Definiciones de Claudio, Claudia, claudicar, cojear
1- Claudio, Claudia son nombres personales de origen romano y, por lo tanto, derivados del latín.
2- Claudicar, cojear, cojo
Claudicar es un verbo que también proviene del latín (claudicare) y que ahora quiere decir “rendirse o ceder a una presión o tentación». El estado claudicó ante el poderío de los criminales. “Renunciar a los principios o propósitos propios. Ha claudicado de sus creencias cristianas.
En medicina, claudicar además significa “cojear”, es decir, inclinar el cuerpo más a un lado que a otro al caminar. Y ‘cojo‘ procede del latín vulgar coxus, de coxa (Gaffiot p. 438) en latín clásico que significa ‘hueso de la cadera’, documentado en escritos del médico romano Celso y de Plinio el Viejo. Mientras que el poeta Marcial, así llamó a la rabadilla. Aunque era más común que a las personas cojas las llamaran claudus (de donde el nombre “Claudio(a)”.
Según Corominas, p. 158, el término “cojo” en español, se documenta desde el siglo XI (año 1014), y dice también que deriva del latín vulgar coxus y éste de coxa, ‘cadera’.
Origen de ‘Claudio’, ‘Claudia’ y ‘claudicar’
Claudĭus fue un nombre (nomen en latín) de familia romano (familia Claudia), derivado del adjetivo latino claudus (con su variante vulgar clōdus), “cojo”, “rengo o renco”, “lisiado”, “vacilante”, “tambaleante”, “desigual”, “incompleto”, “que no camina con firmeza”, “que camina inseguro”: pes claudus (Horacio) “pie cojo”.
Del adjetivo claudus procede el verbo claudico, claudicare, de donde deriva «claudicar”, que también se dice “cojear”, “vacilar”, ‘perder fuerza’, ‘ceder’, “ser o estar defectuoso”.
No confundir claudicare (claudicar, cojear: graviter claudicare, ‘claudicar fuertemente’) con claudo, claudĕre (“cerrar”, “impedir el paso», “clausurar una ruta”), verbo relacionado con las palabras ‘clausura y clausurar’. Claudere pupulas es una expresión que significa, ‘cerrar las pupilas’.
Según algunos, los verbos claudicare y claudĕre tal vez guarden alguna lejana relación de origen, hasta ahora no demostrada.
Así que probablemente Claudius en latín sea un nombre prerromano que en origen perteneció a cierto personaje cojo de hace unos 2600 o más años. No puede saberse con seguridad absoluta.
En la entrada “volcán” menciono al dios romano Vulcano (Vulcānus, hijo de Júpiter) que según la leyenda, era cojo, por eso la expresión o epíteto claudus deus o “dios Vulcano”, “el dios cojo”.
Claudĭus: de claudus más el sufijo -ius
En el nombre Claudĭus, de donde derivan ‘Claudio’ y ‘Claudia’ encontramos el adjetivo claudus (cojo), más -ius, un viejo sufijo latino que forma adjetivos como: dŭbĭus (dudoso, vacilante), imprŏpĭus (impropio); nătālĭcĭus (de natus, natalis, lo relacionado con el nacimiento). Así como los antropónimos: Æmĭlĭus, Amulius, Antonius, Caius, Septimius y otros. Por lo tanto, Claudĭus significa literalmente “cojo”, “lisiado”.
La familia Claudia romana
Claudia era una familia patricia de Roma descendiente de Attius o Appius* Claudio Sabino Inregilensis, un rey de los sabinos (un pueblo prerromano muy antiguo y de origen discutible, que vivía entre el río Tíber y los Apeninos), que emigró a Roma a finales del siglo VI a. C., del que nacieron muchos patriotas ilustres durante el tiempo de la República Romana (509-27 a. C.). Entre ellos destacan unos 28 cónsules, 5 dictadores (magistrados supremos temporales) y unos 7 censores. Tiberio Claudio César Augusto Germánico fue el cuarto emperador romano de la dinastía Julio-Claudia y gobernó algo más de 13 años.
*Claudio Sabino originalmente se llamó Attius Clausus, pero lo cambió por Appius Claudius cuando se hizo ciudadano romano. Según la Eneida de Virgilio, el nombre Attius, «que pertenece a la familia Attii«, descendiente de Atys, compañero de Æneas, personaje de la Guerra de Troya.
También en la mitología romana se menciona el nombre Claudia, una virgen Vestal acusada de incontinencia (no urinaria, sino con el sentido de desmesura o desenfreno), pero para mostrar su inocencia, ofreció remover un barco con la imagen de Vesta (la diosa del Hogar), que se encontraba atascado en Roma. El barco quedó en un lugar poco profundo del río, lo que dejó perplejos a muchos hombres (Lempriere).
Invitación a la lectura
- Lempiere’s Classical Dictionary. 1875 pp. 72, 106, 167. Edición impresa. Un librito que guardo como una preciada reliquia. Pero aquí pueden consultarlo en línea.
Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 30 de septiembre de 2023.