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flúor, el elemento químico más reactivo

Definición

El flúor es un elemento químico (símbolo F) gaseoso de color amarillo pálido, altamente corrosivo, venenoso; el más electronegativo y más reactivo (por su extrema habilidad de atraer electrones) de todos los elementos. Pertenece al grupo 17 (VIIA) o de los halógenos (el más ligero) de la tabla periódica. Existe en condiciones normales como gas diatómico  (F2). No se encuentra en la naturaleza en estado libre, por su alta reactividad.

File:Liquid fluorine tighter crop.jpg
Flúor líquido a temperaturas extremadamente bajas. Su punto de ebullición es de −188 °C. Autor Liquid_fluorine.jpg: Prof B. G. Mueller. Imagen tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Liquid_fluorine_tighter_crop.jpg

Etimología e historia del término ‘fluor’

Flúor es una palabra que proviene del latín moderno fluor que significa “flujo”, “derrame”, “corriente”, de flŭŏr, -ōris (‘derrame’, ‘líquido que fluye’; “flujo del mar”; “flujo del vientre”, “diarrea”, “corriente de aire”), a su vez del verbo fluo, fluere (correr, fluir); asociado a la raíz indoeuropea *bhleu- (hinchar, rebosar, en Pokorny pp. 158-159), relacionada con términos como superfluo, floema, fluctuar, fluir, flojo, reflujo, influencia, influenza, influjo, en latín flustra (calma del mar) y otros. Véase el diccionario Gaffiot latín-francés p. 676.

Como dato, a la leucorrea también la han llamado fluor albus, porque es “un flujo vaginal blancuzco», ya que albus en latín significa ‘blanco’, como en las palabras ‘albura’, ‘alba’, ‘álbum’ y ‘albúmina’.

Reseña histórica

Todo comenzó en el siglo XVI, cuando el alemán Georg Bauer*, (su nombre latinizado, como en aquellos tiempos se acostumbraba, fue Georgius Agricola, 1494-1555), describió en 1529 la fluorita y después escribió la obra De re metallica, “Sobre la Naturaleza de los Metales”, publicada póstumamente en 1556. Un tratado sobre las minas y las fundiciones de los Montes Metálicos (Erzgebirge en alemán), en la frontera con la República Checa. Ya que visitaba las minas, en parte, con la esperanza de obtener algunos remedios, pues era médico también (aunque se dice que no muy distinguido), aunque al parecer, resultó decepcionado, porque no tuvo éxito en esa búsqueda.

*Bauer significa en alemán ‘campesino’, ‘peón’, ‘trabajador del campo’. 

lapides igni liquescentes; fluor, fluores

Agricola usa el término genérico latinizado fluor, fluores (del verbo latino fluere, ‘fluir’, hoy conocido como fluorita), para una clase de minerales cristalinos parecidos a las gemas, pero menos duros y fácilmente fundibles, que ayudaban a ciertas menas a fundirse a temperaturas relativamente bajas (fundentes). También los llamaban lapides igni liquescentes, o sea, “piedras que se vuelven líquidas en el fuego” o “flujos” y que funcionan como un disolvente para los minerales, que, de otra manera, requerirían más calor para fundirse; de donde después toma el nombre el elemento flúor, pues luego se supo que estos materiales, principalmente la fluorita (CaF₂, fluoruro de calcio o Fluor-Spar = espato flúor) lo contenían. Ya desde el siglo XV o tal vez antes los mineros alemanes llamaban a la fluorita Flußspat o Flussspat, algo así como “espato que fluye, que favorece la fundición de las menas”. Del alemán Spat, el espato, un mineral de estructura laminar que era nativo de Derbyshire, Inglaterra.

En 1771 el nombre fue aplicado a minerales que fueron estudiados por el químico sueco Carl Wilhelm Scheele (1742-1786). Al ácido de la fluorita (ácido hidrofluórico, pero no puro) lo llamó Flußspatsäure (ya que Säure significa ácido en alemán), aunque debe advertirse que en aquella época nada se sabía del flúor como elemento.

Ferdinand-Frédéric-Henri Moissan

Después de casi 74 años de incesantes esfuerzos con el propósito de aislar el elemento, que muchas veces terminaban en tragedia, con pérdida de vidas, quemaduras, intoxicaciones, finalmente, el 26 de junio de 1886, el químico francés Ferdinand-Frédéric-Henri Moissan (1852-1907) hizo pasar una corriente eléctrica a través de una solución de fluoruro de potasio en ácido hidrofluórico; luego la enfrió a  –50 °C para reducir su actividad, aislando un gas color amarillo pálido … ¡Era el flúor tan anhelado! En 1906 recibió el Premio Nobel de Química. Dos meses después, el 20 de febrero del año siguiente, murió a los 54 años de edad, probablemente de apendicitis. Aquí pueden leer su biografía.

Durante esos años participaron en la pesquisa investigadores como el físico francés André-Marie Ampère, el británico Sir Humphry Davy, Joseph-Louis Gay-Lussac, Antoine-Laurent de Lavoisier y Louis Jacques Thénard. 

Acuñación del término

En cuanto a su nombre, Ampère primero propuso llamarlo Phtor, del antiguo griego φθορά (phthorá, como en el género de hongos fitopatógenos Phytophthora, literalmente «el destructor de plantas» ) que significa ‘destrucción’, ‘ruina’, ‘muerte de personas por algún castigo divino o alguna peste’. Ya que este elemento posee propiedades muy peligrosas que ponen en peligro la vida. Pero a Davy no le gustó la idea y en 1813 introdujo el término fluor (flúor en español, fluorine en inglés, del origen latino ya explicado). Como prueba de la denominación Phtor, podemos ver que en ruso, ucraniano y bieloruso lo conocen con el nombre de Фтор (phtor) y en griego Φθοριο (phthorio). 

Jesús Gerardo Treviño Rodríguez. 5 de octubre de 2021.

Categoría: ciencia, neologismos

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Soy Jesús Gerardo Treviño Rodríguez, un profesor mexicano jubilado y además, ingeniero agrónomo con posgrado en parasitología agrícola. Durante más de un lustro colaboré en una página de etimologías, bien conocida por las personas que se interesan en esta fascinante área del conocimiento. Sin embargo, ahora deseo abordar temas etimológicos, pero además añadir, especialmente, contenidos históricos que fortalezcan el entendimiento de las palabras. No se sorprendan si encuentran contenidos tan dispares. Me encanta saber, aunque sea algo de todo, o bueno, casi de todo. A los que les gusta la concisión muy probablemente no tengan la paciencia de leer mis explicaciones, porque me agradan los detalles, y con mucha frecuencia anoto cosas algo alejadas del tema. Pero como aquí decimos "una cosa lleva a otra". Y no importa que eso suceda a menudo. Me encanta pasearme por el mundo de los datos. Echar a andar la imaginación. Precisamente por eso, el lema de Etimologías y ¡mucho más! Vaya para todos los que venturosamente se topen con mis notas, una modesta invitación para que lean mis artículos, y expresen su opinión. Dedico este trabajo a la memoria de mi madre, Victoria Rodríguez Quintanilla (mayo de 1904 - abril de 1992), que fue profesora por más de 40 años. A mis hijos, nietos y demás personas con las que tengo vínculos profundos. A todos mis queridos exalumnos, que tuvieron la paciencia de escuchar mis enseñanzas.

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