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flor, florear, florecer, definiciones

Flor

De una manera muy general, la flor es la estructura reproductiva característica de una planta angiosperma.

Etimología de flor, florecer y flora

La palabra “flor» viene del latín flōrem, el acusativo de flos y su genitivo floris. El erudito francés Du Cange (1610-1688) incluye muchos derivados (floralis, florarium, floreni, floretus, floria, etc.) de este término documentados durante le Edad Media en su obra Glossarium tomus tertius pp 553-555

De flore mulieris (menstrua mulierum) se refería en el Medievo a la menstruación de la mujer, casi seguro debido a que el sangrado menstrual representa el período fértil de la mujer, como representando a una planta en floración capaz de producir frutos y semillas.

Flos, floris y sus significados en la antigüedad

Realmente flos, floris ha mantenido su significado hasta ahora, ya que en latín clásico significa: “flor”, “el néctar de una flor”, “la parte más fina de las cosas o las personas”, “aceite de la mejor selección”, “el buqué del vino”, “la porción más apetitosa de una comida”, “la plenitud o flor de la juventud”, “el mejor tiempo de nuestra vida”, flore ætatis es “la flor de la edad”, cuando uno se siente pleno, fuerte, animoso; “discurso elocuente”, que persuade, deleita y conmueve. También “virginidad”, por eso desflorar es desvirgar (quitar la virginidad), desniñar (quitar la inocencia a una muchacha vírgen). 

Florear, florecer

De flos, floris derivan los verbos: a) flōrĕo, florēre, en latín clásico, “echar flores”. Ahora florear es “adornar con flores”, “piropear a una mujer”, “seleccionar lo mejor de algo” ; b) flōrēsco, florescēre, incoativo de florēre que significa “comenzar a echar flores una planta”, “florescer”, «florecer».  Tratándose de personas, “adquirir fama y renombre”, “distinguirse”, “prosperar”, como Platón en la primera mitad del siglo IV a. C., o Charles Darwin que floreció entre 1839 y 1872. El barroco español floreció en el siglo XVII. 

Por eso las plantas y las personas ilustres florecen pero no florean, aunque en el español de América se usan como sinónimos florear y florecer.

En latín clásico, floscŭlus es “la flor que acaba de abrir”; flōrĭgĕnus, “que produce flores”; Flōrēntrĭa “Florencia, ciudad de Toscana”; flōrĭlĕgus, “que recoge el jugo de las flores” como las abejas, de donde deriva el término «florilegio», una colección de los mejores fragmentos literarios, de floris más el verbo legere, «seleccionar», «recoger».

Nexos indoeuropeos de flos, floris

Flos, floris y todos los vocablos derivados se relacionan con la raíz indoeuropea *bhel³- (flor, florear, florecer). También asociada con los términos latinos: foliaceus (lo hecho con hojas), foliatura (distribución de las hojas de los árboles), folium (hoja de los árboles), cuyo plural neutro folia nos dió “hoja” y además el nombre colectivo “follaje”, mediante una evolución distinta. De folium también derivan «folio», “foliar”, “caducifolio” y “perennifolio”. 

En griego antiguo, φύλλον phyllon “hoja” de donde “clorofila”, “filotaxia”, y “catáfila”. El adjetivo  ἄφυλλος áphyllos (carente de hojas) es una palabra que se documenta desde la Ilíada de hace unos 2800 años.

Palabras como defoliante, exfoliante, folioso, foliáceo, flora, Flora, floral, florilegio, florígeno, floración, inflorescencia derivan del latín y también se vinculan con la misma raíz PIE.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 11 de agosto de 2024.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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