patrimoniales, varios
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belicoso, beligerante, duelo, luto

Definiciones

Belicoso es un adjetivo cuyo significado es ‘deseoso de pelear, combatir o reñir’, ‘pugnaz’, ‘agresivamente hostil’, ‘dispuesto a contender’. Mientras beligerante (del latín  belligĕrans, -antis) es otro adjetivo con igual significado, pero que hace referencia a naciones que están en guerra; así, por ejemplo, en la guerra entre Perú y Ecuador de 1941, ambas naciones eran las beligerantes 

Etimología de ‘belicoso’

Belicoso procede del latín bellicōsus, a, um, que significa ‘belicoso’, ‘que le tiene amor a la guerra’, término formado por:

  1. Bellicus que significa ‘bélico’, ‘perteneciente a la guerra, como en bellica mors o ‘la muerte que se tiene en el campo de batalla’ (Cicerón); procedente a su vez de bellum, Gaffiot p. 212 (no debe confundirse con bellus que significa ‘bonito’, ‘agradable, de donde provienen bello y belleza). Bellum significa ‘guerra, combate, enemistad, refriega, disensión, pueblos guerreros’, como en las frases bellum indicere, ‘declarar la guerra’; vel domi, vel belliusen (en escritos de Cicerón), ‘en paz o en guerra’; bellum trahere, ‘prolongar la guerra’; bellum parare, ‘prepararse para la guerra’; bellum intestinum, ‘guerra intestina, guerra interna o guerra civil’; bellum externum, ‘guerra con otra nación o pueblo’; bellum facere, ‘hacer o causar la guerra’, etc.
  2. El sufijo adjetival -oso de -ōsus, con el significado de ‘abundancia’, ‘gran cantidad’, como en las voces escabroso, moroso, tenebroso, perezoso, acuoso, goloso, boscoso, delicioso, piojoso, mentiroso, malicioso y, por supuesto, belicoso.

Palabras derivadas de bellum

  • Bellōna (la belicosa, la beligerante), primero llamada Duellona, nombre de la antigua diosa romana de la guerra, hermana del dios Marte (Mars en latín). Bellōna es nombre tal vez de origen etrusco, cuyo primer templo en Roma fue construido hacia el año 296 a. C. Sus adoradores se llamaban Bellonarii, los cuales herían sus brazos y piernas como un sacrificio de sangre, que hacían el 24 de marzo de cada año, y a ese día le llamaban dies sanguinis (día de la sangre).
  • El verbo deponente bellor, bellaris, ‘pelear, entrar en guerra o conflicto armado’
  • bellĭgĕr, –era, ‘que es amante de la guerra’, ‘un guerrero’ y el verbo derivado bellĭgĕro, āre, ‘hacer o provocar la guerra’. Curiosamente, la palabra guerra no tiene su origen en el latín, sino que es de origen germánico, como lo explico en esa entrada.
El busto de bronce de Bellona, la diosa romana de la guerra (Auguste Rodin, 1879). Modelado a partir de su amante Rose Beuret cuando estaba de mal humor, la cabeza girada en movimiento dinámico y echada hacia atrás en un gesto de cólera y orgullo con los tendones del cuello en tensión. Autor Lomita. 27 de mayo de 2012. Lomita, CC BY-SA 3.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0, via Wikimedia Commons

Algo más sobre Bellona y sus equivalentes diosas griegas

La diosa griega equivalente a la Bellona romana, era Ενυο, Ενυω (Enyo, Enyô), el espíritu femenino o la daimona belicosa, beligerante, siempre dispuesta a los conflictos, la discordia y la guerra. Enyo era el equivalente femenino y compañera del dios griego de la guerra Ares (Αρης, Arês), Mars (Marte de los romanos). Pero también, la diosa Enyo estaba estrechamente identificada con Ερις, (Eris), diosa griega de los conflictos que los romanos llamaban Discordia. Hija de Νυξ (Nyx) la diosa de la noche, y según el poeta romano Virgilio, en la Eneida 6, 280, su padre era Ἔρεβος (Érebo), el rey de las sombras y la negrura (diccionario Gaffiot p. 537).

bellum-duellum

Bellum a su vez tiene la forma arcaica o en latín antiguo, duellum, que también significó ‘guerra’, ‘combate’, y parece que la gente comenzó a relacionar posteriormente a duellum como un combate entre dos personas, probablemente por la influencia del término latino duo (dos, los dos), por ejemplo, ‘duelo a muerte entre dos’ o el ‘duelo a balazos’ que veíamos en las películas del oeste (wéstern) de los años 1940s-1950s, cuando dos tipos acordaban ciertas reglas de combate, y se disparaban entre sí con un revólver hasta que uno de los dos, o ambos caían abatidos. Se ha propuesto (de Vaan p. 70) la hipotética raíz *duenelo- (muy bueno o muy bravo y valeroso), probable diminutivo de bonus (bueno), como el antecedente de duellum, pero solo es una conjetura.

Duelo, dolor, luto

Es importante considerar que existe asimismo la palabra duelo, con el sentido de ‘tristeza y aflicción’ por la pérdida de un ser querido o alguna otra cosa muy apreciada, una mascota por ejemplo; en este caso duelo procede del latín dŏlŏr,-ōris (‘sufrimiento, dolor psíquico, congoja’) del verbo doleo, dolere, ‘sentir o tener dolor’, ‘lamentarse’, ‘afligirse’, como en la frase dolet mihi quod, ‘siento que’. Otro término latino es luctŭs que significa ‘gemidos’, ‘llanto’, ‘luto’, ‘dolor’, ‘desastre’, ‘pérdida’; del verbo lugeo, lugere, ’lamentarse, ‘lamentar que’, ‘llorar’, y que se usaba sobre todo durante la muerte de alguien.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 14 de julio de 2020.

Categoría: patrimoniales, varios

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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