): “desconocer o no saber una o muchas cosas”. En sentido figurado, “Pasar por alto a propósito”, “no hacer caso deliberadamente de una persona o cosa”, “no prestarle atención”. Al entrar en su casa, simplemente me ignoró. Ignoras muchas cosas de mi pasado. Ignoraste mis advertencias y ahora estás angustiado. Ignoras muchas consecuencias que acarrea el consumo de drogas… ¡Ya verás!
Origen del término añorar
Añorar es una palabra que nada tiene que ver con “año”, como alguien pudiera pensar, debido a que comienza con ‘año’- que deriva del latín annus, pero esto es otra cosa de la que luego me ocuparé.
Añorar llegó al español a mediados del siglo XIX procedente del catalán* enyorar, “extrañar o echar de menos alguna persona o alguna cosa”, a su vez del verbo latíno ignōro, ignōrāre que significa “ignorar”, “desconocer”, “no saber”, “no estar informado”, “no percatarse”, “no tener conocimiento de”. Ignōrāre procede del adjetivo ignārus (que desconoce, que no sabe), vocablo formado de in- más gnarus.
El prefijo in- tiene la función de negar sobre el adjetivo gnārus que significa “que conoce”, “que sabe”, finalmente originado en la raíz indoeuropea *gno-, ĝenǝ- , ĝnē- , ĝnō- «saber, conocer», con muchos paralelos en otras lenguas. En latín: gnoscere o noscere (conocer); nobilis (conocido, famoso, de cuna ilustre, noble); nobilitas (gloria, fama); nobilitare (dar a conocer); ignorare (desconocer, no saber); ignarus (desconocedor, ignorante, de donde precisamente ignorare y el catalán enyorar). En griego: γνώμη = gnṓmē (razón, juicio, comprensión); γνώμων = gnṓmōn (reloj de sol, intérprete, escuadra de carpintero), etc. Inglés actual: acknowledge (admitir, reconocer); know (saber, estar enterado, reconocer, conocer) y su pasado knew; el adjetivo knowable (conocible); notice (darse cuenta, enterarse), etc.
Palabras como cognición, agnóstico, cognoscitivo, diagnóstico, incógnita, prognosis, reconocimiento, noticia, normal, paranormal, narración, narrativa, notario, ignorar, añorar y otras, están también ligadas a este raíz IE.
Esquemáticamente: Añorar < catalán enyorar < latín ignōrāre < ignārus < in- + gnarus < indoeuropeo *gno- (conocer, saber).
*El catalán
El catalán es una lengua romance hablada por unos 10 millones de personas en Cataluña, Valencia, las islas Baleares, Rosellón (Francia), Andorra, Alguer (noroeste de la isla de Cerdeña) y en partes de Aragón. Tiene dialectos como el valenciano y el mallorquín. Hay desacuerdos sobre su origen. Unos creen que es una prolongación del provenzal (occitano) y otros que es de origen iberorrománico, que comprende lenguas romances, sobre todo el portugués, español, gallego y catalán. Hay documentos en catalán desde el siglo XI.
De no saber de alguien o algo a echarlo de menos, añorarlo
Con el paso del tiempo, enyorar, que procede de ignōrāre, “no saber, desconocer”, pasó a significar “no saber, ignorar dónde está alguien” y después “echarlo de menos”, “pensar en él o en ella pero con pena, con tristeza”. Te añoro mucho, te echo mucho de menos. ¡Uy! No sabes cómo te añoro, pero el pasado no regresa.
Añoranza es un derivado de “añorar”, más el sufijo o terminación -anza que indica acción o efecto.
Añoranza proviene del catalán enyorança (añoranza), formado con enyor- (de enyorar, “extrañar”, “echar de menos”) más la terminación –ança que ya en castellano quedó como -anza.
La terminación -anza
La terminación -anza es formadora de sustantivos deverbales o deverbativos femeninos, casi todos abstractos, que indican acción, efecto, cualidad, etc. Por ejemplo, esperanza del verbo ‘esperar’, confianza (confiar), enseñanza (enseñar), alabanza (alabar), semejanza (semejar), venganza (vengar). -Anza es un derivado del sufijo latino nominal -antia (acción, estado, cualidad), de -ant- (raíz de -ans), ‘que causa o ejecuta’. Un buen ejemplo de palabra en latín con –antia es arrogantia, adjetivo que significa altanería, presunción, arrogancia.
Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 7 de octubre de 2024.