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estupor, estupefaciente

Estupor y estupefaciente, definiciones

“Estupor» es un estado de entumecimiento, embotamiento, insensibilidad. También con un sentido de pasmo, asombro, admiración extrema. Sinónimo ‘torpor’. 

“Estupefaciente” (sinónimo de narcótico) es toda sustancia que produce un estado de estupor o aturdimiento, que hace entrar en un estado de letargo, confusión, obnubilación, etc. Un estupor o  nivel de conciencia muy bajo, puede ser provocado por un estupefaciente.

Los vocablos “estupor” y “estupefaciente” provienen del latín. “Narcótico” tiene raíces griegas y es sinónimo de “estupefaciente”.

Registros de ‘estupor’ y ‘estupefaciente’ entre los siglos XIV-XI

La palabra ‘estupor’ se documenta en francés en 1377 como stupeur (adormecimiento general), y en el siglo XVI (inmovilización debida a un profundo asombro). El diccionario inglés español de John Stevens de 1706 incluye también esta misma voz.

Estupefaciente en francés stupéfiant se documenta en 1588, y en español aparece en el diccionario de Domínguez (1853).

ORIGEN DE LAS PALABRAS ‘ESTUPOR’ Y ‘ESTUPEFACIENTE’

Recomiendo al lector que lea mi artículo “estúpido”.

“Estupefaciente” proviene del latín stupefacient-, tema o raíz de stupefaciens, participio presente del latín stŭpĕfăcĭo, stupefacĕre (aturdir, paralizar), derivado del verbo verbo stŭpēo, stŭpēre que significa ‘estar o encontrarse aletargado’, ‘embotado’, ‘quedarse inmóvil’, ‘estar asombrado o paralizado’. Más el verbo făcĭo, facĕre, (como en las palabras ‘factura, fáctico y factor) que significa ‘hacer’, ‘cumplir’, ‘ejercer’, “realizar una cosa desde el punto de vista material, intelectual o moral”. Por lo tanto, estupefaciente es aquello que hace (facĕre) que una persona se paralice o aletargue (stŭpēre). (véase la entrada «ciencia, científico«)

Terminación -iente

Finalmente, en “estupefaciente” se encuentra la terminación -iente (del latín -entem) que indica “que causa, produce ejecuta o hace”, de verbos terminados en -ere, como en los términos ardiente (de ardere ‘arder’), ferviente (fervere ‘hervir’), recipiente (recipiere ‘recibir’), resplandeciente (resplendere ‘resplandecer’).

“Estupor” proviene del latín clásico stŭpor, genitivo stupōris y su acusativo stupōrem: estupor, entumecimiento, embotamiento, insensibilidad; a su vez del verbo stŭpēre recién citado. .También con el sentido de pasmo y asombro. Torpor (del latín torpor, torporis: adormecimiento, torpor, parálisi, sobrecogimiento) es sinónimo de estupor. Plinio el Viejo escribió sensus stupor o adormecimiento de los sentidos.

´Vínculos indoeuropeos de stupefacĕre y stŭpēre 

Las palabras stupefacĕre y stŭpēre están vinculados a la raíz IE *(s)teu-1- (empujar, golpear), también relacionada con otros vocablos latinos como: stŭpĭdus del verbo stŭpēre, así como studium (estudio, cuidado); studiosus (estudioso, instruido, diligente); studere (estudiar, dedicarse, procurar con empeño). Raíz también asociada a términos griegos y de otras lenguas antiguas (véase este enlace).

Los términos estúpido, estupidez, estudiante, estupefacto, estupefacción, estupendo y otros tienen la misma raíz que ‘estupefaciente’.

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 3 de junio de 2024.

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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