Significado de la palabra talismán
Un talismán es un objeto consagrado, como una piedra, un anillo, un dije, etc., con figuras o símbolos inscritos, que se supone está dotado con virtudes apotropaicas (que atraen el bien y alejan el mal) y, por lo tanto, capaz de conferir a su portador buena suerte y protegerlo contra ataques mágicos. Según algunos, la capacidad de un talismán de cambiar los eventos, es lo que lo distingue del amuleto, que es principalmente protector. Además, el amuleto posee propiedades consustanciales (propios de su naturaleza), mientras que el talismán debe ser consagrado con ciertos rituales.
Sobre el significado de talismán, según el Diccionario de la Real Academia Española, año 1739
Antes de explicar el origen del término ‘talismán’, escribo exactamente la definición del diccionario de la RAE (1739). Las notas entre paréntesis y en itálicas son mías:
Talismán f. m. Caracter, figura, o imagen gravada (sic), o formada de algún metal con correspondencia a los Signos Celestes, que dicen, o aprehenden, que dominan en ellos; por lo que supersticiosamente les atribuían alguna virtud prodigiosa, y usaban de ellos los Magos, y Hechiceros, al modo de lo que después se llamaron Nóminas (ciertos amuletos o reliquias), y otras figuras supersticiosas. Según unos es voz Persiana (quiere decir persa), y según otros es Arábiga, tomada del Griego vulgar Talesman. Lat. Astralis imago (latín, imagen astral).
Etimología de ‘talismán’
El vocablo talismán llegó al español del francés taliman, una alteración del árabe ṭilasmāt = طلسم, plural de ṭilasm (talismán). Según otra fuente (CNRTL en línea), tilasmān, es palabra que los árabes tomaron del persa tilism (plural talāsim, tilismāt), con el significado de “talismán, amuleto, encanto, sortilegio”, del griego tardío télesmon, “un objeto consagrado”, procedente del griego antiguo, τέλεσμα = télesma, que significa “rito religioso”, como tributo a los dioses, por eso también significó “imposición, impuesto, un pago”, que se hacía, en este caso, a las deidades. De τελεῖν = telein, “dotar algo con poderes mágicos”, “consumar”, “consagrar algo a alguien”, a su vez de τέλος = télos, “la culminación”, “cumplimiento”, “consumación”, “perfección, “resultado”, “finalización de cualquier cosa”, “el fin o propósito”, de donde deriva la palabra ‘teleología’ o el estudio filosófico de las evidencias de un designio o propósito superior en la naturaleza.
La teleoogía es la doctrina metafísica que explica los eventos y fenómenos según causas finales, que encierran un fin, plan o intención. Como esa expresión tan común, “Dios sabe porqué hace las cosas”, cuando aparentemente algo desfavorable le sucede a alguien, pero Dios, sabiamente lo permite.
Nexos indoeuropeos de τέλεσμα
En síntesis, talismán es dicción que tomamos del francés (taliman), pero el prístimo origen está en el antiguo griego τέλεσμα = télesma. Palabra que, según los lingüistas, está vinculada a la raíz indoeuropea kwel-1, con el significado de: “estadía, mover, mover alrededor, residir», etc. Vinculada a palabras como: colonia, culto, talismán, teleología, ciclo, tortícolis, palimpsesto y bucólico, Véase este enlace.
Información adicional
Algunos consideran al talismán igual a un amuleto. Sin embargo, otros señalan algunas diferencias, como arriba mencioné: mientras el amuleto es, en general, un objeto natural (dientes y uñas de animales, piedras preciosas, huesos, etc.) con propiedades mágicas inherentes, el talismán es “un amuleto, pero con algo grabado”. Además, un talismán a veces se considera como algo que hace un “trabajo maravilloso”, como la lámpara de Aladino, porque puede lograr más que alejar el mal o atraer la buena suerte.
Sin ser tan semánticamente precisos, podemos decir que talismán, amuleto, fetiche, filacteria, mascota, etc., son palabras que más o menos hacen referencia a cualquier cosa que se toma como objeto para atraer la buena suerte y alejar el mal. Son objetos producto de la superstición, que se considera como: “la creencia ajena a la fe religiosa y contraria a la razón”.
Fuente:
– Webster’s Third New International Edition. 1971. Vol III. pp 2333, 2350. USA. Edición impresa. Lectura del 26 de abril de 2021.
Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. Primavera de 2021.