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Hilario, Hilaria, hilarante, hilaridad

Hilario, Hilaria, hilarante, hilaridad, significados

  • Hilario y el femenino Hilaria son nombres de persona que se usan desde la antigüedad grecorromana.
  • Hilarante es un adjetivo que significa: “que despierta alegría o impulsa a la risa”. Alegre, cómico, divertido, gracioso. Hilarante aparece en el diccionario de Domínguez de 1853.
  • Hilaridad (sustantivo): “risa suscitada por algo oído o visto”; “alegría, alborozo, entusiasmo, bulla, carcajada”. También se ha usado con el sentido de “escarnio, burla, algazara burlesca, carcajada insultante”, etc.

Etimología de estos términos

Hilario(a) deriva del latín hĭlăris, nominativo singular masculino hĭlărus que significa “alegre, contento, de buen humor”: hilaris vita (Cicerón) “vida alegre”; hilari animo esse (Cic.) “estar de ánimo alegre.

Hĭlăris deriva del antiguo griego ἱλᾰρος = hilaros, “alegre, jubiloso, feliz”, de ἴλαος = hilaos: a) hablando de dioses, “benévolo, misericordioso, clemente”; b) de hombres, “generosos, amables”. El adjetivo ἱλαροτής = hilarotés quiere decir “que ayuda o favorece”.

En latín hĭlărōdŏs, del griego ιλᾰρωδός = hilarodós, significa “que canta”, “canto felíz”. El adjetivo hĭlărŭlus quiere decir “muy alegre o festivo”

Por lo tanto, Hilario, Hilaria se interpreta como “el que siempre está alegre, jubiloso, feliz”. Casi seguro comenzó como un apodo referido a alguien alegre, jacarandoso, bullicioso.

Hilarante, hilaridad

Hilarante deriva del latín hilărans, hilarantis, que es el participio de presente activo del verbo hĭlăro, hilarāre (alegrar, hacer reír) recién citado.

Hilaridad proviene de hĭlarĭtas, hilaritātis y su genitivo singular hilaritātis (buen humor, alegría); de hĭlăris más el sufijo -tās, que agregado a adjetivos indica estado o condición. 

Vínculos indoeuropeos 

Hĭlăris, hĭlărus, ἱλᾰρος,  ἱλαροτής, etc., se asocian a la raíz indoeuropea *sel-, *sәle, *slā- (propicio, bueno, animado, tranquilizador) que el lingüista Pokorny tiene en la página 900.  

Algunos nombres de la antigüedad

Hĭlărĭa, ōrum eran las fiestas de la diosa Cibeles (del griego Κυβέλη: Kybélê) de Anatolia, que los romanos celebraban en los equinoccios de marzo.

San Hĭlărĭōn, Hilarión (c. 291-371) fue compañero de San Antonio Abad, iniciador de la vida monástica en Palestina. Su muerte: “Ya se iba enfriando el calor de su pecho y no quedaba nada en él excepto la lucidez del alma. Con los ojos abiertos decía:»Sal,¿qué temes? Sal (de salir) alma mía, ¿por qué dudas? Durante casi setenta años has servido a Cristo y ¨temes la muerte?». Con estas palabras exhaló el último suspiro. De inmediato lo cubrieron con tierra y así, en la ciudad, fue anunciada antes su sepultura que su muerte (Vida de Hilarión).

Hĭlărĭus, San Hilario (c. 300-368 d. C.) obispo de Poitiers, Francia, una ciudad fundada por los celtas.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 31 de julio de 2024.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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